¿Cómo criar a sus hijos para evitar que caigan en vicios?

Carlos A. Leiro P. |

25 diciembre, 2011

“Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien”. 1 Corintios 6:12

Hace un par de años, con una sonrisa en el rostro, un hombre me decía que su hijo de 16 años fumaba marihuana de vez en cuando, y que “…bueno, ya era hora que el chiquillo se fuera avivando…”.

Lo curioso es que este hombre me hablaba casi como si estuviera narrando un logro que su hijo había obtenido, o como si fuera una cosa de lo más común y corriente.

La actitud pasajera o de mirar hacia el otro lado frente al consumo de alcohol y de drogas mal llamadas “ligeras”, como la marihuana, está muy extendida entre muchas de las familias de nuestro medio.

Para algunos padres de familia es casi esperado que su hijo o hija adolescente se emborrachará de cuando en cuando. “Está ok… es una adolescente…”, he oído decir.

Yo no creo que está “ok” que un adolescente se emborrache o fume marihuana. Mi amigo Erick, que tenía precisamente 16 años cuando murió, no me permite nunca olvidarlo. Hace 35 años, bajo los efectos del alcohol, la marihuana y quizás otras drogas, se tiró del edificio más alto que, por aquel entonces, había en Panamá. Su vida se truncó en un segundo. No se graduó, no pudo estudiar música como quería, no se casó, no contribuyó a la sociedad ni pudo disfrutar su vida. Su muerte fue un desperdicio y una tragedia. Sin la marihuana, como droga de entrada hacia otras drogas aún más fuertes, esto jamás hubiera pasado.

El alcohol también es una sustancia potencialmente muy peligrosa. Nuestros adolescentes asisten a reuniones donde el consumo de cerveza, ron, seco, whisky y vodka, entre otras bebidas alcohólicas, es común y libre, por más que la edad legal de consumo de alcohol sea 18 años.

Creo que es menester que como padres y madres estemos al tanto y tomemos una actitud activa frente al potencial problema. Algunas cosas sencillas que podemos hacer para proteger a los adolescentes del consumo de marihuana y del abuso del alcohol son:

Enseñe con el ejemplo.

Evite a toda costa pasarse de tragos frente a sus hijos. Modele moderación al tomar alcohol. Aunque muchos lo nieguen, el ver a sus padres o madres pasados de tragos o borrachos tiene un impacto muy negativo en los jóvenes. Sienten mucha vergüenza, ira, desamparo y dolor. Más adelante harán lo mismo o explorarán con la marihuana.

No tema aclarar sus estándares con respecto al consumo, pero empiece temprano.

Cuando los niños son pequeños explíqueles qué son las drogas y cómo nos hacen daño. La marihuana no es una droga inocua. El abuso de alcohol es muy peligroso. Sea claro y no tenga miedo en mostrar sus valores.

Respete la individualidad, dé espacio y enseñe a sus hijos a razonar.

Es sabido que algunos adolescentes consumen marihuana como una forma de tratar de negociar un espacio psicológico propio, que excluya a los padres, en el cual sienten que tienen control de sus decisiones. Trate a sus hijos de manera madura.

Construya un ambiente emocionalmente agradable en su casa.

Algunos adolescentes huyen hacia el alcohol y la marihuana como una forma de olvidar un ambiente familiar desagradable, disfuncional, irregular o violento. Otros sienten que son invisibles en su propia casa.

Esté presente en la vida de sus hijos y esfuércese por conocerlos.

Asista a los partidos de fútbol. Vaya a las presentaciones de típico. Interésese en las actividades en las que él o ella participan. La prevención del consumo de drogas y alcohol se logra enseñando valores y haciendo sentir a sus hijos que son valiosos, que su vida y su cuerpo tienen un alto precio. Recuerde que los amigos influencian mucho: conózcalos y téngalos cerca.

Parece que la sociedad nos pone a todos nuevos retos frente a cómo criar a nuestros hijos y cómo asegurar que se desarrollen sanos emocionalmente. Sin embargo, algunas acciones sencillas y que funcionaron en el pasado, siguen funcionando en el día de hoy y pueden ayudarnos a transmitir a nuestros hijos que, en efecto, y tal y como lo dice la Biblia, “todo me está permitido, pero no todo enaltece mi espíritu”.

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