Con el alma en la ciencia tropical

Lil María Herrera C. |

17 diciembre, 2002

Una estudiante canadiense se regocija: le ha sido concedida una beca para investigar, de primera mano, las especies que por años ha estudiado en libros. Trabajará en la estación científica de Barro Colorado, en el lago Gatún, considerada la meca científica para investigadores de todas partes del mundo. Un científico europeo ha hecho realidad su sueño: tener acceso al dosel o parte superior del bosque tropical, morada de más del 70% de las especies que allí habitan, desde una enorme grúa instalada en el Parque Nacional Metropolitano, en el corazón de la Ciudad de Panamá. Una bióloga norteamericana, sorprendida, comenta con algunos de los 600 colegas que asistieron a la reunión anual de la Asociación de Biología Tropical, celebrada este año en nuestro país, la valiosa información encontrada en una de las bibliotecas de biología tropical más completas del mundo. Todos ellos tienen algo en común: su interés por lo que el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés) ha venido haciendo en nuestro país por más de 70 años.

Un hombre excepcional…
Ira Rubinoff es un hombre sencillo y brillante que ha dedicado su mente y alma durante 28 años a la dirección del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, reconocido en el mundo como el más completo centro de investigación tropical, garante de haber colocado a la República de Panamá en el mapa mundial de la ciencia.

Nacido en Queens, Nueva York, Ira Rubinoff decidió estudiar ciencias biológicas, pese a que su padre prefería la medicina. Como estudiante de la Maestría en Biología Marina de la Universidad de Harvard, el Dr. Rubinoff vino por primera vez a Panamá en 1961 porque “deseaba experimentar el trópico”. Luego de permanecer tres meses en nuestro país, regresó a Massachussetts encantado con lo que había observado y conocido. Sin olvidar sus ganas de volver algún día, se dedicó a realizar estudios para optar por su doctorado. Con ese fin, escogió precisamente un tema que le permitiría mantenerse en contacto con la tierra que más adelante haría su propia patria: logró demostrar las diferencias que existen entre las especies de peces del Pacífico y del Caribe, separadas hace cerca de 3 millones de años por el surgimiento del Istmo de Panamá.

Luego, aún como becario posdoctoral, demostró que dichas poblaciones de peces, aún después de 2 millones y medio de años, todavía eran capaces de intercambiar genes y que los mecanismos potenciales de aislamiento y de comportamiento todavía estaban incompletos. Por estudios como éstos y por el desarrollo conjunto de una teoría biogeográfica moderna, dos de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, Science y Nature, han publicado sus aportes en diversas ocasiones.

Y es que no estamos hablando de cualquiera, sino de un científico y administrador de primera, a quien la Institución Smithsonian, con sede en Washington D.C., el año pasado solicitó ocupar por un año el cargo de Subdirector del Museo Nacional de Historia Natural, uno de los 15 imponentes museos que mantiene en esa Ciudad. Alguien a quien la Institución escogió, entre sus más de 400 científicos permanentes, para actuar como asesor de los 18 miembros de la Comisión de Ciencias de la Institución Smithsonian, encargada de evaluar y organizar la dirección de la investigación científica de la misma. Y alguien para quien el trabajo y la organización efectiva de 300 personas que trabajan permanentemente en el STRI, en Panamá, son el punto más importante en la agenda de cada día.

Por otra parte, el Dr. Rubinoff ha sido merecedor de muchos reconocimientos durante su carrera. En Panamá, fue condecorado con la Orden “Vasco Nuñez de Balboa” en Grado de Gran Oficial por el gobierno panameño, y más recientemente fue distinguido con un reconocimiento público otorgado, por primera vez, por la Asociación de Biología Tropical, con miembros de más de 60 países, “por un servicio excepcional en los campos de la biología tropical y la conservación”. No cabe duda de por qué la revista Science reconoció recientemente que una de las principales razones del éxito del STRI sea precisamente la continuidad del liderazgo del Dr. Rubinoff, quien ha logrado, para el Instituto, donaciones millonarias provenientes de diversas fundaciones y de filántropos.

Al lado de este gran hombre permanece una notable mujer panameña de quien el Dr. Rubinoff se enamoró al llegar a esta tierra: Anabella Guardia de Rubinoff, con quien tuvo la dicha de establecer una familia compuesta por dos hijos: Andrés y Ana Cristina.

Un proyecto excepcional…
El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales es el único Centro de Investigación establecido por la Institución Smithsonian fuera de los Estados Unidos. Sus orígenes se remontan a la época de la construcción del Canal y el interés de entonces de estudiar la flora y la fauna para controlar enfermedades como la fiebre amarilla y la malaria, ambas transmitidas por insectos. Así surgió también el establecimiento de la Isla Barro Colorado como una reserva biológica permanente, que es el área más intensamente estudiada de los trópicos.

Para tener una idea del tipo de organización a la que pertenece el STRI, podemos señalar que la Institución Smithsonian opera con fondos adjudicados por el gobierno de los Estados Unidos y con donaciones privadas. Son parte de la Institución Smithsonian 15 museos en Washington, D.C., un Observatorio Astrofísico, un sinnúmero de bibliotecas y un Centro para la Investigación del Medio Ambiente, además del STRI, como dijimos, la única agencia del Smithsonian que se encuentra fuera de Estados Unidos. Finalmente, no podemos pasar por alto que la Institución Smithsonian es una de las organizaciones más visitadas en la faz de la tierra, con más de 70 millones de visitas, tanto personales como virtuales, a sus numerosas instalaciones e importantes museos como el Museo Nacional de Historia Natural, el Museo Nacional del Aire y el Espacio y el Museo Nacional de Historia Americana.

En Panamá, tenemos la dicha de contar con el STRI y el trabajo intelectual y práctico que día a día realizan cada uno de sus 39 científicos permanentes, entre los que se encuentra el Dr. Rubinoff. Está de más decir que su liderazgo al frente de este equipo de trabajo ha producido resultados realmente significativos:

  • La ampliación del campo de acción del STRI extendiendo sus investigaciones a otras áreas en los trópicos.
  • El establecimiento de un programa de ciencias marinas con laboratorios en ambas costas de Panamá.
  • El reconocimiento del STRI como custodio de la reserva biológica de Barro Colorado en los Tratados del Canal de Panamá de 1977 y la continuidad de las operaciones del STRI en Panamá luego de la terminación de los Tratados.
  • El otorgamiento, por parte del gobierno panameño al Instituto, del status de “misión internacional”, con el fin de facilitarle sus operaciones en el Istmo desde 1985.
  • La importante cooperación en el establecimiento del Parque Nacional Soberanía.
  • El exitoso funcionamiento de programas científicos, educativos y de entrenamiento, que van desde una biblioteca especializada hasta una embarcación de investigación, la nave Urracá, así como nueve instalaciones científicas que el STRI mantiene en nuestro país.

Un país excepcional…
La exuberancia y la variedad de vida encontradas en nuestro país nos coloca en una posición privilegiada. La exaltación de la naturaleza, expresada hasta la más mínima expresión en una riquísima gama de especies de plantas y animales que a través de los siglos se han relacionado estrechamente, nos ha permitido ser anfitriones del estudio práctico de la ciencia, ese “laboratorio ideal” que todo científico desea visitar al menos una vez.

Dadas estas condiciones tan favorables, el establecimiento del STRI en nuestro país y su correcto funcionamiento a través de los años ha sido una bendición para nuestra nación. El camino a seguir es prometedor y las posibilidades inmensas, sólo nos queda seguir valorando y apoyando lo que somos, lo que tenemos y lo que instituciones internacionales como la Institución Smithsonian y personajes especiales como el Dr. Ira Rubinoff pueden llegar a hacer en una tierra fértil.

Trabajo hay para rato. Y si no lo creen, pregúntenle al Dr. Rubinoff, a quien la Institución Smithsonian no logró convencer de pasar más tiempo en Washington ya que, como sonriente nos comentó, “el trópico me llamaba”. Aquí, en nuestro suelo, piensa establecer una nueva agenda para la biología tropical en el siglo XXI, con el fin de elaborar un catálogo exhaustivo de las especies de la tierra y fortalecer el apoyo financiero necesario para motivar a jóvenes a estudiar taxonomía, es decir, la ordenación jerarquizada y sistemática, con sus nombres, de los grupos de animales y de vegetales.

Y es que no hay tiempo que perder: hasta ahora los investigadores han identificado sólo dos millones de las entre seis y treinta millones de formas vivientes que se estima habitan el planeta. Es por ello que al mencionar los nuevos proyectos del STRI, como el nuevo laboratorio en Bocas del Toro, el Dr. Rubinoff lo hace con el entusiasmo y la convicción de un científico que no pierde la esperanza de que los aportes del Instituto que dirige en Panamá continúen contribuyendo al mejor conocimiento y conservación de la vida en nuestro planeta.

A que usted no sabía que…

  • El nombre «Smithsonian» se debe al benefactor James Smithson, científico inglés que legó su fortuna a Estados Unidos para establecer una institución que se dedicara a difundir y aumentar el conocimiento entre la humanidad.
  • Un equipo permanente de 39 científicos, especialistas en su campo y representando 10 nacionalidades, lleva a cabo las investigaciones en el STRI.
  • Alrededor de 600 científicos visitantes y estudiantes vienen cada año al STRI en Panamá para realizar investigaciones relacionadas con ecología, el comportamiento de plantas y animales tropicales, así como las pasadas y presentes actividades del ser humano en los trópicos.
  • La isla de Barro Colorado, parte del Monumento Natural Barro Colorado, es el área más estudiada en los trópicos; hogar de más de 1,316 especies de plantas, 381 especies de aves y 102 especies de mamíferos, cuyas 1,500 hectáreas incluyen laboratorios con aire acondicionado, facilidades para el alojamiento de científicos residentes y 59 kms. de senderos señalados y protegidos.
  • La grúa de construcción ubicada en el Parque Natural Metropolitano, como herramienta para la ciencia, fue instalada en 1990 por el STRI y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, siendo la primera de las once instaladas en bosques alrededor del mundo para facilitar la investigación del dosel de bosques altos. La grúa levanta a los científicos en una góndola y los lleva a la parte alta del bosque hasta 30 metros por encima del suelo.
  • Usted puede ver el trabajo de los científicos en vivo en http://canopy.stri.si.edu ya que se ha instalado una cámara «web» en la grúa ubicada en el Parque Natural Metropolitano.
  • El STRI brinda programas de entrenamiento a jóvenes científicos en sus nueve instalaciones en la República de Panamá: desde una biblioteca especializada en biología tropical hasta la embarcación de investigación R.V. Urracá.
  • El STRI ofrece programas de educación ambiental para que el público en general aprenda y experimente los resultados de las investigaciones de sus científicos. Estos centros están ubicados en la Isla de Barro Colorado, en el Lago Gatún; en el Centro de Exhibiciones Marinas en Punta Culebra, en la Calzada de Amador; y en Isla Galeta, en Colón. Para mayor información llamar al 212-8026 o visitar www.stri.org.
  • El Centro de Ciencias Forestales del Trópico del STRI es una red de 17 parcelas de bosque sujetas a estudios de largo plazo en 14 países tropicales, donde los investigadores monitorean más de 3 millones de árboles de 6 mil especies.

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