Guillain-Barré, cuando deja de ser un simple hormigueo

Vanesa Restrepo de Rinkel |

1 marzo, 2014

¿Has sabido de alguien que haya sufrido el síndrome Guillain-Barré? Si no, no es de sorprender, pues poco se oye hablar de esta condición tan dañina. Sin embargo, es más común de lo que se cree.

Según el doctor Nelson Novarro, neurólogo e internista con más de diez años de experiencia en este campo, cualquier persona de cualquier edad puede sufrir Guillain-Barré. “Nadie está exento de esta condición y no hay forma de prevenirla”, comenta.

El Guillain-Barré-Landry-Strohl, nombrado así en honor a los doctores que descubrieron sus síntomas desde mediados del siglo XIX, es un trastorno neurológico autoinmune que aflige principalmente al sistema nervioso periférico (comprendido por los “cables” que salen de la médula espinal y se distribuyen hacia los brazos, piernas, intestinos y demás) de manera aguda y abrupta en un período de días o semanas, y que puede dejar a la persona paralizada.

Pero, ¿cómo se contrae el Guillain-Barré y por qué algunos piensan que es un problema muscular? El Guillain-Barré no se contrae. Es un síndrome que se presenta luego de una infección, ya sea respiratoria o gastrointestinal, causada generalmente por un virus o bacterias.

En algunas personas, cuando su sistema inmune se defiende de las infecciones ataca erróneamente lo propio, dañando al nervio periférico. Esto se debe a que, en ocasiones, algunas partículas de las bacterias son parecidas (“mimetismo molecular”) a las partículas del nervio periférico.

Como consecuencia, la persona empieza a sentir un hormigueo o debilidad distal –en partes del cuerpo alejadas del centro, como las piernas o manos– la cual va ascendiendo hasta no poder caminar o incluso quedar paralizada. Esta condición también puede afectar su cara (parálisis facial), sus reflejos, su presión arterial, su respiración y hasta el ritmo cardíaco, poniéndola en peligro de muerte. 

Es aquí cuando algunos llegan a pensar que es un problema muscular. El Dr. Novarro explica su estrecha relación: “La gente interpreta al nervio como la parte emocional, siendo este realmente la célula o parte del cable del sistema nervioso“. El hecho de que usted se toque la mano y sienta significa que hay unos receptores sensitivos que están conectados a un cable que viaja por la médula espinal y sube al cerebro, que es quien interpreta lo que usted está sintiendo.

“Si usted, por el contrario, quiere moverse”, continúa, “ese movimiento empieza en el cerebro y baja por un cable que se conecta al músculo. Este, a su vez, hace la acción que eléctricamente el cable le está diciendo que haga. Por consiguiente, si un músculo está desconectado, no se mueve”.

La agonía de los nervios

Sentir algún hormigueo o tensión muscular no es sinónimo de este trastorno, pero sí puede llegar a serlo si la agonía es constante y ascendente. Por esto, para descartar la sospecha del Guillain-Barré se realizan dos pruebas:

  1. Punción lumbar: determina si hay una elevación de las proteínas en el líquido cefalorraquídeo, llamada disociación citoproteica, que indica un proceso inflamatorio.
  2. Estudio de neuroconducción nerviosa: determina si el nervio periférico tiene un problema y, si lo tiene, si es en un solo cable (mono) o en muchos (polineuropatía).

Con base en los resultados y teniendo en cuenta si la patología es aguda o crónica, se corrobora el diagnóstico clínico y se procede a iniciar un tratamiento específico.

Los tratamientos avalados por entidades internacionales como la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos), de Estados Unidos, y la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) son la inmunoglobulina humana intravenosa y la plasmaféresis. En el primero, se administra al paciente dosis específicas de inmunoglobulinas –proteínas fabricadas por las células de defensa– humanas extraídas de sueros de donantes sanos. Estas, mediante diferentes mecanismos, modulan el sistema inmune y hacen que el paciente se vaya recuperando poco a poco.

“La plasmaféresis, por su parte, es un tratamiento en donde se extrae completamente la sangre del cuerpo y se filtra de forma que las células de la sangre se le devuelven al paciente sin el plasma, el cual el organismo sustituye rápidamente”, comenta el experto.

Culminados estos tratamientos vienen los de rehabilitación, los cuales son clave en la recuperación de la persona.

Es importante que, de presentarse alguno de los síntomas descritos, se busque atención médica para corroborar o descartar la existencia de esta condición.

Quizás te puede interesar