El camino por delante…

Gladys Navarro de Gerbaud |

18 septiembre, 2020

Tener resiliencia, esa capacidad de adaptarnos y recuperarnos frente a la adversidad, es lo que el momento actual requiere de cada uno de nosotros.

Desde pequeña, cuando escuchaba la extrema perseverancia con la que mi abuelo había logrado abrirse paso por la vida, sorteando todo tipo de dificultades para convertirse en un respetado científico y médico, no podía más que admirar eso que, para mí, era motivo de orgullo. Era parte de mi historia y, sin embargo, de alguna manera lo veía lejano. Y es que, a pesar de que todos esos sacrificios, interminables estudios académicos y constante abnegación ciertamente definieron mi presente, lo cierto es que esas huellas las había dejado marcadas “alguien más”, una persona sabia y visionaria que desprendidamente había preparado el camino para mí.

Así como mi abuelo, muchos otros personajes anónimos —en nuestro entorno inmediato o lejos de él— han atravesado a lo largo de la historia momentos de decisiva envergadura y, ante problemas y circunstancias que hubiesen parecido imposibles de superar, se levantaron y lograron rescatar eso que nos enaltece, que nos orgullece y que nos define como hombres y mujeres de bien; eso que nos eleva ante las circunstancias y nos permite mirar más allá de lo obvio, respirar aires de esperanza y trabajar juntos para lograr lo que nos proponemos.

Hoy, nosotros somos los protagonistas de la historia que se está escribiendo, una que jamás imaginamos ni deseamos vivir, pero que desde hace unos meses ha trastocado nuestra normalidad y que nos corresponde afrontar responsablemente; una en la que debemos sacar a relucir lo mejor de nosotros mismos, por más que nos cueste; en la que —más que nunca— lo que hagamos o dejemos de hacer definirá la realidad de quienes nos rodean, por lo que nuestra actitud y nuestras actuaciones deben ir encauzadas a producir efectos positivos en los demás, por pequeños que sean.

No es fácil y, en muchísimos casos, siquiera factible lidiar con la incertidumbre sin sentirnos abrumados y requerir del apoyo de otros. Sin embargo, es precisamente en este momento en el que nos toca ser más fuertes, solidarios, responsables y conscientes de las necesidades de nuestro prójimo; es, en este momento y en una situación así, en los que lejos de perder el rumbo se nos exige contribuir a sentar las bases de lo que una humanidad y un Panamá cuerdo y coherente requieren.

Seamos ejemplo y, honrando a quienes contribuyeron a mejorar nuestro recorrido, demostremos de qué estamos hechos, tengamos la perspectiva adecuada para vislumbrar que vendrán mejores días y encaminemos nuestras energías y nuestras fuerzas, nuestras mentes y nuestras capacidades a sumar, y no restar, en este instante histórico que nos está tocando vivir.

Porque hay un camino por delante, un camino que debemos preparar para quienes vienen detrás, de modo que algún día ellos, como yo, puedan recordar con orgullo que cuanto más difícil y empinado se presentaba, con más empuje, desprendimiento y abnegación “alguien más” lo decidió recorrer —con sabiduría y visión— para que el futuro fuese mejor.

 

Foto: Getty Images

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