Más cerca del Canal

Eva Aguilar |

18 diciembre, 2003

Durante los 86 años que Estados Unidos administró el Canal de Panamá, la nación norteamericana nunca tuvo como prioridad hacer que el Canal fuera más rentable de lo que ya era, ni tampoco estuvo entre sus planes ofrecerle al turista algo más que un modesto mirador para ver pasar los barcos, un pequeño espacio para caminar junto a las esclusas y una maqueta que explicara el tránsito de un buque desde su entrada por el Atlántico hasta su salida al Pacífico. Además de una forma de gestión centrada en el servicio al sistema marítimo mundial y en la seguridad de la vía, quizás Estados Unidos tenía claro que esta obra de ingeniería era, por sí sola, lo suficientemente maravillosa como para no necesitar aditivos. Y en eso nadie le quita la razón.

No obstante, el potencial comercial y turístico del Canal que el modelo de gestión estadounidense no concebía, apareció con fuerza en los planes que Panamá adelantaba años antes de que la bandera norteamericana bajara para siempre de su mástil en el edifico de la Administración del Canal.

Entre las muchas ideas que se concibieron surgió el proyecto de convertir las esclusas de Miraflores, que durante años ha sido el mirador oficial del tránsito de buques, en algo más que un sitio de observación. La idea era construir allí un centro de interpretación que permitiera al visitante entender mejor el Canal sin dejar de verlo en ningún momento.

A punto de ser inaugurado, el nuevo Centro de Visitantes es un edificio de cinco pisos de alto con capacidad para que circulen tres mil personas en su interior. Con ello, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) no sólo pone en marcha sus propias políticas, sino que responde a las cifras que aseguran que el país recibe más turistas cada año, siendo el Canal una de las principales atracciones.

Construido frente a la torre de control de las esclusas de Miraflores, el Centro ha servido para ampliar el perímetro dedicado hasta ahora a las actividades turísticas, dado que nada de lo que existía antes desaparecerá. “Traeremos al visitante más cerca que nunca de la acción del Canal”, comenta Mercedes Morris, Gerente de Comunicación Internacional y Turismo de la ACP y encargada de que este proyecto concluya con éxito.

Y es que no se trata solamente de que el edificio está mejor ubicado para observar el paso de los buques de lo que estaba el antiguo mirador, sino que los espacios de tránsito (entrada, pasillos, escaleras mecánicas) tienen por pared grandes ventanales a través de los cuales siempre es posible ver las esclusas y la torre de control. La idea es que, aún dentro del Centro de Visitantes, sea posible ver la acción real.

El Canal en acción
Con la idea de guiar al visitante en su comprensión del Canal, la ACP creó un guión museográfico para el contenido de cuatro salas temáticas. Ha sido el arquitecto panameño Eduardo Pérez el encargado de diseñar estas salas, concebidas como la atracción principal del Centro de Visitantes.

Si bien pudiera pensarse que salas temáticas sobran cuando existe un Museo del Canal Interoceánico, en realidad el tipo de oferta de cada uno es distinto. Como centro interpretativo, las exhibiciones que alberga el nuevo edificio de visitantes de Miraflores están centradas en el funcionamiento del Canal. Es decir, en toda la infraestructura tecnológica y la maquinaria que se ha utilizado desde su construcción hasta nuestros días, y no en los aspectos históricos, sociales y políticos relacionados con el Canal. “Cuando desarrollamos las exhibiciones hablamos con el Museo del Canal y coordinamos el contenido”, aclara Morris. “Queremos que todas las ofertas museísticas de Panamá se complementen, no que se dupliquen”.

Quizás es por eso que en la primera sala temática, dedicada a la historia de la construcción del Canal, llamen la atención los modelos a escala de las locomotoras, barcazas de dragado y volquetes que se utilizaron en las primeras excavaciones. Y es que la mayoría de esta maquinaria fue diseñada especialmente para la construcción del Canal de Panamá, por lo que en su momento se consideraron aportes valiosos al desarrollo tecnológico. Estos modelos, que reposaban en diversas oficinas de la Autoridad del Canal, jamás habían sido exhibidos al público.

Una escalera mecánica lleva al visitante a la segunda sala temática. La ambientación de color azul le anuncia que ha llegado a un espacio dedicado al agua. La idea de este espacio es imbuir al visitante en la cuenca del Canal, en la riqueza de su bosque y en la vida acuática. De hecho, la sala tendrá peceras en las que se exhibirán especies vivas que habitan en las aguas que alimentan el Canal. Esta sala también explica la forma como se administra el agua que se utiliza para subir y bajar los barcos en las esclusas.

La tercera sala, quizás la que la gente esperaría ver en primer lugar, es precisamente la que explica cómo funciona la vía acuática, desde que una compañía naviera decide transitar por el Canal hasta que el buque finalmente abandona la vía por el Atlántico o por el Pacífico; pasando por lo que le cuesta a cada barco realizar el tránsito y de qué forma lo paga… ¿acaso se puede pagar con cheque?

Bautizada con el nombre de “El Canal en acción”, el objetivo de esta sala es dejarle claro al visitante que, por ejemplo, el sistema de esclusas no existe porque el Atlántico esté a un nivel superior que el Pacífico, o viceversa, sino porque el lago Gatún, que alimenta al Canal, se encuentra a 26 metros sobre el nivel del mar, por lo que es necesario elevar los barcos hasta él y luego devolverlos al nivel de los océanos.

La cuarta y última sala no es un piso completo, sino una especie de balcón grande desde el cual se ve la sala anterior. Llamada “El Canal en el mundo”, allí se ha querido mostrar el impacto de la vía interoceánica en otros países y puertos.

Todas las salas tienen material de lectura, pantallas de información y videos que se encienden al gusto del visitante, así como módulos interactivos en los que el turista puede simular la activación de una compuerta o responder preguntas en un juego de trivia. Además, el edificio cuenta con un teatro con capacidad para 185 personas, donde se proyectará un video de alta calidad acerca del funcionamiento del Canal que podrá ser escuchado en varios idiomas. El Centro de Visitantes representa un balance muy fino entre entretenimiento, educación e interpretación.

Centro de atracción
Además de salas temáticas que despierten la curiosidad del visitante, el nuevo Centro de Visitantes también tiene un serie de elementos que complementan la visita. Un restaurante, con su propio bar, permitirá a los comensales tener la mejor de las vistas mientras disfrutan de una buena mesa. A diferencia del resto del Centro, que abrirá de 9:00 a.m a 5:00 p.m, el restaurante estará abierto hasta las 11 de la noche.

Pero allí no queda todo. El Centro también tendrá un amplio salón, ubicado en el cuarto piso del edificio, donde se podrán celebrar eventos. Además, dos cafeterías dispuestas con mesas y paraguas, ubicadas en la planta baja y en la azotea, ofrecerán los aperitivos y bebidas para disfrutar. En su camino hacia la salida, el visitante podrá llevar recuerdos alusivos al Canal, hechos especialmente para ser vendidos en la tienda de regalos que estará en el primer piso.

El nuevo Centro de Visitantes continuará la programación de visitas escolares gratuitas, para brindar conocimiento a través de la experiencia a muchas mentes jóvenes. Para los demás, tendrá un costo dividido por categorías dependiendo de si el visitante es panameño, extranjero, niño o adulto. El nuevo Centro de Visitantes de Miraflores, un lugar cuyo objetivo es aumentar la atención y el interés que, después de 89 años, aún despierta esta maravilla de la ingeniería y hazaña de la humanidad que es el Canal, promete ofrecer al visitante una experiencia enriquecedora y placentera.

Imágenes cortesía de la ACP.

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