Descubriendo el cielo y las estrellas
Observar el cielo es una actividad apasionante. La astronomía, como pasatiempo, atrae a personas de todas las edades, jóvenes y mayores, casados, ololteros, familias enteras. Lo mejor es que nuestro cielo es privilegiado, ya que en los meses de observación se pueden ver 80 de las 88 constelaciones del cielo desde Panamá.
Con una mirada al cielo podemos descubrir el pasado de las estrellas y las constelaciones, aprender a distinguir los planetas o, inclusive, detallar uno de los cráteres de la luna. Incluso durante el día se pueden hacer observaciones del Sol con equipos especiales para no dañar la vista. Se trata de ser guiados por manos expertas y, en Panamá, contamos con varias.
No muchos conocen la existencia de la Asociación Panameña de Aficionados a la Astronomía (APAA), una agrupación que funciona como recurso importante tanto para principiantes como para astrónomos aficionados con mayor experiencia que desean expandir sus horizontes y buscar personas con sus mismos intereses. Desde el 2001, Joaquín Fábrega se convirtió en un apasionado del firmamento cuando hizo su primera observación en Punta Chame guiado por las observaciones que hacía otro amante de la astronomía, Iván Jaén, en su telescopio. Casi 15 años después, nos comparte algunas anécdotas acerca de cómo evolucionó de ser un simple observador del cielo a hacer aportes científicos y lo que lo llevó a lograr su mayor adquisición, un observatorio remoto que tiene en Chile, desde donde espera poder contribuir con más información al mundo de la astronomía.
Recordando sus inicios, Joaquín describe la APAA como una especie de familia, donde sin importar la edad ni el origen de los miembros, todos siempre están dispuestos a compartir información, conocimiento e incluso equipos –los principiantes no deben comprar nada, solo aprender de otros aficionados, de libros, del cielo–. “La primera noche que fui, Iván Jaén llevó su telescopio y lo ayudé a cargar sus equipos. Cada vez que ponía su telescopio él me dejaba mirar y me explicaba. Del año 2000 en adelante comencé a comprar libros y a leer sobre telescopios, sobre objetos. Dependiendo del entusiasmo de cada quien, uno avanza más o menos. Por ejemplo, el señor Ng es socio de la APAA y se sienta con su mapa a ver el cielo; no tiene más de 6 o 7 años de ser socio, pero conoce mejor el firmamento que cualquier otro. En la asociación hay niños de 7 u 8 años, y señores y señoras de 80. Familias enteras van a las observaciones, que suelen realizarse en una finca de piñas en Chorrera o en Aguadulce”, nos comenta Joaquín.
El cielo en Panamá
Los meses de verano son los mejores para hacer observaciones en Panamá y es cuando la asociación se encuentra más activa en el campo, con observaciones tanto públicas como privadas. Un secreto no muy conocido para aquellos ajenos a la astronomía es que en los cielos de Panamá es posible observar 80 de las 88 constelaciones existentes. Como Joaquín nos explicó, para alguien que tiene la paciencia de esperar 9 meses a que llegue el verano, Panamá es un lugar gratificante para la observación. Durante estos meses, y dado lo buenas que pueden ser las observaciones, se está dando la astrofotografía en sus diferentes modalidades, entre miembros de la asociación.
Durante los meses de observaciones (diciembre a abril) la Asociación promueve actividades privadas para socios. Pero las más concurridas son las observaciones públicas, que generalmente se llevan a cabo en el Parque Omar o en la Calzada de Amador y que invariablemente producen auténticos momentos Kodak: “Lo primero que me llamó la atención fue cómo la Luna se reflejaba en la carita de una niña de no más de 10 años, en el momento en que ella se acerca al ocular y mira, se separa y mira la Luna y me dice: ¿En verdad la estoy viendo? Fue indescriptible”, nos cuenta Joaquín.
Lugares en Panamá y el mundo
Aparte de los lugares ya mencionados donde la APAA hace observaciones, el Mirador Astronómico de El Silencio, en Aguadulce, propiedad del señor Rafael Samaniego, es un lugar de observación. Allí él tiene un telescopio y por una cantidad mínima pueden hacer observaciones. Es una alternativa para quienes están comenzando y todavía no se han planteado la compra de equipo.
Otros lugares alrededor del mundo son importantes desde la perspectiva histórica más que por la observación. Fábrega menciona algunos de los más conocidos:
El Observatorio Griffith, en Los Ángeles, California, fue en sus tiempos a comienzos del siglo pasado un observatorio real; hoy en día tiene un planetario y museo que valen la pena conocer. Sin embargo, como nos explicó Fábrega, como observatorio está limitado.

El Observatorio Griffith, en Los Ángeles, California, tiene una imponente estructura y un planetario que vale la pena visitar.
Otro lugar es el Monte Wilson cerca de Pasadena, California. “Allí se comprendió cómo se formó el universo. Los telescopios solo funcionan para tours y una vez al año permiten quedarse toda la noche a grupos limitados de 15 personas. Pero también hay telescopios operativos, uno solar inmenso. Allí vas con el tour y te muestran todo. Te hablan de la historia y dónde vivían los astrónomos, donde se quedó una noche Albert Einstein. Es un lugar histórico. En esos tours son 40-50 personas, duran cinco horas. Es un lugar interesante”, pero quien tiene la verdadera pasión por observar el cielo, puede encontrar más.

Turistas de todas partes del mundo visitan cada año un magnífico lugar de observación en San Pedro de Atacama, en Chile, para tomar cursos de astronomía y observar en primera instancia el firmamento.
En el hemisferio sur, en Chile, existen dos tipos de tours para observar el cielo, los de día y los que requieren dormir en el lugar. Los tours estructurados para el día van al cerro Paranal, específicamente al observatorio de la ESO (European Southern Observatories) con el VLT (Very Large Telescope). “Cualquier sábado del mes vas con un guía, te montan el telescopio, te muestran dónde duermen los astrónomos y cómo funcionan los aparatos, pero no puedes observar”, explicó Fábrega. El otro es el tipo de tour que sí te permite ver los cielos, así fue como Fábrega descubrió uno de los lugares más especiales en su carrera de astrónomo aficionado. “En el 2011, encontré un lugar en San Pedro de Atacama, un pueblo turístico. Allí hay un francés que se llama Alain Maury, dueño del Space Lodge, que cuenta con cinco cabañas sencillas donde se pueden hacer observaciones en telescopios propios o alquilados. En el Lodge, el señor Maury tiene 10 telescopios apuntados a diferentes objetos los cuales él va explicando a medida que los visitantes van observando. Mientras se extiende la noche, a la luz de una fogata y con chocolate caliente, el Sr. Maury abre una sesión de preguntas. Es un momento valioso dada su experiencia como astrónomo profesional, después de trabajar en lugares como Palomar, en Estados Unidos, en el Telescopio de la ESO, en la Serena. Maury, en su carrera, cuenta con varios descubrimientos de asteroides”, compartió Joaquín. Así, es cuestión de buscar y lograr acceder al lugar que ofrezca lo que el aficionado desea experimentar.
Asteroide 18649 Joaquín Fábrega
Dicen que el que persevera alcanza. Como en el caso de otros aficionados a la astronomía, Joaquín ha hecho de este pasatiempo su vida y su interés ha trascendido fronteras. No es de extrañar, pues, que desde el 2011 decidiera comprar su propio observatorio en Chile, precisamente con la asesoría y guía del Sr. Maury, quien maneja observatorios remotos en su propiedad, ubicada en el desierto de Atacama, lugar privilegiado para las observaciones. Así, la rutina diaria de Joaquín incluye observar el firmamento de una manera nítida desde su computadora o iPad, con una señal que se genera en Chile. Un dato curioso es que cuando el Sr. Maury vino a Panamá, como expositor del Segundo Congreso de Astronomía realizado en marzo de 2012, hizo público el nombramiento del “Asteroide 18649 Joaquín Fábrega” ante la Unión Astronómica Internacional, el máximo honor para un aficionado de la astronomía, como Fábrega, quien ahora hace ciencia con la dedicación de sus observaciones.
Así que ya saben, una afición puede ser mucho más que un pasatiempo, y ahora que estamos en verano y para quienes tienen la curiosidad es el momento de descubrir lo que hay en el cielo. Desde la APAA y a través de Joaquín Fábrega nos percatamos de que en Panamá hay una asociación donde pueden ir formándose astrónomos aficionados. “El paso natural es entrar, ir pegándote a alguien que ya tiene equipo. Comprar un mapa estelar, leer algunos libros, comprar binoculares y, si en dos o tres años sigues interesado, ya decides comprar un telescopio”, comentó Fábrega, para quien lo importante es el interés y que puede ser una actividad para compartir en familia, para chicos y grandes.

El observatorio remoto, propiedad de Joaquín Fábrega, es una herramienta que le ha permitido adentrarse en la astronomía como aficionado y hacer aportes científicos con la información que recopila de sus observaciones.
Sobre la APAA
- La Asociación Panameña de Aficionados de la Astronomía (APAA) fue fundada en 1984. Aunque no tiene sede permanente, hay 40 miembros activos.
- Para formar parte de la APAA se llena un formulario y se paga una mensualidad de 5 dólares que permite a los socios usar la biblioteca de la asociación y asistir a las reuniones mensuales.
- Las reuniones mensuales consisten en una charla de un socio y una clase denominada Astronomía 101 que aborda un tema específico para aprender. Luego un segmento que se llama “Narices Arriba” para promover la observación.
- La APAA realiza observaciones públicas y privadas. Las privadas son solo para miembros de la asociación y para usar los equipos de la asociación. Las públicas se hacen en la Calzada de Amador o en el Parque Omar.
- Más información, entrar a Facebook: Astronomía Panamá APAA, a la página web www.apaa.org.pa o mandar un email a: info@apaa.org.pa
Datos curiosos
- Cuando ve el Sol ya esa luz salió hace 8 minutos.
- La luz que vemos de la galaxia de Andrómeda salió de esta hace unos 2.5 millones de años; mientras que la luz reflejada por Júpiter demora unos 45 minutos en llegar a la Tierra.
- El universo no es estático, es muy dinámico.
- Las constelaciones mantienen su misma forma, pero si compara los cielos de hace años a ahora ve que, en efecto, las posiciones de las estrellas se han modificado.
- Hay dos tipos de monturas en los telescopios: La ecuatorial, en la que el telescopio sigue el movimiento de la bóveda celeste, y la altazimutal, cuyo movimiento es en elevación y azimut. Ambos tipos de montura se pueden mover manualmente o con motores eléctricos, y algunas vienen con una pequeña computadora que mueve el telescopio hacia el objeto que se quiere observar. El precio de un equipo completo, es decir, la montura y el telescopio, varia dependiendo de muchos factores, desde los 300 dólares hasta cifras superiores a los 30,000 dólares. Por esto, es importante que el interesado se informe bien y pida consejos a personas más experimentadas antes de adquirirlo.
- El profesor Alberto Moreno, quien es miembro de la APAA, ha promovido dos clubes de ciencias en colegios dentro de la ciudad de Panamá. En el interior de nuestro país también hay aficionados la astronomía, por ejemplo en Santiago, el joven Josimac Quintero pertenece a un club de astronomía que se creó en su colegio; mientras que en Penonomé está Bladimir Aizprúa, quien practica la astronomía desde su residencia. Ambos tienen menos de 17 años.
- Uno de los temas más importantes para la observación del cielo es la oscuridad y en Panamá cada vez hay menos. Por eso, la APAA procura educar a la población sobre la importancia y las maneras para lograr que el firmamento siga estando oscuro, y así garantizar estas observaciones. En países como Chile, se han promovido leyes de contaminación lumínica, que además de lograr cielos oscuros, ayudan a ahorrar energía.
- Hay observaciones solares alrededor del mundo. Más de 130 organizaciones a nivel mundial observan el sol el mismo día en el mes de julio.
Fotos:
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© Dave Yoder / National Geographic Creative / Corbis / Latinstock México
© Fotos cortesía de Joaquín Fábrega