Oportunidad + facultades físicas + disciplina = éxito
Hasta los que seguimos el béisbol de cerca nos sorprendimos cuando se anunció que el pelotero americano-dominicano Alex Rodríguez había firmado un contrato con los Texas Rangers, por un término de 10 años y 252 millones de dólares, o cuando Manny Ramírez, otro pelotero de descendencia dominicana y nacido en Nueva York, firmó con los Medias Rojas de Boston un contrato multimillonario, que le daba un ingreso promedio de 20 millones de dólares anuales, por un período de 8 años.
Estas cifras fantásticas y muchas más nos indican que nuestros jóvenes atletas pueden aspirar a ganar elevadas sumas de dinero, poniendo todo su empeño y ajustándose a una disciplina férrea que les permita un rendimiento que justifique su eventual ascenso a las Ligas Mayores de Béisbol y aspiren a un contrato millonario. Como es de todos conocido, varios panameños establecidos en la «Carpa Grande» (como también se identifica a las Ligas Mayores de Béisbol), devengan salarios millonarios, como es el caso de Mariano Rivera, quien recibe alrededor de $10,000,000 anuales con los prestigiosos Yankees de Nueva York, mientras que Carlos Lee, jugando con los Medias Blancas de Chicago, recibe unos $4,900,000 anuales, y Ramiro Mendoza, de los Medias Rojas de Boston, unos $3,250,000 por año.
Lo interesante es conocer el proceso, muy sacrificado a veces, por el cual pasa el pelotero, antes de llegar a su meta final, que es jugar en las Grandes Ligas.
Los equipos de Grandes Ligas tienen en diferentes áreas geográficas funcionarios, que en inglés les llaman «scouts» y en español algunos los llaman «escuchas» o «cazadores de talento». Estos individuos son los que frecuentan los estadios y parques de pelota, en busca de futuros jugadores profesionales, y si encuentran que llenan sus especificaciones, les ofrecen contratos a nombre de sus organizaciones, para iniciarse en los quehaceres del béisbol rentado.
Los «scouts» son generalmente personas versadas en los aspectos técnicos del deporte y que han tenido participación directa en el mismo, como jugadores, entrenadores o directivos, lo cual les permite detectar el potencial que los prospectos disponibles puedan tener. Un buen ejemplo es nuestro amigo Ramón Webster, «scout» de los Medias Rojas de Boston en Panamá. Ramón jugó a nivel aficionado, representando a Colón, su provincia natal, en los Campeonatos Nacionales y posteriormente firmó como profesional con los Atléticos de Kansas City, equipo de Liga Mayor, donde jugó varios años, además de haberse desempeñado con el mismo equipo en Oakland, con Los Padres en San Diego, y por último con los Cachorros de Chicago.
En resumen, Ramón jugó de 1967 a 1971 en cuatro equipos de Ligas Mayores donde alternó con grandes estrellas de ese momento y donde logró acumular una gran cantidad de experiencias y conocimientos que le permiten hacer su trabajo con reconocida eficiencia. Ramón Webster, además, ha dirigido equipos aficionados y profesionales, a nivel local e internacional.
Nos cuenta Ramón que la gran mayoría de los equipos de Grandes Ligas tienen centros de entrenamiento para jugadores latinos en República Dominicana y, en menor proporción, en Venezuela. Un jugador firmado en nuestros países latinos debe pasar siete años en Ligas Menores, como promedio, antes de llegar a las Grandes Ligas, de los cuales dos años como mínimo son en República Dominicana o Venezuela y el resto en los Estados Unidos. En Panamá hay aproximadamente 16 «scouts» de los diferentes equipos y, entre todos, firman anualmente unos 6 o 7 peloteros.
Con el propósito de ilustrar el tema, nos referiremos a un caso específico. Se trata del joven originario de Chame, en la provincia de Panamá, Edwin Elías Cedeño Navarro, un lanzador derecho de 19 años de edad que fue firmado hace aproximadamente un año. Edwin mide seis pies y cinco pulgadas, pesa 227 libras y su lanzamiento en recta llega a velocidades de hasta 87 millas por hora. Luego de firmar su contrato con los Diamonbacks de Arizona, Edwin fue enviado a un complejo de entrenamiento de propiedad del equipo que lo contrató, en República Dominicana, donde muchos jóvenes peloteros provenientes de varios países latinoamericanos conviven, entrenan y aprenden a jugar su deporte preferido, el béisbol, a nivel profesional.
Nuestro compatriota, quien tiene un carácter afable, buenos modales y, eso si, una gran determinación para triunfar, nos explica que tan pronto llegó a República Dominicana se dedicó a un mes de entrenamiento intensivo e inmediatamente entró en una liga que duró algo más de tres meses. El resultado del primer año fue exitoso y nos asegura que los conocimientos adquiridos fueron de gran utilidad, mejorando notablemente su control. Durante su estadía en Dominicana, el equipo cubrió todos sus gastos de alojamiento y alimentación y le pagaron un salario razonable, para otros gastos personales, aparte del bono por firmar el contrato, que en su caso fue de $4,000.
Por lo que pude percibir en el corto tiempo que conversé con Edwin, éste tiene el coraje, la determinación, la disciplina y el físico para triunfar en este difícil negocio. Sin embargo, el éxito también depende de muchos factores que están fuera del alcance de los jugadores y sus organizaciones, como son el caso de las lesiones físicas, pues en este deporte todos, absolutamente todos los participantes están constantemente expuestos a ese gran enemigo de los atletas que es la lesión corporal. Todo esto, sin mencionar los problemas emocionales a que se exponen estos jóvenes por el cambio de ambiente, especialmente cuando se trasladan a los Estados Unidos, donde el cambio del estilo de vida, la barrera del idioma, el clima, la nostalgia, etc. crean una serie de traumas en estos muchachos, que generalmente provienen de localidades y familias muy humildes.
Volviendo a nuestro entrevistado, Edwin nos informa que pronto debe regresar a República Dominicana a continuar con su proceso de desarrollo, que en uno o dos años más lo llevará a jugar en los Estados Unidos y eventualmente en las Ligas Mayores.
Como Edwin Cedeño, existen muchos jóvenes en todo el mundo que, día a día, sueñan con llegar a las Grandes Ligas. Digo en todo el mundo, pues este deporte, que en un tiempo solamente se practicaba en los Estados Unidos, Canadá y el Caribe, ahora se ha popularizado en áreas tan distantes y diferentes como América del Sur, Europa, Asia y Australia.
En mis ya largos años de seguir el béisbol profesional, he visto muchos prospectos, que a pesar de sus extraordinarias facultades se han quedado en el camino, por muchas razones, como algunas que ya hemos mencionado. Pero de todas, la razón menos aceptable es la indisciplina y quizá una de las más comunes. Es lamentable que un joven jugador, que recibe una oportunidad como ésta no la aproveche, porque no pudo mantener un comportamiento adecuado, oportunidad ésta que si logra aprovecharla le permitiría recibir sueldos maravillosos, que a veces no son accesibles, aun si tienes la mejor educación del mundo. Y aún más, algunos jugadores logran incluir en sus contratos el pago de educación superior, lo cual les permite hacerse profesionales de otras actividades, en caso de que como peloteros no llegasen a su objetivo final.
¡Mis mejores deseos sean para Edwin y todos los jóvenes que, como Edwin, reciben su oportunidad!
Créditos fotográficos:
Fotos de Edwin Cedeño: Ariel Atencio.
Foto de Alex Rodríguez: Cortesía del Club de Béisbol de los “Texas Rangers”. Fotógrafo: Brad Newton.
Foto de Carlos Lee: Ron Vesely, “Chicago White Sox”.