¿Cómo enseñarle a su hijo a manejar la presión de grupo?

Mgtr. Doribel Jaén Bermúdez |

23 junio, 2007

“¡Mamá, no quiero ir más a la escuela, todos me molestan!”. “¿Por qué no puedo? ¡A todos mis amigos les dan permiso!”.

¿Alguna de estas frases le suena conocida? La sola idea de la presión de grupo puede sonar aterradora para la mayoría de los padres, ya que todos queremos que nuestros hijos aprendan a ser independientes y sean capaces de juzgar situaciones por ellos mismos.

La presión de grupo es aquella presión, angustia o tensión que los jóvenes sienten de parte de sus amigos o compañeros de clases para pensar por sí mismos, comportarse de cierta forma o cambiar su apariencia. Es normal que los niños y adolescentes atraviesen por este tipo de tensión, ya que forma parte de su crecimiento y desarrollo.

La presión de grupo positiva se da cuando el joven se entremezcla en una dinámica social con sus amigos y compañeros para así crear los lazos necesarios para una coexistencia sana durante su vida adulta.

Por ejemplo, cuando se estimulan a salir bien en un examen, cuando trabajan juntos para lograr una meta o cuando se apoyan mutuamente en actividades deportivas y recreativas.

La presión de grupo negativa ocurre al momento en que el joven no sabe cómo mantener su individualidad y cambia radicalmente, dejándose así llevar por lo que otros piensen. Si no sabemos cómo guiar a nuestros hijos a manejar la presión de grupo de tipo negativa será más difícil para ellos enfrentarla.

Como padres, debemos prestar atención a algunos síntomas que pueden ser indicativos de que nuestros hijos estén sufriendo de mayor vulnerabilidad a experimentar presión de grupo negativa, como los siguientes indicios:

  • Baja autoestima
    • Falta de seguridad y confianza en sí mismo
    • Depresión
    • Sentimiento de aislamiento
    • Temor a un compañero violento o una nueva amistad con un compañero violento
    • Incapacidad para establecer fuertes lazos de amistad con compañeros
    • Pobre rendimiento escolar o falta de motivación hacia las actividades escolares

A continuación, les detallamos seis estrategias o técnicas para apoyarlos, preparándolos así para enfrentarse con situaciones de ansiedad o tensión infligidas por compañeros:

  1. Estimule la seguridad y confianza de su hijo/a: Los padres debemos mantenernos involucrados en las diferentes actividades que realizan nuestros hijos. Es de suma importancia valorar sus pensamientos e ideas al igual que no subestimar sus aportes y opiniones. Brindémosles retroalimentación positiva ante la adquisición de logros y cumplimiento de metas. Es importante también respetar su apariencia física y la imagen que quieran proyectar ante los demás.
  2. Motive a su hijo/a a formar parte del grupo de “su” preferencia: Por lo general, los chicos se sienten presionados a formar parte del grupo más “popular”, cuando lo importante es que se involucren en un grupo en donde puedan desarrollar su individualidad y originalidad.
  3. Enseñe a su hijo/a a decir “no”: Aunque parezca difícil, debemos orientar a los jóvenes a que aprendan a rechazar o a alejarse de aquellos pares que ejerzan una influencia negativa y que los presionen a hacer algo que ellos no quieran o que sepan que es incorrecto.
  4. Esté disponible: Mantenga una actitud abierta y accesible para cuando su hijo/a necesite acudir a usted con preguntas o dudas sobre situaciones que no sepa cómo manejar.
  5. Hable con sus hijos sobre temas “tabúes”: Antes de que su hijo se sienta presionado por compañeros a practicar ciertas actividades, háblele usted primero sobre las consecuencias del uso del alcohol, cigarrillos, drogas, las relaciones sexuales, entre otros.
  6. Inculque la práctica de los buenos valores: Para concluir, debemos resaltar que más importante que pertenecer a un grupo atractivo, está la práctica de los buenos valores como el respeto, la responsabilidad, la honestidad, la lealtad, la justicia, la bondad y la tolerancia. Practiquemos el viejo refrán: “No hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti”.

Mgtr. María del Carmen Santamaría Arango
Centro de Apoyo y Estimulación Integral (CAPEI)

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