Los blogs no han muerto

Ernesto Méndez Chiari |

8 mayo, 2017

Un popular bloguero nos comparte su experiencia y nos explica por qué los blogs llegaron para quedarse.

Hace algunas semanas alguien me dijo que el blogging había muerto. Inmediatamente rechacé el comentario, pero esa conversación me empujó a reflexionar sobre lo que realmente es el blogging. Específicamente, cuestioné las razones que me llevaron a defender este abstracto oficio. Los blogs comenzaron como diarios online, en los que los autores expresaban sus ideas y aparecían en orden cronológico. Prontamente surgieron blogs que cubrían temas específicos, como viajes, deportes o recetas de cocina. Desde entonces han surgido millones de blogs que se manejan de muchas formas: blogs de fotografía, de música, de videos. También surgieron plataformas que ayudan a las personas a crear sus blogs (Wordpress), a microbloggear (Twitter), o a compartir fotos como una galería digital (Instagram y Pinterest). Hoy día, los medios de comunicación tradicionales, empresas, gobiernos y universidades manejan sus propios blogs. El auge de los blogs convirtió a muchos bloggers o blogueros en estrellas del internet, con millones de seguidores pendientes de sus vidas —y sus publicaciones.

Un bloguero exitoso cuenta historias de las cosas que vive, creando una comunidad de personas que lo siguen porque se identifican con él.

Los blogueros no son actores o celebridades que encarnan personajes ideados por escritores. Ellos se presentan al mundo como son (o como quisieran ser) y las personas escogen seguirlos por lo que hacen y su forma de hacerlo: por su forma de vestir, sus videos cómicos, sus viajes, opiniones, chismes, arte o recetas. Los blogs proveen información en un formato que atiende las necesidades de grupos de personas con intereses particulares en su propio léxico. Proporcionan información conveniente, actualizada, innovadora, con afiliaciones o sin ellas, por ejemplo, políticas o deportivas. Hay blogs que ofrecen guías para temas específicos por expertos, y otros que agrupan información que satisfará los intereses de un grupo de personas. Y son gratis.

Los blogs no atienden a las masas ni reemplazan a los medios de comunicación. Más bien, lo que hace un bloguero es manejar una comunidad. Estas comunidades las forman personas con intereses en común que sienten que cierto blog o bloguero crea contenido que les gusta y les parece entretenido o informativo. Las comunidades sienten que ciertos blogueros son líderes de opinión y por eso deciden seguirlos y tomar sus palabras seriamente.

Cuando comencé El Brunch Blog, lo hice pensando en que quería ser una fuente de información sobre temas gastronómicos en Panamá. También lo hice con la intención de convertirme en un líder de opinión, ya que tenía un objetivo en el 2013: que el brunch estuviera en el top of mind de los sibaritas panameños. Yo quería que hubiera brunch en Panamá y sabía que la manera de que los restaurantes respondieran a esta tendencia global era que la gente lo pidiera. Si a través de El Brunch Blog yo lograba que la gente se entusiasmara por el brunch tanto como me gusta a mí, entonces ya el trabajo estaba hecho —de lo demás se encargarían las leyes económicas de oferta y demanda.

Los amantes de la comida siguen a blogueros que comparten deliciosos platillos de restaurantes en Panamá y el mundo.

Algún tiempo después de agarrar tracción en el mercado local noté que no estaba manejando una página web ni redes sociales de comida: ¡tenía un grupo de seguidores que hacían caso a lo que dijera! Mientras más popular se volvía el blog, más gente aparecía y me apoyaban, recomendaban y regañaban por lo que escribía. A través de Twitter me felicitaban, y por Instagram les decían a sus amistades que me siguieran porque “este man está cool”. Los restaurantes compartían mis publicaciones de Facebook y me invitaban a comer a sus locales. La gente me decía que era famoso, y aunque nunca he sentido tal cosa, sí sé que con mi página y redes tengo una herramienta para generar opiniones —algo que manejo con cuidado y que considero una gran responsabilidad.

Lo que distingue a @elbrunchblog es su mano llena de pulseras alzando su bebida o comida en lugares inesperados.

Hay una cosa que queda por fuera de esta anécdota y que quiero compartir: yo no salgo en mi blog. Físicamente, su servidor no sale nunca. Sabiendo que la forma más importante de enganchar al público es con algo que identifiquen frecuentemente, di vida a la “famosa mano de El Brunch Blog”. O sea, mi reloj Tissot naranja con pulseras agarrando algo de tomar.

Hay ciertas cosas que todo bloguero debe tener presente:

  • Identidad. Un blog debe tener una identidad propia que lo haga diferente de los cientos de páginas similares existentes. Ya sea el tono del texto, las fotos o la manera de transmitir el contenido, deben buscar y explotar su personalidad —su identidad.
  • Audiencia. Como líderes o futuros líderes de opinión y de comunidad, deben entender quién es su audiencia: de dónde son y dónde viven, qué les gusta, su poder adquisitivo, sus intereses. Entender al público que sigue el blog ayuda a crear contenido que impulsará más el propio blog.
  • Mensaje. ¿Qué trata este blog de decirme? Es fundamental pensar cuáles son los mensajes que un blog va a generar y con qué finalidad. Estos resonarán con la audiencia y los convencerán de seguir leyendo o regresar a una página. También hay que pensar en las posibles repercusiones que alguna publicación o un mensaje pueda tener.
  • Consistencia. Esta es la parte más difícil: ser coherente con los mensajes, estructurando con frecuencia las publicaciones, y cuidadoso con la calidad. La clave del éxito es darle cariño al proyecto, siempre.

En un blog de comida, viajes o decoración, entre otros, la calidad de las fotos es importante por lo que los blogueros se esmeran por captar imágenes realmente buenas.

Una duda que mucha gente comparte es cómo se monetizan estos blogs o cómo hacerlos sostenibles. En los blogs de lifestyle y de comida hay mucho lujo, marcas y esplendor. En pocas palabras, todo luce caro. En la mayoría de casos, los blogueros sí se pagan sus viajes y comidas hasta que tienen suficiente tracción, relevancia y seguidores para rentabilizar sus proyectos. Hay cientos de modelos de negocio con los que se pueden financiar y sacar provecho del blog. Los más populares son la colocación de productos (placement), vender espacios publicitarios en páginas web y publicar sobre marcas o locales comerciales. Sin embargo, los blogueros más creativos han creado un compás de actividades empresariales para monetizar: desde apariciones en vivo, modelaje, organización de eventos y consultorías hasta la generación de planes de negocio y el manejo de redes sociales para marcas. Muchos llevan sus proyectos del internet al mundo offline.

Un blog no es tirar fotos bonitas para conseguir likes. Mantener un blog y ser un bloguero es un estilo de vida. En la búsqueda de inspiración comienzas a ver cosas que no notabas antes y las compartes con una comunidad que confía en ti. Mientras más corazón le pones al blog, más creces —tanto en seguidores como a nivel personal. El blogging no ha muerto: se ha convertido en parte fundamental de nuestra vida digital.

Fotos: Cortesía de Ernesto Méndez

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