Persiguiendo las auroras boreales… ¿cómo encontrarlas?
Por siglos, la magia de las auroras ha deslumbrado a muchos con su imponencia y velo de misterio. Sin embargo, lograr ver una no es tarea fácil. Debemos viajar muy lejos y esperar pacientemente a que el universo confabule para permitirnos contemplar su impresionante paleta multicolor.
Persiguiendo las auroras boreales… ¿cómo encontrarlas?
Hay lugares en el mundo que realmente gustan, ya sea por la belleza de sus paisajes, la grandeza de sus monumentos, la riqueza de su cultura o por su contagiosa energía. Son destinos que, indudablemente, dejan huellas en quienes los visitan.
No obstante, existen otros no tan mundanos que brindan experiencias, sencillamente… mágicas.
Quien haya viajado hasta los confines del mundo en busca de las auroras sabe de lo que estoy hablando y lo surreal que es estar ante su presencia. Para esto, es imperativo recorrer kilómetros de distancia y abrigarnos como nunca lo hemos hecho en la vida, ya que solo se dejan ver cerca de los polos, en donde la tierra se acaba y el universo comienza.
Entrando a otra dimensión
Presenciar una aurora es como entrar a otra dimensión. La primera y única vez que la vi fue en Islandia, en una madrugada de marzo, luego de andar por cuatro horas, fuera de las luces de Reikiavik, la capital de este país. El frío era tal que nos calentábamos con un poco de café, mientras esperábamos ansiosos y cruzábamos los dedos a que se nos presentara.
Cansados, con sueño y bastante decepcionados, regresábamos a la ciudad cuando, como por arte de magia, apareció flotando en medio de un hermoso cielo estrellado. Este fenómeno irrepetible de la naturaleza parece venir del más allá con sus delicados velos en verde neón, azules fluorescentes, blancos luminosos y fuertes amarillos, púrpuras y rosas, los cuales bailan suavemente una melodía que solo el infinito tiene permiso de escuchar.
Lluvia de polvo solar
Bautizadas por Galileo Galilei como Aurora Borealis, nombres prestados de la diosa romana del amanecer, Aurora, y el de su hijo, Bóreas, el viento del norte, el origen de estas luces fantasmales ha dado pie para las leyendas más fascinantes entre los pueblos escandinavos y primeros navegantes europeos.
Una de ellas era la del pueblo saami que habita en Laponia, zona que recorre el norte de Noruega, Suecia, Finlandia y la península de Kola, al noroeste de Rusia. Según los lapones, un zorro cruzaba las mesetas árticas e iluminaba el cielo con las chispas que se desprendían de su cola al arremolinarse la nieve.
Otra creencia ancestral, como la de los pueblos esquimales de Groenlandia, contaba que las auroras eran las almas de los muertos que subían al cielo.
En realidad, su misteriosa y casi sobrenatural presencia se genera cuando partículas de viento solar, guiadas por el campo magnético de la Tierra, entran en la atmósfera cerca de los polos, provocando una energía en forma de luz al chocar con los componentes del aire.

Campo magnético de la Tierra contra partículas de viento solar.
Pese a que esta lluvia de polvo solar ocurre durante todo el año, solo se puede contemplar en el invierno nórdico desde finales de otoño hasta principios de la primavera, con picos en enero y febrero, y en el invierno austral desde marzo a septiembre.
Y gracias a los satélites de hoy día, los cuales tienen la capacidad de detectar explosiones inusuales en la superficie solar, las auroras se pueden predecir hasta con tres días de anticipación con un pequeño margen de error. Sin embargo, cazarlas es una lotería y muchas veces solo dejan verse por unos cuantos minutos, como si fuera una niña tímida o, más bien, caprichosa y esquiva.
Desde los confines del mundo
Quien quiera ser testigo de esta obra magistral del universo, debe empezar por escoger alguno de los exclusivos lugares que ofrecen sus avistamientos.
Estos destinos lejanos, al menos para nosotros que vivimos cerca de la línea ecuatorial, se encuentran en un área ovalada que rodea los polos, no necesariamente en el punto más norte o más sur del planeta.
De hecho, los sitios con mayor probabilidad de ver la aurora boreal o luces del norte reposan en torno al círculo polar ártico y al antártico, en donde se puede divisar la aurora austral, o luces del sur, nombre que se le da a este maravilloso fenómeno en el hemisferio sur.
Aquí va una pequeña, pero provechosa lista:
Rusia
Sería el viaje más largo para nosotros, pero si de casualidad está de visita por Rusia en la primavera o el otoño para evitar su invierno, Múrmansk, a dos horas de Moscú en avión, puede ser una buena opción para ver las luces del norte, junto con Arkhangelsk, en donde las auroras pueden contemplarse por días.
Asimismo, en la península de Taimyr, en donde el invierno dura en promedio unos 250 días al año con temperaturas que bajan hasta -60 C, se pueden apreciar las luces del norte más singulares en forma y color.
Hasta ese confín del mundo, puede llegar en cuatro horas por avión, aterrizando en Norilsk desde Moscú y desde ahí en carro a las poblaciones de Dixon, Igarka o Khatanga, reconocidas por sus auroras en blanco brillante.
Finlandia
En Rovaniemi e Ivalo puede echarle un ojo a estas luces de colores. Para llegar hasta allá se debe volar desde Helsinki o viajar unas ocho horas y media en el Laponia Express.

Luces de colores en Rovaniemi, Finlandia.
Suecia
Lulea y Kiruna, en Suecia, son dos lugares prometedores de Escandinavia para ver las auroras boreales.
Noruega
Tromsø es una de las mejores opciones en Noruega. Queda a casi un día en coche o a una hora y media en avión de Oslo, desde donde salen varios vuelos al día. También están a una hora de vuelo las islas Lofoten y la provincia de Finnmark. Las islas Svalbard, por su parte, que se encuentran ubicadas entre Noruega y el polo norte, sobre el manto blanco del océano Glacial Ártico, es uno de los lugares con más actividad de auroras boreales.

La catedral de Tromso iluminada.
Islandia
Islandia, especialmente en su costa norte, es un magnífico punto para ir a cazar auroras. Sin embargo, tuve la suerte de poderlas ver cerca de la población de Torfastaðir, a tan solo hora y media en carro desde Reikiavik, al sur de Islandia.
Groenlandia
En Kangerlussuag —una población al suroeste de Groenlandia— hay mayor probabilidad de verlas, incluso desde agosto.

Groenlandia
Canadá
En Yukón, Nunavut y los territorios del noroeste, se pueden ver desde septiembre hasta abril.

Aurora en Alaska
Alaska
Fairbanks, a unas diez horas en tren desde Anchorage, ocho en carro y cuatro en avión, es una de las mejores propuestas de Alaska para apreciar la Aurora borealis con bastante frecuencia en invierno.
Antártida
Aunque en esta zona del globo terráqueo la tierra no llega tan cerca del polo como en el norte, haciendo más difícil la observación de la Aurora australis o luces del sur, la Antártida es una cuna de auroras. Por esto, una buena alternativa para verlas es navegando por el sur del océano Antártico, saliendo desde Ushuaia, en Argentina, y Punta Arenas, en Chile.
Nueva Zelanda
Stewart Island, en el extremo sur de este país, y el lago Tekapo, en la región de Otago, ubicado a tres horas en carro de la ciudad de Christchurch, al sur de Nueva Zelanda, son uno de los top spots del hemisferio sur.
De hecho, en marzo de 2017, el astrónomo Ian Griffin, director del Museo Otago, propuso tomar un avión chárter de ocho horas que despegó de la ciudad costera de Dunedin con 134 turistas, para observar de cerca la Aurora australis que tuvo lugar cerca del círculo polar antártico.
Tasmania
Este pequeño país ubicado al sur de Australia es otro exótico destino para apreciar auroras australes desde marzo con picos en septiembre. Por su parte, el Valle Huon, en el sur de la isla y la península de South Arm a 40 kilómetros de Hobart, la capital de Tasmania, son algunos de sus lugares más recomendados para verlas.
Presenciar una aurora es una experiencia que deja boquiabierto hasta al más terrenal. Estos ángeles que bajan del cielo y cubren el firmamento con sus grandes alas tecnicolor, lo hacen sentir a uno más cerca de Dios, así que sea donde sea que elijan buscarlas, definitivamente es una de las maravillas de la naturaleza que hay que ver aunque sea una vez en la vida.
Lo primero que debe empacar para ir a cazar auroras es una buena cámara fotográfica. No vaya a ser, que luego de tanto frío y tanta espera, regrese sin una imagen digna de esta experiencia única.
Estos son algunos pasos para tomar las mejores fotos:
- Ponga la cámara en un trípode para mantenerla inmóvil.
- Coloque el punto de enfoque a infinito (ya que va a fotografiar algo que está muy lejos) y asegúrese de que su lente esté en enfoque manual.
- Mire por el visor de su cámara y encuentre un objeto en la distancia.
- Cuando tenga el objetivo en su enfoque, cambie el modo de imagénes en directo (Live View) de su cámara y cierre el zoom al máximo. Luego, ajuste el objetivo hasta que la imagen se vea nítida.
- Ponga el ISO de su cámara entre 200 y 800. No demasiado bajo, ya que el sensor no absorberá suficiente luz de la imagen, pero tampoco demasiado alto.
- Ponga la velocidad de obturación entre dos y ocho segundos, ya que debe ser lenta.
- Dispare en RAW.
- Utilice un temporizador para evitar la vibración en su cámara cuando apriete el botón de disparo.
- >Por último, recuerde mantener las baterías de la cámara calientes para evitar que se congelen.
Fotos: Getty Images