Ejercicio, adrenalina y diversión

Esther M. Arjona |

6 julio, 2015

Ejercitarse, sin duda, está de moda y los deportes al aire libre están cautivando a personas de todas las edades en nuestro país.

La forma de hacer ejercicios y entretenerse ha cambiado. Hoy nuevos espacios acogen a deportistas que han optado por disciplinas que se alejan de lo tradicional. A las canchas de fútbol, béisbol o tenis se suman espacios públicos como parques, piscinas, calles e incluso playas y ríos que se prestan para desarrollar actividades en tendencia. Entre los deportes más movidos en Panamá están el stand up paddleboarding, el triatlón y el flag football.

Stand up paddleboarding (SUP)

Las playas de Hawái dieron vida al surf y, cuando algunos surfistas decidieron alejarse de la orilla utilizando un remo, nacieron variaciones: el stand up paddle surfing, el standup paddle surfboarding y, más recientemente, el stand up paddleboarding (SUP) –o remo de pie–, deporte que tuvo reglamentación propia después del 2000.

En poco menos de diez años, el SUP se convirtió en uno de los deportes de mayor crecimiento en todo el mundo. De hecho, en 2013 un reporte de The Outdoor Foundation, en Estados Unidos, lo calificó como la actividad al aire libre más popular con participantes primerizos. En Panamá, se ha hecho sentir reclutando a muchísimos participantes apasionados.

Arturo Del Busto tiene más de 30 años de practicar deportes acuáticos y desde hace cuatro practica el SUP.

Arturo del Busto practica deportes acuáticos desde hace más de 30 años y, aunque había visto algunas fotos y videos sobre la actividad, hace solo cuatro años decidió intentarlo. “Me pareció divertido desde el inicio; investigué un poco, compré una tabla por internet y me fui interesando cada vez más en el SUP”.

Velvet Berenstein participa en un grupo llamado “La banda del puente”, que los martes y jueves a las seis de la mañana se reúne en el área de La Boca, bajo el puente de Las Américas, para remar por una hora. Según confiesa: “Pensaba que tal vez lo haría una sola vez, decir que lo hice, pero la verdad me enganché”. A sus 50 años, Velvet asegura que antes no había tenido una motivación tan grande que la hiciera levantarse a las cinco de la mañana, y menos para estar en el agua a las seis. “Es tu reto personal, primero pararte en la tabla; luego, lograr la distancia en menos tiempo y así ver cómo mejora tu condición”.

Ella contagió su entusiasmo a Michelle Maduro, quien con 47 años empezó a practicar el SUP desde hace un año. “La ventaja es que el deporte se adapta a ti, en principio, no tienes que tener grandes condiciones, cualquiera puede practicarlo. Yo solo lo hago los fines de semana y la verdad es que me encanta”, dice Maduro.

La agrupación en la que los tres participan organiza paseos los fines de semana y estos no se limitan a la playa, sino a lagos y ríos. Estos eventos buscan la participación familiar, pero también hay quienes lo hacen como entrenamiento para competencias internacionales.

“El único requisito indispensable es saber nadar”, dice Del Busto, de 45 años. “En mi experiencia, cualquier persona con una condición física promedio puede intentarlo y tener resultados positivos siempre y cuando tenga la tabla adecuada para su tamaño y peso. En nuestro grupo hay hombres y mujeres de hasta los 60 años de edad, y niños y niñas desde los 10 años”, afirma.

Y es que en Panamá ya existen unos 300 remadores. El pasado mes de mayo, unos 225 participaron en el evento “Paddle for a cause”, en el cual había que remar hasta la isla de Taboga. En dicha jornada, Maduro participó con su hija Ana Cecilia, de escasos 20 años, quien se ha convertido en su compañera de remos. “Una recomendación es nunca salir a remar solo, y eso nos permite también compartir tiempo… aunque cada una va a su ritmo”.

Remar es más sencillo de lo que parece. Incluso quienes dependen de una silla de ruedas lo pueden hacer, como José “Pepe” Townshend, a quien apreciamos en La Laguna de San Carlos.

Lo interesante del SUP es que es un deporte que se adapta a diversas necesidades y gustos. De hecho, personas en silla de ruedas también lo practican puesto que se trata de una actividad física en la que se ocupa todo el cuerpo, pero no es necesario trabajar en igual intensidad. Los interesados en competir participan en entrenamientos más formales realizando carreras en Punta Chame, sumándose a competencias que se han incluido en el calendario de surf nacional e, incluso, preparándose para competir fuera de Panamá, como es el caso de un equipo conformado por Cristy Kelso, Chris Huerbsch y Juan David García, que clasificó para representar a Panamá en el Molokai 2 Oahu Paddleboard World Championship, en Hawái, durante el mes de julio.

“El hecho de poder pararte en una tabla en el agua, disfrutar del paisaje y que sea más sencillo de lo que esperabas es suficiente para querer volverlo a hacer. Si a eso sumas la oportunidad de conocer Panamá remando con un grupo de personas agradables y unido, se convierte en una experiencia sumamente enriquecedora”, concluye del Busto.

Triatlón

El triatlón, ardua competencia que cuenta con un componente de carrera, natación y bicicleta, tiene muchísimos seguidores que participan en los diversos eventos que se desarrollan en Panamá: en la categoría sprint –750 metros en nado, 20 km en bicicleta y una carrera de 5 km–; en la categoría olímpica –un sprint doble–; “off road”, con bicicleta montañera y carreras con trillos; y eventos a larga distancia, entiéndase el medio Ironman (Ironman 70.3) –1,900 metros a nado, 90 km en bicicleta y una carrera de 21 kilómetros–.

La fiebre del triatlón ha hecho que compatriotas incluso pensaran en el llamado full Ironman, evento que solo tiene tres sedes en Latinoamérica y una en Estados Unidos, con localizaciones en Europa, Asia y Oceanía. En esa pesadísima competencia se deben nadar 3,800 metros, lo que equivale a nadar desde el Biomuseo hasta la isla de Flamenco; luego, recorrer 180 km en bicicleta, distancia aproximada entre Tocumen y Penonomé; y, por último, correr un maratón de 42 km, casi desde Penonomé hasta Aguadulce.

César Kiamco se inició en el triatlón hace unos 10 años. Antes de eso no había practicado ningún deporte y ya hoy ha participado en seis competencias Ironman en diferentes países.

César Kiamco se inició en el triatlón hace unos 10 años. Antes de eso no había practicado ningún deporte y ya hoy ha participado en seis competencias Ironman en diferentes países.

César Kiamco, ingeniero de profesión, empezó como casi todos: corriendo. En una ocasión, le comentaron sobre un triatlón en el que necesitarían voluntarios para medir los tiempos. Cuando vio la mecánica se interesó y se hizo de una bicicleta. Más adelante tuvo que ponerse a tono en la natación. De eso hace ya diez años, período en el que Kiamco ha participado en seis competencias Ironman en diferentes ciudades, así como en otras competencias a nivel local.

Esto no se ha logrado por mera casualidad, sino a través de muchas jornadas de entrenamiento. Quien desee tener un buen papel en los compromisos deberá entrenar una hora diaria, dos los sábados y tres o cuatro los domingos. Cerca de las competencias se duplicarán los entrenamientos diarios, los sábados dos o tres horas y los domingos, de tres a cuatro horas más. Además, el entrenamiento debe combinarse con el gimnasio tres veces a la semana para hacer pesas y pilates o yoga. Finalmente, una alimentación estructurada es esencial. Esto requiere de excelente organización y mucho interés.

Pese a que desde 1998 y con 17 versiones ininterrumpidas existe en nuestro país el emblemático triatlón de Portobelo, que nació gracias a la experiencia e ímpetu que trajeron John y Judy Collins al retirarse en nuestro suelo –John Collins es uno de los creadores del Ironman de Hawái, evento cumbre de esta franquicia–, quizás el evento clave que consolidó la práctica del triatlón en Panamá fue el establecimiento del Ironman 70.3 (medio Ironman) cuatro años atrás.

El Ironman 70.3 es una disciplina que se lleva a cabo anualmente en aproximadamente 60 ciudades alrededor del mundo y que genera la atención de miles de triatlonistas que viajan para vivir la experiencia en lugares distintos. En el 2012, la competencia de Panamá atrajo unos 800 triatlonistas (200 de ellos locales) incluyendo a Lance Armstrong, lo que resultó en una muy buena publicidad. Y la cifra de deportistas ha seguido creciendo. Según el ingeniero Kiamco, “Panamá es una carrera muy dura por el clima, es muy húmedo y muy soleado, y esto hace de él un evento muy interesante y demandante del cual muchos participantes hablan”.

De acuerdo con Kiamco, en nuestro país existen unos cuatro o cinco clubes y cada uno de ellos establece para qué tipo de compromisos se quiere preparar. Incluso, algunos entrenan niños y jóvenes para contar con representantes en competencias futuras.

El triatlón es una de las disciplinas más completas. Incluye natación, carrera en bicicleta y una maratón. El contacto con escenarios naturales hace más atractiva esta práctica deportiva.

“Gaetano Goldoni fue el primer panameño que haciendo un Ironman clasificó para ir al campeonato mundial. De allí en adelante han aparecido muchos. El nivel competitivo ha subido y la dedicación de la gente ha aumentado, hay muy buena gente yendo a los campeonatos mundiales en Kona”, afirma Kiamco. “Este es un momento importante para el triatlón como deporte porque la gente con mejor nivel en las distancias cortas y que tiene nivel de carácter olímpico empezó desde pequeño y ahora está, como en el caso de Billy Gordón, haciendo carrera en los eventos que te llevan a la participación de Río 2016”. Aunque el Ironman Panamá no se realizó este año, ya se trabaja para la versión 2016 que será el 31 de enero y, sin duda, tendrá muchos más participantes nacionales.

Flag Football

No es necesario el equipo de protección porque no hay tacleadas. El contacto físico se limita al toque de una bandera (por ello el nombre flag) asegurada en la cintura de los jugadores. El flag football nació como una alternativa de diversión para los soldados del Ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial, que les permitiría practicar el deporte sin el riesgo de las lesiones propias de su versión original.

Al igual que el fútbol americano, el flag football fue introducido al país a través de los norteamericanos que vivían en la zona del Canal. Los primeros equipos se consolidaron en las universidades. Para las chicas, fue la oportunidad de practicar un deporte para el cual se requiere de velocidad, agilidad, fuerza y resistencia, pero en el que usualmente solo destaca la rudeza.

Alejandra Cuesta practica el flag football desde los 16 años de edad y planea seguir jugando hasta que su cuerpo se lo permita.

Alejandra Cuesta practica el flag football desde los 16 años de edad y planea seguir jugando hasta que su cuerpo se lo permita.

“Mi hermano jugaba flag y a mí siempre me había llamado la atención el juego, pero en ese momento estaba en tercer año de secundaria y la liga que había era de universitarias”, recuerda Alejandra Cuesta, estudiante de Administración de Negocios con 21 años de edad. Los primeros equipos femeninos de flag fueron los de las universidades: las Rebels, las Cardinals, las Cyclons y las Sharks.

A través de un compañero de escuela, Cuesta se enteró de que estaban abriendo el rango de edad de las jugadoras y decidió presentarse en los tryouts. Ella pertenece a la Liga Femenina de Flag Football (LIFFF) desde 2011, que se inició con cuatro equipos y hoy cuenta con veinte equipos de 30 jugadoras cada uno.

Como Cuesta, muchos otros jóvenes han aprovechado la oportunidad de empezar a jugar a una edad más temprana debido a que se han organizado categorías sub 13, sub 15, sub 17 y sub 21. “Hay escuelas que participan en todas las categorías, pero también hay equipos independientes que no representan a ninguna escuela. El Balboa Academy tiene años con el flag y está en todas las categorías; las Vikings, del Oxford; las White Tigers, del IJA; un equipo viene de Arraiján, cada vez hay más”. De acuerdo con Cuesta, la LIFFF es la liga “más organizada y comprometida”.

El flag football cuenta cada día con la participación de más escuelas secundarias. Aquí vemos a jugadoras del equipo de los Owls (Academia Interamericana de Panamá) jugando contra las de los Kiwanis Kolts.

El flag football cuenta cada día con la participación de más escuelas secundarias. Aquí vemos a jugadoras del equipo de los Owls (Academia Interamericana de Panamá) jugando contra las de los Kiwanis Kolts.

Respondiendo a la gran demanda existente por jugar flag football, recientemente finalizó en nuestro país una liga femenina sub 15 –de hasta quince años– organizada por primera vez por el Club Kiwanis. La convocatoria fue un éxito y se armaron seis equipos de 25 jugadoras cada uno: Owls, de la Academia Interamericana de Panamá; Dragons, del Balboa Academy; Spartans, de La Salle; Lady Raiders, del Colegio Brader; Vikings, del Oxford School; y las Kiwanis Kolts.

Durante las ligas los equipos practican varias veces a la semana para tener buena condición. “Siempre en las prácticas va a estar tu coach, pero uno puede seguir algo de entrenamiento en casa, eso depende de cada quien”, comenta Cuesta, quien tuvo la oportunidad de representar el país con la selección sub 21 el año pasado en Texcoco, México. Lograron un quinto lugar; mientras que la selección sub 17 logró un cuarto lugar. En el 2012, Panamá participó en el mundial celebrado en Suiza y el año pasado en Italia. La selección femenina alcanzó la posición 11.

Al carecer el flag football de una asociación regente, el deporte se practica en diversas modalidades y estas pueden variar por país. En los equipos puede variar la cantidad de jugadores, desde nueve hasta cuatro; puede haber equipos mixtos; puede haber contacto físico o no, el tamaño del campo varía, y puede o no tener líneas. “Cuando un equipo sale del país tiene que adaptarse a otro tipo de juego en el que se requiere de más agilidad y más destreza”, dice Cuesta, quien planea seguir dedicándose al flag “hasta cuando el cuerpo me lo permita”.

Panamá se ha montado en la ola de estos y otros deportes que apasionan y divierten, constituyéndose en un referente para jóvenes y adultos que disfrutan ejercitarse al aire libre con adrenalina y mucha emoción.

Fotos:

© Tete Olivella

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© Martín Rodríguez

© Cristian Howell

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