Dr. Google: Lo bueno, lo malo y lo feo

Dra. Ana Melissa Anzola |

26 diciembre, 2012

Vivimos en un mundo de información. Nunca antes habían existido maneras más sencillas de ampliar nuestros horizontes como las que hallamos hoy en día. Ya sea desde un computador, un tablet o hasta el celular, el conocimiento está al alcance de nuestras manos de forma gratuita.

Como estudiante de último año de la carrera de Medicina, he tenido la oportunidad de experimentar la abundancia de información en el campo de la salud y cómo ha revolucionado la relación entre un paciente y su médico.

Sin embargo, esta cornucopia de información es un arma de doble filo: cualquiera puede accederla, pero también crearla y modificarla. Por eso, debemos tener cuidado, sobre todo si es nuestra salud la que está en juego, y tener en cuenta lo bueno, lo malo y lo feo sobre la salud en internet.

LO BUENO: EL CONOCIMIENTO A TU ALCANCE

Si hay algo de lo que deben preocuparse todos los médicos es que sus pacientes entiendan su enfermedad. No tenga miedo de buscar información y hacer preguntas, ya que usted tiene gran control sobre el éxito de su tratamiento y mientras más sepa de lo que padece, mejor. Por eso es importante que conozca buenos sitios en internet, que estén escritos en lenguaje comprensible y sean constantemente actualizados. Algunos gratuitos que son utilizados ampliamente, tanto por pacientes como médicos, son MedlinePlus (www.nlm.nih.gov/ medlineplus/spanish/), sitio mantenido por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (NLM), y WebMD (www.webmd. com/default.htm), sitio creado por un gran número de médicos a nivel internacional. Existen muchos otros sitios que ofrecen información buena y actualizada. La Health On The Net Foundation (www.hon.ch/) describe los requisitos que debe cumplir un sitio de salud confiable y da consejos sobre cómo mantenerse seguro a la hora de buscar información sobre salud en internet.

LO MALO: NO TODO FUNCIONA PARA TODOS

La medicina es un arte abstracto y tiene que adaptarse a cada persona de manera individual. Lo que funciona para un paciente, puede no funcionar o hasta empeorar a otro con la misma enfermedad. Por ejemplo, para el tratamiento de la hipertensión existe un amplio grupo de medicamentos útiles, pero algunos de ellos como los diuréticos pueden empeorar otras enfermedades que tenga el paciente, como gota o diabetes. Siempre se debe confiar en el médico, por encima de cualquier información de internet, y discutir las dudas con él. Cada paciente es único y diferente, por lo que desde su edad hasta sus hábitos alimenticios son importantes a la hora de elegir un tratamiento.

LO FEO: NO CREAS TODO LO QUE ENCUENTRAS

Cualquiera puede escribir sobre medicina en internet, y a veces la información puede ser contraproducente y hasta peligrosa. No existe un filtro para eliminar los artículos errados o los mitos urbanos; por lo tanto, debemos asegurarnos de que el lugar de donde obtengamos la información sea fidedigno y esté actualizado. Además, la medicina está en constante evolución. Lo que puede ser cierto para tratar un paciente hoy, puede ser diferente un par de meses después. Por ejemplo, muchas personas creen que es necesario tomar un mínimo de ocho vasos de agua al día para mantenerse saludable, y esto fue consecuencia de un artículo publicado por el National Research Council de los Estados Unidos, en 1945. Sin embargo, desde entonces muchos médicos y científicos han probado que esto no es cierto y que el ser humano adquiere de la comida mucho del líquido que necesita. Puede leer sobre otros interesantes mitos médicos que han sido refutados a través de los años en un artículo del Times Magazine (www.well.blogs. nytimes.com/2007/12/26/medical-myths-even-doctors-believe/).

EN RESUMEN: UNA HERRAMIENTA MUY ÚTIL, PERO DEBEMOS SABER USARLA

El internet ha creado una fuente ilimitada, y no siempre acertada, de información sobre salud y es fácil perderse entre todo lo que encontramos, por lo que debemos mantener una mentalidad objetiva y algo de malicia al leer sobre medicina en internet.

Las dudas que tengamos en relación a nuestra enfermedad o tratamiento las debemos discutir con nuestros médicos tratantes, recordando que cada uno de nosotros tiene un perfil de salud único y puede que los tratamientos que leamos en internet no sean los más acertados para nosotros.

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