Salimah Aga Khan – La princesa de las Aldeas SOS

Julieta de Diego de Fábrega |

18 marzo, 2004

La inminente llegada de una princesa a la Casa Hogar de Aldeas SOS, en la provincia de Colón, opacaba la preocupación que las amenazas de lluvia hubieran podido causar en sus residentes. Después de todo, una princesa es una princesa y tanto los niños como sus «mamás» la esperaban ansiosos.

Finalmente el anuncio. ¡Llegó la Princesa! Los corazones de los niños casi se oían latiendo de emoción, mientras revisaban la formación de la calle de honor que tenían preparada para recibirla. Es obvio que Salimah Aga Khan está acostumbrada a las cámaras y a los eventos públicos. Es una mujer delgada y elegante que se conduce con suavidad y que se toma muy a pecho su trabajo de embajadora de las Aldeas SOS.

Su primera experiencia con esta organización fue durante la inauguración de la primera Aldea SOS en la Polinesia Francesa. El concepto le impresionó mucho y siguió de cerca a la institución, por lo que en el año 2000 fue nombrada como la primera Embajadora Internacional de las Aldeas.

Este cargo implica viajar extensivamente por el mundo visitando los hogares de SOS. En diciembre pasado la gira incluyó México, El Salvador y Panamá. La historia personal de Salimah Aga Khan puede compararse con un cuento de hadas. Hija de un militar británico, Salimah creció en India. Nos comentó que sus padres eran personas con una mentalidad muy abierta y que siempre la instaron a «ver a su alrededor». Esto la llevó a convertirse en una persona con una agenda social intensa.

Los tres hijos de Salimah Aga Khan, Zahra, Rahim y Hussein, todos adultos ya, han sido igualmente expuestos al concepto de justicia social y Salimah opina que el deseo de ayudar es algo que llevan en sus genes. La princesa comulga cien por ciento con el concepto de las Aldeas SOS pues, a través de sus visitas, ha podido comprobar el cambio drástico en los niños que allí residen.

Para comprender un poco mejor cómo funciona esta organización benéfica a favor de los niños sin hogar, debemos saber que hay cuatro elementos que son esenciales en las Aldeas SOS. El primero de ellos es «la madre», una persona entrenada en el cuidado y desarrollo físico y emocional de niños, figura principal en cada una de las casas. Ella es responsable de fomentar un ambiente cordial entre los niños a su cargo, respetando en todo momento las raíces étnicas y sociales de sus hijos. «Los hermanos», son aquéllos que comparten una misma casa y, en el caso de hermanos biológicos, se mantienen juntos. «La casa», trasciende las instalaciones físicas y se convierte en hogar. Allí madre e hijos comparten responsabilidades y, por supuesto, experiencias de vida. «La aldea», que si bien puede verse como un conjunto de casas, es una comunidad bien integrada, desde donde se promueve una integración profunda de sus residentes con la comunidad.

El evento que nos llevó a la Aldea-Hogar de Colón fue la inauguración de instalaciones, adecuadas gracias a la contribución monetaria del Banco General por medio de la Fundación Sus Buenos Vecinos, y nos permitió evaluar de primera mano el compromiso y dedicación de los directivos de Aldeas SOS.

La donación del Banco General sirvió para instalar un salón de estimulación precoz con capacidad para cuarenta niños, para el remozamiento del salón de kinder, así como para la construcción de un bohío para recreación. Impresiona el orden y el buen mantenimiento de los cuales son objeto todas las instalaciones.

La Princesa, como invitada de honor, fue objeto de múltiples atenciones por parte de los pequeños, en cuyas caras podíamos ver que, más allá del abandono y del sufrimiento, había esperanza de optar por una educación y un futuro promisorio, en un ambiente netamente familiar.

Salimah compartió con nosotros que con cada visita a una Aldea reafirma que «las madres», aquellas personas que día a día tienen la responsabilidad de velar por el bienestar de los niños que allí residen, son sus verdaderas heroínas. Su rol de Embajadora le ofrece la oportunidad de hacer algo que verdaderamente le gusta, pero reconoce que son las personas que trabajan en las aldeas las que se merecen todas las alabanzas.

La Princesa reconoce que su labor como embajadora es sumamente útil para la organización de las Aldeas. Sin embargo, manifiesta que se siente más cómoda con el lado privado de la caridad. Tiene que vivir con esa dualidad, pero su fe en el proyecto va más allá de sus preferencias personales. Lo que sí es obvio es su fidelidad hacia los niños. Luego de los actos protocolares y a pesar del cansancio de la apretada agenda que había manejado durante la semana de su visita a Panamá, la Princesa visitó cada una de las casas. Su interacción con los niños era natural y cariñosa, a pesar de la barrera del lenguaje. El calor y la humedad no parecían afectar el buen humor de la Princesa.

Repartió una buena dosis de besos y abrazos y era evidente que estaba disfrutando el cariño de los niños que la seguían a todas partes invitándola a conocer su hogar. Salimah Aga Khan lleva aproximadamente nueve años involucrada con el proyecto de las Aldeas SOS. Nos contó que en ese tiempo ha tenido la oportunidad de visitar algunas aldeas varias veces. Lo que más le impresiona es el cambio que tienen los niños gracias al programa. He visto niños tristes entrar a las Aldeas y, un año después, encuentro niños sonrientes, «eso es lo que me motiva en mi trabajo como embajadora», concluye, «la transformación positiva de los niños».

Es indiscutible que la Princesa es una convencida que un ambiente «familiar» estable y el acceso a igualdad de oportunidades, especialmente en lo que a educación se refiere, es una fórmula ganadora. Esperamos que vuelva a visitar a nuestros niños de las Aldeas SOS y a este país que, como ella bien dijo, le abrió sus puertas para mostrarle lo mejor de sí.

 

 

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