La computación en “la nube”

Jorge Arango |

26 marzo, 2012

El campo de la tecnología de la información está atravesando un cambio fundamental que promete acceso y capacidad ilimitada en los recursos de computación o informática, brindando un mayor y mejor acceso al poder de las computadoras, de forma más barata y fácil. Se trata del “cloud computing” o computación en “la nube”.

“La nube” es una forma de almacenar, procesar y manejar la información en servidores en internet, en vez de hacerlo en la misma computadora personal.

“Estás en las nubes” solía ser una frase que no nos gustaba escuchar –especialmente a aquellos que, aunque soñadores, suponemos tener los pies firmemente plantados sobre la superficie del planeta–. Sin embargo, cada vez más vamos a enorgullecernos de estar viviendo en las nubes… O, para ser más precisos, en “la nube”: una forma de almacenamiento, procesamiento y manejo de información en servidores en internet que cada día cuenta con más usuarios alrededor del mundo y que está cambiando la forma tradicional en que usamos nuestras computadoras.

Para comprender el concepto de manera práctica, examinemos un ejemplo de lo que sucedería en un día de trabajo normal.

Bajo el modelo tradicional, realizaríamos nuestras labores utilizando aplicaciones previamente instaladas en las computadoras personales (PC). Abriríamos Microsoft Office, la aplicación estándar para el manejo de documentos de oficina, y utilizando Word, Excel o PowerPoint, entre otros programas, crearíamos documentos y los almacenaríamos en nuestra propia máquina.

A diferencia de esto, bajo el modelo “nube”, en vez de trabajar con una aplicación instalada en nuestra PC, lo haríamos con una aplicación como Google Apps, que ofrece funciones parecidas pero desde un servidor remoto. Visitaríamos una dirección en internet y la aplicación se cargaría dentro de nuestro navegador. Los documentos creados no se guardarían en la PC, sino en los servidores de Google. Esto permitiría que pudieran accederse desde cualquier computadora con conexión a internet y ser compartidos fácilmente, y hasta editados, por varias personas simultáneamente.

Vivek Kundra, el chief information officer (CIO) del Gobierno de los Estados Unidos, exige que las agencias federales consideren primeramente opciones “nube” para ahorrar costos.

Dado que, bajo el modelo “nube”, la computación intensiva ocurre en internet, las computadoras de los usuarios no tienen que ser tan poderosas como las PC tradicionales. Los servidores pueden ser operados por terceros, aprovechando así las economías de escala, y el resultado final es que los productos de tecnología de información son transformados en servicios “commodity” que pueden ser expandidos sobre la marcha dependiendo de las necesidades de la organización.

La “nube” representa un cambio fundamental en la forma en que las organizaciones adquieren y utilizan sus servicios de información, y ofrece grandes oportunidades para las organizaciones que prestan estos servicios y aquellas que los contratan. De acuerdo a Vivek Kundra, el chief information officer (CIO) del Gobierno de los Estados Unidos, un cuarto de la inversión en innovación tecnológica (TI por sus siglas en inglés) de ese país – $20,000 millones – puede ser contratada como servicios “nube”. Para acelerar la adopción de estos servicios, Kundra ha implementado una política llamada “Cloud First”, que exige que las agencias federales consideren opciones “nube” antes de hacer cualquiera inversión en tecnología de información.

Ventajas y desventajas de la nube
El ahorro en los costos hace que el modelo “nube” sea muy atractivo para los gerentes de tecnología. Como las computadoras de los usuarios no tienen que ser tan poderosas, pueden ser más baratas que los equipos tradicionales. También es más fácil adquirirlas, desplegarlas y mantenerlas: el usuario no necesita más software que un navegador, por lo que hay menos oportunidades de fallas y las máquinas pueden ser reemplazadas fácilmente debido a que la información del usuario está guardada en los servidores en “la nube”.

Dado que el software principal es único y compartido, también es más fácil actualizarlo. En vez de tener que instalar versiones nuevas del software en las máquinas de cada usuario, únicamente se actualiza en “la nube”. Las copias de respaldo (backups) también son más fáciles de mantener, debido a que la responsabilidad no recae en los usuarios sino sobre los gestores del sistema central.

Otra ventaja es lo que los profesionales de tecnología llaman “escalabilidad”: la capacidad de crecer o reducir rápidamente los tamaños de los equipos de colaboradores en las organizaciones.

Sin embargo, el modelo de computación en la nube también tiene, actualmente, algunas desventajas. Muchas aplicaciones basadas en “la nube” todavía no son tan poderosas como las aplicaciones tradicionales. Regresando al ejemplo de Microsoft Office, el ofrecimiento de Google es mucho más básico (aunque ofrece excelentes herramientas de colaboración). Además, muchos usuarios todavía están acostumbrados al esquema tradicional con archivos y carpetas, y pueden tener dificultades adaptándose al nuevo modelo que los ubica en internet. Esto incrementa los tiempos de adopción y los costos de entrenamiento.

El Chromebook de Google es una computadora diseñada sin capacidad de almacenaje ni aplicaciones, pues toda la interacción ocurre en la red, en los servidores de Google.

Pero, sin duda, el principal reto del modelo yace en su dependencia en el acceso a la red. Para poder acceder a las aplicaciones, los usuarios deben poder estar conectados a internet, y hay ocasiones en que esto no puede ser posible o práctico (por ejemplo, cuando el usuario está en un avión). La dependencia en la red también conlleva riesgos de seguridad y privacidad: no todas las redes son seguras y mucha de la información que manejan los usuarios puede ser confidencial. Los gerentes de tecnología de las organizaciones pueden estar renuentes a tener su información archivada en servidores ubicados en algún lugar en internet y operados por terceras partes. Dicho eso, las ventajas en costos y flexibilidad hacen que muchos exploren este modelo.

“Network Computers”

Varias empresas han traído al mercado computadoras que operan exclusivamente con software basado en “la nube”. Estas máquinas son extremadamente limitadas: no pueden guardar documentos localmente y son mucho menos poderosas que las computadoras normales. Por otro lado, suelen ser más baratas y fáciles de mantener y controlar que las computadoras tradicionales.

El intento más visible fue el Network Computer (NC) propuesto por Oracle a finales de los años ’90, pero esta iniciativa no despegó exitosamente. El concepto fue abandonado por varios años, pero recientemente apareció un nuevo ensayo: el Chromebook de Google, una network computer diseñada en torno a un sistema operativo llamado Chrome OS, desarrollado especialmente por Google para las NC. Estas máquinas parecen notebooks regulares, pero no tienen capacidades de almacenaje ni aplicaciones: toda la interacción ocurre a través de la red, en los servidores de Google. Aunque todavía son muy nuevas (las primeras Chromebooks, producidas por Acer y Samsung, aparecieron a mediados del 2011), su acogida ha sido limitada.

Aunque las network computers proveen muchas ventajas para los departamentos de sistemas, todavía no ofrecen el tipo de funciones que muchos usuarios esperan. A corto plazo, el modelo más común continúa siendo el acceso a las aplicaciones en “la nube” desde computadores personales tradicionales.

Izquierda: El iCloud es un servicio de Apple que permite a los usuarios de las Macs, iPads, y iPhones guardar sus fotos, música y documentos en la nube para accederlos en cualquiera de los aparatos.

Derecha: El Kindle es un claro ejemplo de cómo funciona “la nube”: los libros se guardan en los servidores de Amazon y siempre están a disposición del usuario, no importa si el aparato se daña o pierde.

Desde “la nube” hasta su casa
Aunque el modelo “nube” ha estado enfocado en resolver las necesidades de computación de las empresas y organizaciones grandes, en los últimos años también ha comenzado a ser usado para ofrecer servicios a los consumidores en aplicaciones de uso diario. Por ejemplo, el Kindle (el lector electrónico de Amazon) guarda los libros que ha adquirido el usuario en los servidores de Amazon en “la nube”. Si el aparato se daña o se pierde, el usuario puede reemplazarlo con uno nuevo que viene precargado con los libros que ha comprado.

Recientemente, Apple lanzó un servicio llamado iCloud que permite que los usuarios de los dispositivos producidos por la empresa, como las Macs, iPads, y iPhones, puedan guardar sus fotos, música y documentos en la nube y accederlos en cualquiera de sus aparatos que tengan conexión a la red. Si el usuario toma una fotografía en su iPhone, luego aparece automáticamente en su galería de imágenes en el iPad. La foto está guardada en los servidores de Apple y éstos se encargan de copiarla a los aparatos que el usuario haya escogido.

Mirando al futuro
La tendencia hacia la computación en “la nube” parece inevitable. El modelo ofrece ahorros considerables por encima de los esquemas tradicionales. Además, la creciente proliferación de dispositivos móviles como tabletas y teléfonos inteligentes conectados a internet hace que los usuarios puedan acceder a su software en “la nube” desde donde se encuentren. Como el procesamiento ocurre en internet, estos dispositivos pueden ser cada vez más livianos y baratos, permitiendo así que más personas puedan adquirirlos. El resultado, más temprano que tarde, debe ser mayor acceso a mejores tecnologías, para el beneficio de todos.

Fotos:
Página 70: © Dan Brownsword / Corbis
Página 72-74: © Kim Kulish / Corbis
Página 76: © Qi Heng / Xinhua Press / Corbis (izquierda) y © James Leynse / Corbis (derecha)

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