«Quiero mostrarle al mundo lo maravilloso que es Panamá»

Gladys Navarro de Gerbaud |

17 junio, 2003

Cuando llegó a nuestro país, hace dos años, sintió que finalmente había llegado a trabajar a «La Meca» de la biología tropical, al sitio más famoso de investigaciones tropicales en el mundo, del cual había leído mucho durante sus años como estudiante universitario. Y es que, para este biólogo entrenado en la Universidad de Harvard y especialista en los campos de la conservación biológica y las políticas ambientales, venir al Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), en calidad de científico y subdirector, era un sueño hecho realidad.

No imaginaba entonces, este talentoso joven de 37 años, que su labor como líder en el conocimiento, conservación y divulgación científica apenas empezaba. Tampoco sabía que su excelente labor en Panamá jugaría un papel trascendental en su futuro, llevándolo a ser no sólo el primer latinoamericano, sino además la persona más joven escogida para dirigir uno de los museos más importantes, grandes y visitados del mundo.

Les presentamos a Cristián Samper, actual director del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian, con sede en Washington, D.C., quien desde el momento en que fue escogido para el nuevo puesto por una Comisión de Ciencias del Instituto Smithsonian, se autodenominó «embajador de Panamá ante el mundo», para beneplácito y fortuna de todos los panameños.

Una estadía muy significativa… para él y para nosotros
Cristián Samper pensaba quedarse al menos unos diez años en nuestro país. Su trabajo en el STRI y nuestra nación lo cautivaron desde el primer momento y, aunque su estadía resultó ser más corta de lo esperada, fue intensa e inmejorable.

Podríamos hablar de su fascinación por nuestra geografía y sus incesantes visitas a la Isla de Coiba, al Archipiélago de San Blas y al Bosque de Fortuna, en Chiriquí. Podríamos destacar sus excelentes relaciones y las perdurables amistades que nacieron de sus días en Panamá. También podríamos decir que, profesionalmente, Samper siente que ganó mucho en el STRI, aprendiendo y trabajando con colegas a los cuales considera «de los mejores científicos del mundo». Pero hay algo más, una anécdota que nos revela lo que este colombiano siente por nuestro país y por lo cual jamás lo olvidará: aquí decidió traer a su novia, Adriana Casas, una abogada ambientalista con un postgrado de la Universidad de Yale, para proponerle matrimonio. «La llevé a la entrada del Canal, a Punta Culebra en la Calzada de Amador, y allí, sentados en una banca y con una botella de vino, le pedí que se casara conmigo. ¡Era el mejor escenario posible! Nuestra relación de pareja se formó aquí, en Panamá, y eso jamás lo olvidaremos», nos cuenta emocionado.

¿Y por qué esto es tan importante para Panamá?
Porque en Cristián Samper no tendremos a «cualquier embajador», sino uno que descubrió las maravillas de nuestra diversidad de especies de primera mano, que se sintió plenamente identificado con nuestra cultura y con nuestra gente, y que fue testigo del compromiso existente, tanto por parte del Gobierno como de la empresa privada, por fomentar las actividades del STRI, a largo plazo, en nuestro país. En cada nueva iniciativa que involucre a Cristián Samper dentro de los planes de esta megaempresa, que es el Instituto Smithsonian a nivel mundial, en cada conversación que tenga con miembros de las más altas esferas en Washington, en cada actividad o negociación importante que tenga que realizar, allí estará, casi sin quererlo, el cálido recuerdo de un país que le abrió sus puertas para enseñarle lo mejor de sí.

La importancia del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian
Quienes hayan tenido la oportunidad de visitar el complejo de museos más grande del mundo, los museos del Instituto Smithsonian, en Washington, D.C., localizados en un área conocida como «The Mall», sabrán lo impresionante y gratificante que resulta poder entrar a cada uno de ellos. Es increíble cómo, a través de enormes y preciosas exhibiciones, estos museos nos llevan a descubrir la historia de la humanidad, del aire y el espacio, del arte africano, del diseño, del pueblo americano… en fin, es maravilloso poder obtener un cúmulo de valiosos conocimientos mediante interesantes y bien planeados recorridos.

De todos estos museos, el más grande, antiguo y completo es el Museo Nacional de Historia Natural, el cual posee más de 125 millones de ejemplares de colección, de un total de 140 millones pertenecientes al Instituto Smithsonian.   Antes del trágico «11 de septiembre», este Museo tenía nueve millones de visitantes al año, cifra que ha descendido algo, pero que todavía le da el mérito de pertenecer al «club de los museos más visitados» del mundo.

Aparte de su popularidad y vistosas exhibiciones, el Museo Nacional de Historia Natural es muy importante desde el punto de vista científico, logrando ayudarnos a comprender y resolver importantes dudas acerca de nuestra propia existencia. Allí se estudian tres áreas primordiales de la humanidad:

  • La geología, que busca definir cuál es el origen del planeta tierra;
  • La biología, que se propone descubrir y entender las formas de vida existentes; y
  • La antropología, que busca resolver cuál es la diversidad cultural del planeta.

¿Qué se propone Cristián Samper en su nuevo puesto?
Tomar las riendas del Museo Nacional de Historia Natural no va a ser tarea fácil. Pese a su gran reconocimiento a todos los niveles, el Museo necesita una reestructuración para mantenerse a la vanguardia dentro del campo científico internacional. Samper se ha propuesto cuatro tareas fundamentales que piensa llevar a cabalidad en los próximos diez años:

  1. Fortalecer la inversión científica, logrando crecer y renovar el cuerpo o personal científico.
  2. Renovar todas las exhibiciones, una tarea que requerirá una inversión superior a los 300 millones de dólares.
  3. Establecer un sistema de bioinformática, para sistematizar la información de los 125 millones de especímenes en inventario.
  4. Mostrar a la sociedad la importancia de los trabajos realizados por los museos de historia natural alrededor del mundo.

Es un compromiso serio, y Samper considera que el momento es apto para cumplir estos importantes retos.

Antes de finalizar, quisimos cuestionar a Cristián Samper sobre lo que se llevó de nuestro país, aparte de un gracioso perro labrador llamado «Camú». Le preguntamos: «Si tuvieses que presentar algo sobre el STRI y sobre nuestro país a los ojos del mundo, ¿qué sería y por qué?», a lo que, sin titubear, respondió: «Presentaría la historia geológica de Panamá y el concepto del país como puente y barrera. Me impresiona cómo este pequeño istmo, con 3.5 millones de años de formación, cambió por completo la vida en la tierra. Es excelente que éste, precisamente, haya sido escogido como el tema principal del nuevo Museo que hará Frank Gehry en Panamá, en el cual se logrará divulgar todo el conocimiento generado por casi un siglo por el STRI en Panamá. El apoyo del STRI a este proyecto me parece una manera muy interesante de retribuir a Panamá el cariño y hospitalidad que le ha brindado el país por tantos años, un cariño que yo, en lo personal, jamás olvidaré».

Datos curiosos…

  • Sólo el 3% de la colección del Museo Nacional de Historia Natural es exhibida en la actualidad. El resto se encuentra siempre en proceso de renovación y cuidados especiales,  en varios otros edificios enormes que el Instituto Smithsonian tiene.
  • Entre los museos de historia natural más importantes del mundo se encuentran, en primer lugar, el Museo Nacional de Historia Natural, seguido por el Museo de Historia Natural de Londres y el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York.
  • Con el propósito de apoyar, difundir, facilitar y promover las actividades del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) en Panamá y para los panameños, en fue creada la Fundación Smithsonian.
  • EL Instituto Smithsonian ofrece una serie de interesantes programas que todos los panameños podemos visitar y aprovechar: la Isla de Barro Colorado, en el Lago Gatún; el Laboratorio Marino de Punta Galeta, en Colón; y el Centro de Exhibiciones Marinas, en Punta Culebra. Este último ofrece, entre otros: la exhibición «Panamá: abundancia de peces», acuarios con corales del Atlántico y el Pacífico, piscinas con animales de los arrecifes panameños que los visitantes pueden incluso tocar, y un estanque para tortugas, dentro de la exhibición que pronto será inaugurada: «Tortugas marinas: navegantes misteriosas».

Créditos fotográficos:
Cristián Samper en su despacho: Chip Clark.
Fachada del Museo: Instituto Smithsonian.
Cristián y Adriana en banca: Marcos Guerra, STRI.
Sapo y murciélago: Elisabeth Kalko y Dietmar Nill.

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