¡Nos vamos de ‘camping’!

Vanesa Restrepo de Rinkel |

14 febrero, 2020

Acampar se ha convertido en una de las opciones más divertidas para disfrutar el verano lejos de las luces y el bullicio de la ciudad.

Ahora que nos encontramos en pleno verano, las ganas de aprovecharlo al máximo nos motivan a buscar actividades al aire libre que nos brinden descanso y esparcimiento, pero también nuevos entornos y desafíos, ¡y qué mejor manera que acampando en medio de las bellezas naturales que nos ofrece nuestro país!

Panamá cuenta con gran cantidad de lugares para acampar. Solo necesitamos salir de la capital y a poco menos de dos horas empezaremos a encontrar una variada paleta de destinos en donde realizar este tipo de experiencias. En Exclusiva explora algunos de los más visitados. 

Acampando en la “campiña” panameña

En la provincia de Veraguas descansa la reserva forestal de la laguna de La Yeguada, un área protegida por el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, SINAP, el cual es realmente el cráter del volcán Cerro Verde que aún no se le considera extinto, pero en donde es seguro acampar frente a sigilosas montañas y entre hermosos pinos que sirven de marco a esta tranquila e inspiradora laguna. Un paisaje que no tiene nada que envidiarles a las campiñas del viejo continente.

Llegar hasta este idílico destino le tomará unas cuatro horas en carro desde la ciudad de Panamá, manejando por la Panamericana hasta llegar a Aguadulce, para luego de 15 kilómetros girar a la derecha y pasar por El Roble y el Jagüito hasta llegar a Calobre, último pueblo antes de llegar a la reserva.

Una vez en Calobre, deberá seguir unos 20 kilómetros más hacia La Yeguada en donde lo recibirá un funcionario del Ministerio de Ambiente de Panamá, MiAmbiente, quien podrá brindarle información sobre su estadía.

Para acampar debe llevar tienda de camping, colchón inflable, almohadas, sábanas, toallas y, si desea, sillas plegables. Pese a que la zona cuenta con varios restaurantes y tiendas de convivencia, si quiere hacer barbacoas lo más aconsejable es llevar una de carbón o estufa portátil de gas.

Y para los preocupados por el aseo personal, ¿hay algún baño a la vista? No. Solo una letrina. Por esto, es imperativo llevar ducha portátil, ya que desde hace un tiempo no es permitido zambullirse en la laguna.

En estas siete mil hectáreas a casi 1,300 metros sobre el nivel del mar puede realizar actividades como el kayak, el SUP o caminar hasta la cascada El Desvío y La Silampa en donde sí hay baños comunales.

Durmiendo con el susurro de las olas

Indudablemente, uno de los lugares más espectaculares para acampar en Panamá es el archipiélago de Guna Yala, cuya inigualable belleza deja boquiabierto al más viajado de los trotamundos.

Unas 40 de las 365 islas son administradas por familias o grupos indígenas y para acampar en ellas debe pagar un impuesto de entrada de unos cinco dólares por persona.

Son muchas las islas en donde puede acampar, entre ellas isla Aguja, la más próxima a tierra firme y una de las más visitadas por los campistas junto con isla Perro, famosa por su barco hundido. También se encuentran las islas Pelícano y del Diablo.

Otra bastante conocida es Chichimé, una de las últimas de cayos Limones, a 40 minutos del puerto de Cartí en panga y cerca de los arrecifes coralinos.

Pero si lo que desea es alejarse lo más posible de la concurrencia de otros visitantes, están los cayos Holandeses –20 islas deshabitadas a dos horas del puerto– ideales para sentir que el suave sonido del vaivén de las olas, la calidez de la brisa caribeña, las tiernas arenas blancas y la inmensidad de las aguas turquesas se rinden solo ante usted.

Para que la estadía sea lo más placentera posible, es aconsejable llevar, además del equipo de camping, un repelente de mosquitos, bloqueador, linternas, ducha portátil, horno de gas y coolers con mucha agua, bebidas y comida.

 El camino desde la capital toma unas dos horas y media en 4×4, manejando por el Corredor Sur en dirección al Aeropuerto Internacional de Tocumen. Al final de la vía, se debe girar a la izquierda hacia la 24 de Diciembre. Luego, pasar por Chepo y unos 10 minutos después verá el letrero que indica la carretera Llano-Cartí, antes de entrar a las curvas de la cordillera de San Blas, que lo llevará por un paisaje de densos bosques para luego llegar al puerto de Cartí en la costa de Guna Yala.

Una vez ahí, un guna lo recibirá en la garita en donde deberá pagar cinco dólares por carro, cinco por adulto local o residente y 20 por adulto extranjero.

Asimismo, debe tener en cuenta que la garita, que actúa como una especie de ¨migración” del territorio guna, cierra a las 5:00 de la tarde.

Por otro lado, si no es tan amigo de las curvas ni de los agotadores viajes en carro, puede volar desde el Aeropuerto Marcos A. Gelabert, en Albrook, hasta la isla El Porvenir y en media hora estará en este paraíso terrenal.

 Un ‘camping’ por lo alto

Creado en 1966, el Parque Nacional Altos de Campana, otra área protegida por el SINAP, queda a menos de dos horas de la ciudad de Panamá, 5 kilómetros después de Capira, entrando por Chicá, justo antes de bajar las curvas de Campana.

 El parque se extiende sobre 4,800 hectáreas de serranía con diferentes alturas que van desde los 400 hasta los 1,200 metros sobre el nivel del mar y desde donde puede apreciar los más hermosos amaneceres y atardeceres, además de los manglares de la bahía de Chame y la cuenca del Canal.

Son muchas las actividades que puede realizar aquí, como caminar los cinco diferentes senderos que ofrece, contemplar las impresionantes vistas desde el Mirador de Caja de Agua, hacer pícnics, avistamiento de aves, nadar en sus ríos, sumergirse en sus cascadas y disfrutar de su vasta flora y fauna.

El área de camping se encuentra al final de los senderos Podocarpus, Panamá y Zamora, y cuenta con servicios sanitarios y de guardaparques.

 Leyenda y misterio

Se dice que este encantador destino de camping fue un lugar sagrado para los dioses indígenas de la zona, quienes ofrecían sacrificios en sus orillas por alguna falta cometida, pero sin profanar sus aguas, ya que creían que se podían convertir en rana o sabandija.

Por otro lado, son varias las historias sobre su oscuro, frío y enigmático fondo, el cual siempre ha sido un misterio. Sin embargo, lo único que se sabe a ciencia cierta es que los buzos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales son los que más profundo lo han explorado llegando a 18 metros sin haber tocado su fondo.

Hoy, la laguna de San Carlos es un lugar de descanso, actividades recreativas y deportivas para departir en familia, ubicada en las faldas del cerro Picacho, a 900 metros sobre el nivel del mar.

En ella, los visitantes pueden practicar la pesca o pasear en bote por cinco dólares. También pueden hacer senderismo y subir al cerro Picacho para apreciar una amplia vista del Pacífico.

Si desea pernoctar, además de los implementos de camping, es recomendable llevar ropa gruesa, ya que sopla brisa bastante fresca. El lugar ofrece baños y un restaurante.

 Para llegar, debe tomar la Panamericana por poco más de una hora. Luego, doblar a la derecha por la calle situada al lado del Minisúper de Las Lajas, antes de llegar a Coronado y después manejar unos 20 kilómetros más.

 En compañía de tortugas

Si le encanta la vida marina, isla Cañas es el lugar perfecto para acampar y ver el desove de tortugas, las cuales arriban en este lugar para seguir su ciclo reproductivo.

Ubicada en la provincia de Los Santos, al sur de la península de Azuero, isla Cañas cuenta con una serena playa de 14 kilómetros de largo, la cual se convierte en el hogar de miles de tortugas de ocho especies diferentes entre los meses de junio y noviembre.

Esta joya natural rodeada de manglares es también protegida por el SINAP y uno de los destinos de anidación más importantes del Pacífico centroamericano.

La pintoresca isla cuenta con una comunidad de unos mil habitantes y para poder ser testigo de este espectáculo de la naturaleza es casi imperativo pernoctar.

Desde la ciudad de Panamá puede volar 35 minutos hasta Chitré, pero si opta por manejar le tomará unas cuatro horas por la Panamericana. Luego hasta Las Tablas y de ahí dos horas más hasta el muelle de Cañas, en Tonosí.

El último trayecto es de 10 minutos en bote por un exótico, pero tranquilo estero lleno de manglares.

Tocando el cielo

Una experiencia que lo hará desafiar tanto su estado físico como mental es acampar en el Parque Nacional Volcán Barú. Para poder cumplir esta hazaña, probablemente deberá enfrentar bajas temperaturas, mal de altura, densa neblina y ráfagas de vientos fríos.

Aunque no es una aventura para todo el mundo, lo cierto es que no todo son obstáculos. Una vez llegue al cráter del volcán o a la cruz, a una altura de casi 3,500 metros, el esfuerzo habrá valido la pena. Desde la cima podrá apreciar inigualables vistas y, en días bastantes despejados, divisar los océanos Atlántico y Pacífico.

Para subir a pie, es recomendable hacerlo en época seca y con un guía certificado de áreas protegidas, así como entrenarse físicamente con anticipación y equiparse bien con ropa impermeable, zapatos para senderismo y una mochila dotada de snacks o de chocolate y barritas energéticas, pero sobre todo, de bastante agua.

El recorrido puede comenzarse por los pueblos de Volcán y Cerro Punta, por donde la subida es más corta, pero más empinada, o también por el lado de Boquete. Si no quiere asumir este reto, también puede hacerlo en 4×4 y ahorrarse las seis a diez horas de ascenso.

Dos puestos de control de MiAmbiente se encuentran en las faldas del volcán y se aconseja estar atento a sus comunicados, puesto que las condiciones climáticas de la zona pueden variar de un momento a otro.

Respeto y responsabilidad

Ir de camping toma cada vez más fuerza en nuestro terruño y este listado es tan solo una pequeña muestra. Otros destinos son el Valle de Antón, los Chorros de Olá, en Coclé; isla Linton, los Cajones de Chame y muchos más.

Además, con el fin de impulsar el ecoturismo, MiAmbiente eliminó el cobro de entrada y el permiso para acampar en los parques que pertenecen al Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

Sin embargo, se deben seguir ciertas reglas para poder vivir estas aventuras en un entorno de respeto y responsabilidad. Por esto, en estas zonas protegidas no es permitido llevar licor, mascotas ni encender fogatas en la época de verano.

¡Así que deje las preocupaciones diarias en la ciudad, prenda motores y disfrute de esta sana y agradable actividad recreativa!

 

Primeras 3 fotos de La Yeguada: Cortesía de José Manuel Varela

Fotos de La Yeguada, la laguna de San Carlos y del Parque Nacional Volcán Barú: Cortesía de MiAmbiente, sede regional de Veraguas

Fotos San Blas: Getty Images

 

 

 

 

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