La “medicina” antienvejecimiento

Dr. Jorge Paz Rodríguez |

24 septiembre, 2008

“¿Sabía usted qué tienen todos estos síntomas en común? Falta de energía, cansancio, dolores en las articulaciones, insomnio, aumento de peso, disminución del apetito sexual… Son, sencillamente, manifestaciones típicas de la edad, algo que todos sentiremos tarde o temprano.

Últimamente se ha escrito mucho sobre la medicina antienvejecimiento, que debería ser llamada, en realidad, medicina preventiva. Y, aunque no existe una fórmula mágica para controlar el envejecimiento –ni vitaminas, suplementos u hormonas milagrosas–, hay buenas noticias. En Japón, América y Escandinavia el porcentaje de centenarios ha crecido dramáticamente. Es más, en estos países la población de adultos mayores de sesenta años constituye el segmento con mayor crecimiento. ¿La causa? No se sabe a ciencia cierta, pero es una realidad.

El único estudio conclusivo sobre el antienvejecimiento fue hecho en los años treinta con animales de laboratorio, primero con ratones y luego con monos. Allí, la restricción de calorías a 1/3 de la ingesta normal causó un aumento dramático de longevidad. Aunque estos estudios no se han realizado en humanos, se postula que darían los mismos resultados.

¿Cuál es el objetivo de la medicina antienvejecimiento? Identificar y evaluar aquellos procesos que puedan acelerarlo, a través de un examen físico completo y pruebas de laboratorio. Esto nos permite tener un panorama completo sobre el paciente y diseñar un programa individualizado de nutrición, ejercicio y de vitaminas, suplementos u hormonas naturales para optimizar este proceso y mejorar la calidad de vida de la persona.

¿Con qué herramientas contamos para evaluar el proceso de envejecimiento?
1. Análisis de la composición corporal:
consiste en un aparato que nos mide, de una forma bastante precisa, el porcentaje de agua, grasa y músculo que tiene la persona. ¿Por qué es importante? Algunos estudios han demostrado que mantener una relación óptima de masa muscular a grasa en el cuerpo (3 a 1 en mujeres y 5 a 1 en hombres) es, probablemente, el factor más importante que predice cómo está envejeciendo la persona. Es decir, si esta relación está desbalanceada, invariablemente el individuo se irá deteriorando más rápido con la edad. También esta prueba nos da un aproximado del metabolismo basal (calorías que quema el cuerpo en reposo) y, de esta forma, se le puede diseñar un plan nutricional adecuado.

  1. Exámenes de laboratorio: aparte de los exámenes tradicionales (hemograma completo, colesterol y glucosa, entre otros) hay muchas otras pruebas recomendables:
  • Proteína creactiva de alta sensibilidad, que mide la inflamación crónica interna.
  • Homocisteína, aminoácido asociado con el aumento de riesgo de infartos.
  • DHEA, hormona madre que mejora los niveles de las hormonas sexuales, el sistema inmunológico y otras funciones.
  • Cortisol, la hormona del estrés.
  • Testosterona, hormona masculina que tiene que ver con la libido en hombres y mujeres, así como con la energía y la habilidad de mantener la masa muscular.
  • Perfil de tiroides, asociado con fatiga, ganancia de peso y depresión.
  • Insulina, hormona que regula el metabolismo de la azúcar y que afecta la habilidad del cuerpo para quemar grasas adecuadamente.

Con estas dos herramientas, podemos tener una idea más clara sobre qué le puede estar ocurriendo al afectado y, de una forma objetiva, darle consejos precisos.

En conclusión, ¿qué recomendaciones podemos darle para envejecer mejor?

  • Realizarse un examen físico completo, al menos una vez al año, incluyendo laboratorios.
  • Realizarse pruebas preventivas apropiadas para la edad (mamografía en mujeres, PSA y examen rectal en hombres, colonoscopía y densitometría ósea).
  • Reducir calorías a través de una dieta balanceada, baja en carbohidratos y en grasas saturadas.
  • Establecer una rutina de ejercicios con aeróbicos y tonificación muscular.
  • Balancear las hormonas del cuerpo a través de ciertas vitaminas, suplementos y hormonas naturales.
  • Dejar de fumar.
  • Mantener la presión arterial controlada, idealmente 120/80 o menos.
  • Reducir el estrés.

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