Los poderes curativos del ajo

Ana Matilde Icaza H. |

19 septiembre, 2005

El ajo es considerado un excelente remedio natural que podría resultar muy útil en el tratamiento y la prevención de ciertos trastornos de salud.

Siendo una especie tan rica en sabor, particular en su naturaleza y útil en la cocina, cualquiera pensaría que estos serían los aspectos más sobresalientes del ajo. Sin embargo, los beneficios medicinales de este vegetal son los que más llaman la atención al investigar sobre el mismo.

Originario de Asia, el ajo es una hortaliza que pertenece a la misma familia que las cebollas, las liliáceas. A este pequeño “diente”, como se le conoce, se le han dedicado innumerables estudios y atribuido facultades como reforzar el sistema inmunológico, destruir microorganismos, prevenir ataques al corazón, incrementar la resistencia contra el cáncer, servir de antioxidante, ayudar a curar úlceras y bajar el colesterol (especialmente el LDL, dañino para el cuerpo). Inclusive, hay algunos doctores que le dan el crédito de aumentar la memoria y disminuir la fatiga.

¿Qué hace a este vegetal tan especial? Además de poseer más de 200 sustancias entre las cuales se encuentran varios nutrientes y vitaminas –como las vitaminas A y C, potasio, fósforo, azufre– el ajo contiene un compuesto químico, la alicina, que posee beneficios curativos para el cuerpo. Es también este compuesto el que le da ese olor tan peculiar al ajo. Pero un diente intacto de ajo no contiene alicina; es cuando se tritura o cocina que se rompen sus células, entran en contacto con el oxígeno y aparece el compuesto.

Según el ginecólogo y especialista en medicina alternativa Maximino Pinzón, a diferencia de medicamentos que actúan específicamente sobre su fórmula química, los elementos naturales actúan de acuerdo con las necesidades del cuerpo y de manera gradual. “El ajo –explica Pinzón– contiene fibrina, la cual ayuda a la musculatura corporal, tiene capacidad de manejar y distribuir el oxígeno de manera uniforme, tiene sodio que participa en el balance hemostático de la sangre y fósforo que mejora la vitalidad celular”.

Su función antibiótica es otra de las dotes que se le otorgan. Según el doctor Carlos Canencio, en su libro El Milagro nutricional del Siglo XXI, el ajo es catalogado como el mejor agente antibiótico de origen vegetal. Es por esto que se asocia con la solución de problemas de garganta y respiratorios.

De la misma manera, Ida Solís, nutricionista del Hospital Paitilla, asegura que el jugo fresco de ajo evita el desarrollo de gérmenes. Incluso, conoce de diversos casos, en general, en los que se ha utilizado sobre las heridas para desinfectarlas.

Pero estos especialistas no están solos. Un estudio publicado en 1993 en los Anales de Medicina Interna de Estados Unidos demuestra que el ajo disminuye el colesterol sérico. Un estudio de la Universidad Estatal de Pennsylvania encontró menor incidencia de cáncer en las áreas del mundo donde se consume mayor cantidad de ajo. Donald Hensrud, especialista en nutrición de la Clínica Mayo de Minnesota, E.U., considera que el ajo también ayudaría a prevenir la arteriosclerosis. Sin embargo, según Hensrud, a pesar de que se conocen las propiedades del ajo, todavía queda mucho por estudiar.

A ciencia cierta, lo que sí le podemos atribuir al ajo son sus diversas características. Desde condimento para los alimentos hasta remedio medicinal, el ajo promete soluciones infinitas por estudiar. Es, en definitiva, un condimento “mágico”.

Componentes del ajo

Calorías: 114 kcal x cada 100g
Hidrato de carbono: 24.3%
Fibra: 1.2%
Proteína: 5.3%
Grasa: 0.23%
Zinc: 1.1 mg/100g
Fósforo: 134 mg
Calcio: 17.8 mg
Hierro: 1.2 mg
Vitamina C: 14 mg
B1: 0.16 mg
B2: 0.02 mg
Agua

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