En vida…

Gladys Navarro de Gerbaud |

16 noviembre, 2018

Hace un año se mudó de hogar y todavía hoy, cada vez que entro a la sucursal de Paitilla, me lo imagino sentado detrás de su escritorio trabajando y presto a recibir a quien decidiese hacerle una visita. Desde allí, año tras año, tomó pequeñas y grandes decisiones, forjó un destino próspero para esta organización y logró dejar un legado de obras palpables, algunas harto conocidas y muchísimas otras con rostros anónimos.

No sé si alguna vez se imaginó cuántas personas derramarían una o muchas lágrimas por él, a cuántos les afectaría su partida, ni si reflexionó acerca de cómo transcurriría la vida cuando él no estuviera. Por su característica humildad, seguramente Federico Humbert no visualizó lo que significaría su ausencia, pero lo cierto es que el camino que recorrió dejó profundas huellas que nos inspiran a seguir teniéndolo presente en nuestras vidas. Y eso, en mi opinión, es a lo que todos deberíamos aspirar.

Y es que, si lo analizamos objetivamente, de eso debe tratar nuestra existencia: de hacer el bien, lo correcto y lo indicado. Se trata de que cada día evaluemos nuestras acciones tomando en cuenta cómo afectan a los demás; de tener un termómetro que internamente nos mida y baje nuestras revoluciones cuando no estamos dedicando suficiente tiempo y recursos a lo verdaderamente importante; se trata de vivir haciendo lo justo y de tratar a toda persona con dignidad, aquí y ahora. Si no hacemos bien nuestra tarea, ¿qué ejemplo y enseñanzas dejaremos a propios y extraños el día que nos toque partir? ¿Nos recordarán con cariño y admiración o con rencor, envidia e –incluso– indiferencia?

Dicen que cosechamos lo que sembramos. Valdría la pena entonces, preguntarnos, qué estamos sembrando como padres, como esposos, como ciudadanos, como país.

Aunque nunca le pregunté a Federico Humbert si él se hacía estas preguntas, sé que no toleraba los grises, que daba sin esperar nada a cambio –mucho menos notoriedad–, y que su liderazgo, ese que exitosa y sabiamente ha permanecido en la alta dirigencia de esta organización, dictaba que el fin no justifica los medios. Así lo recordamos, así nos sigue inspirando, así se comportó… en vida.

 

 

Foto: cortesía de La Prensa

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