¿Quieres montar un “show”? El lo hace…

Lil María Herrera C. |

17 marzo, 2003

El mundo de los artistas es un mundo de luces, brillo, exigencias, aplausos y soledad. Mientras más famosos, más «especiales» y más cobran… hay cuentos de cuentos en cuanto a cómo andan las tarifas actualmente. Lo cierto es que hay que tener cierta personalidad para dedicarse a este negocio, no sólo desde el punto de vista de quienes «hacen el show» en el escenario, sino también desde el ángulo de quienes arreglan todo para que ese show sea posible.

Desde hace más de tres décadas, un panameño se ha dedicado a este negocio, al que incursionó por accidente. Se trata de José Guillermo Fernández, mejor conocido dentro y fuera de Panamá como Willie Fernández, el hombre que profesionalizó la actividad de producción artística en este país.

¿Cómo incursionó en el negocio?
En 1973, siendo Director de Relaciones Públicas de la Presidencia, me asignaron como enlace entre «Las Estrellas de Fania», que se presentaría en nuestro país, y las emisoras de radio. Por cosas de la vida, el productor del espectáculo no pudo llegar y lo tuve que hacer yo. Desde entonces y durante siete años seguidos produje sus conciertos en Panamá y todavía mantengo relación con el que maneja «Las Estrellas de Fania» hoy por hoy.

Aparte de eso, a partir de 1974 tuve a mi cargo la publicidad de «Holiday on Ice» que se presentó en el Gimnasio Nuevo Panamá anualmente durante doce años. Entre 1977 y 1980, la Cadena Hilton, conformada por el Caracas Hilton, el Caribe Hilton y el Panamá Hilton, me contactó para que me encargara de la presentación en Panamá de los artistas que rotaban entre los tres hoteles. Cada dos semanas venían artistas nuevos: Lucecita Benítez, Dany Rivera, Marco Antonio Muñiz, Carmita Jiménez, Raúl Vale y Sophy, entre otros. Eso logró estabilizarme económicamente, porque tenía una fuente permanente de trabajo.

Y es que después de que se acabó lo de «Las Estrellas de Fania», pasaron dos meses y yo me decía: «yo no me puedo dedicar a esto, porque esto no es negocio, yo me quedo en mis relaciones públicas». Pero después de treinta años… siempre hay espectáculos, a veces cada dos o tres meses, a veces uno por mes. El negocio del entretenimiento jamás se va a acabar, jamás se va a acabar. Otra cosa que hice fue presidir la Junta de Carnaval en los años 1979 y 1980, y, en 1986, participé en la producción artística de «Miss Universo», que se celebró en Panamá.

¿A quiénes ha representado?
Al Gran Combo, Celia Cruz, Rafael, Willie Colón, Rubén Blades, Miami Sound Machine, Chayanne, Luis Enrique, Cheo Feliciano, Paloma San Basilio, Gilberto Santa Rosa, Luis Miguel, Mocedades, Raúl Di Blasio y Shakira, entre otros.

¿A qué artistas se arrepiente de no haber representado?
A los Menudo. Cuando me ofrecieron la oportunidad de trabajar con Menudo, cuando el grupo comenzaba, yo los escuché y… uff, nada que ver. Musicalmente a mí me parecía… nada, me equivoqué. Me lamento no haber participado en la etapa de los Menudo, que para mí eran los «Beatles» latinos por la incidencia que tuvieron en el público. Menudo logró uno de los llenos más impresionantes del Maracaná (Brasil). En Nueva York, el Madison Square Garden no se aguantaba… o sea, me equivoqué… me equivoqué totalmente, porque Menudo se manejó con los mejores empresarios de cada país y eso para mí hubiera sido interesante desde el punto de vista de la relación, del contacto.

¿Cuánto cobran los artistas?
La diferencia entre lo que cobraban antes y lo que cobran ahora es abismal, es una cosa dramática. Artistas que en una época cobraban 30 mil dólares por noche, son artistas que ahora andan por los trescientos mil dólares. Por ejemplo, «La Fania» cobraba en el ´73 treinta mil dólares, ahora debe andar por los cien mil. Ricky Martin, Shakira, Cristina Aguilera y Gloria Estefan son artistas que ganan, en una noche, poco más de un cuarto de millón de dólares.

Exigencias de los artistas…
Antes a los artistas se les ponían botellas de agua y ya, pero sé de artistas que exigen hasta masajistas. Hay artistas que piden toallas de un cierto color; otros, marcas de whisky específicas. Juan Gabriel es un tipo muy particular: por ejemplo, en su camerino, antes de cantar, los cubiertos tienen que ser de plata, con mantel y todo lo demás.

¿Cómo se localiza a un artista? ¿Cómo se hace el contacto?
En este negocio, el secreto es una mezcla de talento, acompañado de trabajo arduo, permanente y perseverante: saber tocar la puerta a la persona indicada, en el momento y el lugar indicado, he allí la fórmula del éxito. Los contactos se los hacen a uno. Uno ya tiene
un nombre establecido en el medio y resulta que todo el que tiene artistas te va llamando y te va diciendo, «mira mis artistas son éste, éste y éste»… Pero hay que tener mucho cuidado, porque tienes que saber si el que te llamó tiene la línea directa. En este negocio, los años te dan la seguridad de saber quién es quién.

Si le llama alguien que quiere traer un artista: ¿Qué le dice? ¿Qué hace a partir de allí? ¿Cuántos meses toma coordinar todo?
Depende de qué tipo de evento se quiera producir y para qué. Entonces yo llamo a un contacto que maneja todo desde Centroamérica y sabe quiénes están en gira, porque, por ejemplo, no es lo mismo traer a Ricky Martin desde Puerto Rico que traerlo de Nicaragua, porque viene en gira. Lo primero es muchísimo más costoso.

Lo mínimo en tiempo para la promoción de la presentación de un artista debe ser de dos a tres meses. El primer dolor de cabeza del productor artístico es conseguir al artista y lograr que llegue en la fecha designada, que haya suficiente público, y que los sistemas de sonido y de luces sean impecables. Para ello, el productor artístico debe dominar el «rider técnico» ó «abc» de este negocio, que consiste en «cuadrar» el sistema de sonido, de luces, las tarimas, la cantidad de habitaciones necesarias para alojamiento del artista y los miembros de su orquesta, pasajes, viáticos; y reunirse con el «manager», la secretaria, el luminotécnico, el sonidista, la maquillista y el director técnico.

¿Cuál es el más amigable y el más reservado de los artistas que usted ha tratado?
Cheo Feliciano es el más amigable. Por otro lado, he presentado a artistas con quienes nunca he hablado. Eso parece raro, ¿no? Por ejemplo, la última vez que vino Luis Miguel a Panamá, no crucé una sola palabra con él. Es un tipo muy reservado, muy particular, creo que es más bien tímido.

¿El trabajo de productor de artistas es un trabajo a tiempo completo?
Yo tengo treinta años que no hago otra cosa. Acuérdate que cuando no es una cosa, es la Teletón, que en realidad significa cinco meses de trabajo, por lo menos. Llevo muchos años que, pase lo que pase, a las seis de la mañana me despierto y me preocupo por lo que sea. ¡A mí me pagan por preocuparme!

Una anécdota simpática…
Raúl Di Blasio. Yo conocí a Raúl Di Blasio cuando no era «Raúl Di Blasio». La directora de ATLAPA en ese momento me comentó de un pianista que venía por Centroamérica. Yo estaba haciendo un «show» de Paloma San Basilio. El se apareció por el teatro, pero yo estaba tan enredado que no le di la importancia debida. Y él se fue. Se fue y antes de irse me dijo: «Tú algún día me vas a presentar aquí».

Estando en Miami, un año después, en el «Premio Lo Nuestro», el que cierra el show es un pianista que se llama Raúl Di Blasio. Yo me le quedo mirando así, desde donde estaba sentado y pienso: «A este tipo yo lo conozco de algún lado». Lo que no sabía es que era el tipo al que yo le había dicho hace un año que no tenía tiempo para él. Pasaron unos años y la Fundación San Felipe lo contrata y me dicen: «Mira, conseguimos a Raúl Di Blasio». ¡Imagínate! ¡Yo fui al aeropuerto con las señora de la Fundación, rogándole a Dios que el tipo no se acordara de mí! Estando en el aeropuerto, él me dio la mano. Yo me presenté, él se presentó. Cuando estábamos en el carro, me dije: «Bueno… me salvé, el tipo no se acuerda de mí». Pero cuando llegamos al hotel me dijo, «Oye Willie, ¿tú te acuerdas de mí?» (Había hecho todo un cuadro para no hacerlo delante de todo el mundo). Entonces cuando se presentó en el Teatro Anayansi, que estaba todo lleno, comenzó a echar la historia al público y lo dijo: «Yo tengo que contar esta historia, porque esa es mi forma de sacarme el clavo». Echó el cuento y toda la gente muerta de risa en el teatro. Y al final dijo: «Yo pienso que Willie Fernández ya aprendió, porque ya me contrató».

¿Hay que viajar mucho?
Yo viajo unas seis veces cada año.

Sus mejores relaciones, sus mayores logros…
Aunque es poco común que los empresarios y los artistas tengan relación de amistad, pues se ve como un negocio, mantengo una buena amistad con artistas como los Estefan, Chayanne y Rubén Blades, quienes se portaron excelentemente bien conmigo durante la invasión.

¿Mi mayor logro? Probablemente sea el haber profesionalizado la carrera de promotor artístico en Panamá, una difícil labor para la cual hay varios relevos preparados, como Dicky Sinisterra, Larry Pinto, Ricardo Guerra y Mélida Trujillo.

Fernández ha sido el productor artístico de las últimas trece teletones. Cuando empieza cada Teletón, Fernández no duerme, ni come durante las 27 horas que dura el evento, para que todo salga bien, puntualmente, pues lo más importante para él es que el público se sienta satisfecho del espectáculo.

Ese es Willie Fernández: un fanático de los chistes, conversador innato y campeón de frontenis, aunque no todos lo sepan. Es una cara que todos reconocemos junto a «los famosos» y también los no tan famosos, pues por su especial don de gente lo aprecian desde las personas más sencillas, «de pueblo», hasta las más encumbradas y famosas. Es por ello que afirma orgulloso: «el único bien que tengo es que soy yo mismo».

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