Dime qué haces en línea y te diré quién eres: La importancia de entender la huella digital y cuidar nuestra reputación ‘online’

Ernesto Méndez Chiari |

14 mayo, 2021

Es ideal utilizar las redes y el internet para tener una ventaja de lo que deseas transmitir al mundo. De lo contrario, puede jugarte en contra y hacer que tu trabajo, compañeros y otras personas se lleven una idea errónea de quién eres.

La huella digital, explicado sencillamente, es la compilación de la información que existe en internet sobre una persona. Sin embargo, la definición y realidad de la huella digital van mucho más allá de los likes en Instagram y actividad en perfiles de Facebook o LinkedIn. Se trata de la impresión que una persona crea en internet por medio de su actividad online, que incluye búsquedas, visitas a páginas web, compras, interacciones con otros, emails enviados y recibidos, información entregada a empresas, menciones, publicaciones y generación de contenido. La huella digital es, en pocas palabras, el sendero o rastro de data e información que alguien crea, intencionalmente o no, cuando usa el internet. La huella digital importa tanto por la cantidad de información que provee de una persona, –y quien sea que alguna vez se haya conectado a internet tiene una. Pero, en vez de preocuparnos, lo importante es entenderla.

¿Debería importarme mi huella digital o presencia ‘online’?

Hay cientos de razones por las cuales nos debería importar nuestra huella digital y presencia online y cómo nos representa. En algunos casos, existe un uso legítimo de nuestros datos, como los que dueños de negocios por internet o anunciantes recopilan sobre nuestros hábitos en línea y preferencias de compra para adaptarse mejor a nuestras necesidades y ofrecernos productos alineados con nuestros intereses. Sin embargo, cuando nos llega publicidad de organizaciones o empresas que no hemos solicitado, nos deja expuestos. Por otro lado, la data que existe sobre nosotros en internet nos hace vulnerables al fraude, al phishing o robo de identidad.

Nuestra huella digital debe importarnos ya que podría ser mal utilizada y hacernos vulnerables.

Para Liz Marie Kinkead, psicóloga experta en comunicaciones estratégicas, reputación digital y socia de ÁTOMA Communications –con quien tengo el placer de compartir asesorías– la presencia digital forma parte de nuestra reputación o marca personal. “Si la usamos favorablemente, nos ayuda a reforzar quiénes somos ante el mundo. Si no la gestionamos, lo que sea que suceda en las redes está allá afuera y generará una percepción sobre nosotros, positiva o negativa. Si ignoramos o no trabajamos nuestra presencia online, ese vacío se llenará con lo que terceros digan, escriban o comenten sobre nosotros, lo que puede tener un impacto directo en nuestro bienestar mental, físico o personal, familiar y profesional, pues lo que aparezca de uno en redes o internet queda allí para siempre, sea cierto o falso, y eso impacta directamente la percepción que terceros tendrán sobre nosotros”, señaló. También enfatizó un aspecto que a todos nos atañe:Piensa en lo que publiques hoy, ya que puede quedar ahí y tener un impacto en tu futuro. Esa, justamente, es la razón que nos obliga a gestionar las redes con responsabilidad y de manera alineada a los intereses que tengamos a nivel personal y profesional”.

¿Pero cómo sabemos si estamos dejando una huella digital y por qué pasa esto?  Para entenderlo, debemos saber que hay dos tipos de clasificaciones de huella digital: la activa y la pasiva.

La activa es aquella información que intencionalmente compartimos con el mundo, desde las redes sociales personales hasta las empresariales. Es una huella intencional y con propósito. Esta va desde los correos electrónicos que enviamos, los likes que damos en Instagram, las cuentas que seguimos en Twitter, los pins en Pinterest, entradas en blogs y lo que compartamos en cualquier red social, formularios que llenemos en distintas páginas web, comentarios que hagamos en foros y lo que otros suban sobre nosotros. La pasiva es aquella información que involuntaria o circunstancialmente dejamos en nuestro rastro de data, como el IP, geolocalización, actividad web (las páginas que visitamos dejan cookies que quedan instaladas en el buscador de Safari de Apple, Chrome de Google, etc.) cuando damos “aceptar” a una aplicación sin leer la letra chica, nuestro correo electrónico, así como cualquier información relacionada que terceros puedan fácilmente acceder con una búsqueda calibrada.

La huella digital activa es la información que voluntariamente exponemos online, como los ‘likes’ en redes sociales.

Riesgos asociados a la presencia ‘online’

Sin ánimo de alarmar, es importante saber que el sendero de información personal que vamos dejando también puede ser utilizado por piratas informáticos, delincuentes, estafadores y otros actores malintencionados. Y, para cuidarnos, debemos entender cuáles son algunos de los riesgos más importantes asociados con los datos que dejamos en línea:

  • Robo de identidad: Quizás el mayor riesgo que enfrentan las personas en internet es que les roben su identidad. Es posible reducir el riesgo si cuidamos y controlamos la información personal y confidencial que compartimos.
  • Spear phishing y fraude: En ocasiones, los delincuentes pueden obtener suficiente información sobre una persona para identificarla como objetivo de fraude. En el spear phishing, un delincuente puede ponerse en contacto con una víctima y afirmar que es alguien que conoce (jefe, compañero de trabajo, pariente) para pedirle dinero u otros objetos de valor.
  • Publicidad: Este es, generalmente, un uso legítimo de su huella digital, pero muchas personas se oponen al seguimiento con fines publicitarios. En Panamá, la Ley 81 de 2019 sobre la Protección de Datos Personales enmarca lo que individuos, autoridades y empresas pueden y no pueden hacer con nuestra información, como almacenarla, venderla, modificarla y rastrearla. Merece la pena educarse en este tema leyendo dicha ley: https://www.asamblea.gob.pa/APPS/LEGISPAN/PDF_NORMAS/2010/2019/2019_645_3008.pdf
  • Investigaciones por empleadores: Los empleadores potenciales o actuales pueden rastrear nuestras publicaciones en las redes sociales y otras actividades en línea para obtener información sobre nuestra vida personal. Dependiendo del nivel de actividad en línea, la vida privada de muchos queda abierta al mundo. Algunos empleadores pueden utilizar como base el uso recreativo de alcohol y drogas, palabras sucias, publicaciones políticas o religiosas y otras para rescindir contratos o no extender ofertas laborales a candidatos.

Los reclutadores van más allá de la entrevista y utilizan las redes para vetar a potenciales candidatos.

Consejos para cuidar tu huella digital y mitigar posibles riesgos

Existen sencillas costumbres que todos podemos poner en práctica para ahorrarnos un disgusto:

  • Evitar utilizar la dirección de correo electrónico principal al crear cuentas en sitios web y plataformas para hacer comentarios. Es mejor crear una dirección de correo descartable o secundaria.
  • Ser consciente de la configuración de privacidad en las cuentas de redes sociales. Probablemente no necesitemos que nuestras vidas personales sean completamente públicas, así que es importante limitarse y no compartir demasiado.
  • Considerar restringir publicaciones de Twitter, Facebook e Instagram a solo amigos o contactos cercanos y dejar de usar plataformas de redes sociales que no permitan hacerlo.
  • Separar nuestras vidas personales y profesionales. Es una buena idea utilizar diferentes direcciones de correo electrónico para actividades puramente personales y/o para buscar trabajo. Usar diferentes direcciones de email también dificulta que los empleadores investiguen nuestra presencia en las redes sociales.
  • Manejar nuestra reputación. Lo que los posts públicos, comentarios y mensajes en línea dicen sobre alguien afecta cómo nos perciben los demás. No está de más usar ortografía y gramática correcta, evitar ser grosero o profano y no compartir demasiado sobre nosotros y nuestras familias para mantener una mejor reputación y protegernos.
  • No permitir que los sitios web vendan o compartan sus datos. Cada vez más, los sitios web están agregando herramientas de privacidad que le permiten optar por que su información personal se venda o no se venda a anunciantes, socios o terceros. Por ejemplo, Google puede dejar de personalizar sus anuncios utilizando su página de Configuración de Anuncios. Se puede hacer lo mismo en Spotify, desactivando los anuncios personalizados en su página de Privacidad. Ahora, Facebook e Instagram ya no podrán rastrear nuestra información con el nuevo sistema operativo de Apple, que preguntará a usuarios si quieren compartir su información y data.
  • Al navegar por internet, no confiar en el modo incógnito. El modo privado o de incógnito del navegador es útil para minimizar los datos que almacena localmente en nuestra propia PC o Mac, pero no tiene ningún efecto sobre los datos almacenados sobre nosotros en línea.
  • Buscar nuestros nombres en diferentes motores de búsqueda y configurar alertas para notificaciones futuras. Google Alerts, por ejemplo, puede funcionar como una herramienta para recibir notificaciones de menciones.

Podemos proteger nuestra huella digital evitando que páginas web vendan nuestra información a terceros.

La importancia de gestionar nuestra presencia ‘online’

Como hemos visto, la huella digital es parte importante de nuestra marca personal y de nuestra reputación y, por lo tanto, vale la pena dedicar tiempo a asegurarnos de que sea una representación precisa de quiénes somos y para quién trabajamos. Además, tener una huella digital positiva puede generar amplios beneficios como:

  • Mayores oportunidades: Es más probable que las personas confíen en alguien y en los productos o servicios que venden si tienen una imagen online positiva, generando mejores oportunidades de crecimiento. Las empresas o marcas administradas por personas con buena reputación en línea tienden a irles mejor y es más probable que otros les compren y recomienden a terceros.
  • Menos riesgo: Si su huella digital es mala, puede perpetuar un sentimiento negativo que puede ser difícil de superar. En cambio, si es percibido positivamente, es posible recuperarse de un escándalo más fácilmente que alguien que ya tenía una huella digital negativa.

Definitivamente, es prudente mantener una huella digital positiva, empezando por la información que compartimos y el tipo de contenido que publicamos. Si bien se puede eliminar contenido de los sitios web o redes sociales, una vez que cierta información se ha compartido, no hay garantía de que pueda eliminarse de internet. Y esto es algo que no podemos ni debemos olvidar cada vez que estamos frente a un dispositivo digital.

 

¿Cómo administrar nuestra presencia y reputación profesional?

Según Laszlo Bock, exvicepresidente sénior de People Operations en Google y graduando del Yale School of Management, un 77% de reclutadores y empleadores potenciales utilizan motores de búsqueda como Google para seleccionar a sus candidatos y el 35% admite haber eliminado a un candidato en función de la información que encontraron en línea. “Es poco probable que la respuesta nos sorprenda”, dice Bock. Entre el 45% y el 85% de los empleadores y los comités de contratación rechazan a candidatos si ven contenido relacionado a: 1) consumo de drogas ilegales; 2) consumo de alcohol; 3) referencias a armas; 4) uso de blasfemias, insultos y comentarios racistas; 5) mala ortografía y gramática; 6) fotos o noticias policiales por arrestos o crímenes de cualquier tipo.

También pueden despedir a personas de las empresas por las razones anteriormente expuestas, o por filtrar información confidencial de la empresa, hacer publicaciones con prejuicios racistas, clasistas o sexistas, compartir contenido inapropiado (por ejemplo, desnudos) o por quejarse e insultar a su empleador, clientes u otras partes interesadas. Esto constituye otro claro ejemplo de cómo nuestra huella digital influye directamente en nuestras oportunidades profesionales.

 

Fotos: Getty Images

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