Un hogar para la vejez

Geraldine Emiliani |

18 septiembre, 2003

Es inevitable envejecer. Lejanos ya los sueños de la adolescencia, los delirios de la juventud y la madurez como antesala a la vejez, casi sin darse cuenta el anciano se enfrenta a la verdad con un realismo superior a las demás épocas de la vida misma. Esta madurez a la que me refiero suele ir acompañada de un declive biológico y, muchas veces, espiritual: se pierde la capacidad para retener lo inmediato; se busca refugio en los recuerdos y se repiten, una y otra vez, las preocupaciones y ensueños; se disminuye la velocidad psicomotora; se presenta un cierto empobrecimiento en el razonar y en las aptitudes verbales; y los problemas de salud abundan.

Pero hemos de recordar que la vejez es parte del ciclo vital humano y que, como toda otra etapa, puede ser bien o mal vivida. Por eso es tan importante prepararnos para que sea un tiempo de recoger frutos y sembrar nuevas e interesantes experiencias, un período de tranquilidad y no de frustraciones. Sin embargo, no siempre planeamos cómo será. ¿Alguna vez se ha preguntado si usted o algún ser querido requerirán de un lugar adecuado para vivir con dignidad, aunque sea fuera del seno familiar?

Definitivamente, es una pregunta difícil de contestar, sobre todo cuando la misma se refiere a personas que nos dieron mucho en plena fortaleza y dinamismo. Ciertamente, es una situación que a muchos probablemente nos tocará afrontar. Una realidad sentimental y económica, pues, como ha señalado la ONU “esta parte de la población es un tema clave en orden a las necesidades de servicios de salud, de pensiones y de recursos sociales. En el sector de servicios, viene a ocupar el tercer puesto, después del cuidado del medio ambiente y de la telecomunicación, consumiendo cada vez más recursos”.

Residencias privadas
En Panamá, por ejemplo, la necesidad de la población de utilizar residencias y servicios especiales para sus miembros de mayor edad ha resultado en la existencia de más de veinte residencias privadas de la tercera y cuarta edad, cifra elevada en contraste con la población del país e inferior a lo que se da en el orbe mundial. El asunto se plantea al preguntarnos: ¿Vale la pena vivir en una residencia de ancianos? ¿Quién se encarga y cómo se debe atender a estas personas? ¿Qué se les ofrece en estos asilos? ¿Cuántos hay, cómo son y dónde están ubicados? (ver recuadro) ¿Cuánto cuestan? Veamos:

No se trata de una inversión de la que se espera recuperar el dinero. La tranquilidad que siente el residente y, por ende, el familiar al saber que cuenta con una vivienda adicional y que cumple con sus expectativas, compensa la inversión. De modo que, al igual que al considerar cualquier otra vivienda, es mejor comparar antes de tomar una decisión final. Por ejemplo, hay residencias que ofrecen tarifas más bajas o altas que otras dependiendo de las necesidades, especialidades y exigencias del ocupante.

Pero, ¿cómo hallar un hospedaje confiable? Un primer paso sería averiguar cómo le ha ido a otros en su hogar-residencia. Los amigos y familiares posiblemente sepan si tal o cual residencia para ancianos tiene fama de brindar un servicio de calidad. Además, puede examinarse la trayectoria y la situación económica del lugar consultando las guías de evaluación que ofrece el Ministerio de la Juventud, la Niñez y la Familia, así como del Ministerio de Salud, autoridades responsables del servicio óptimo en estos lugares.

Para recabar información veraz y directa, hicimos un recorrido por estas instalaciones observando un sinnúmero de opciones existentes, además del interés en la atención y el cuidado que se le ofrece a sus usuarios. Es importante señalar que todos sus elementos como escaleras, cuartos de baño, comedores y enfermería, entre otros, tienen las formas y tamaños adecuados para los interesados. Del mismo modo, la investigación refleja que la edad promedio de los residentes es de 65 años. Las mujeres se inclinan a aceptar este modo de vida más que los hombres, al observarse que el 80% de sus ocupantes son mujeres.

En lo que respecta al dinero que se invierte, las tarifas oscilan entre 400 y 1,800 dólares al mes. De hecho, esta particularidad depende de los hábitos, estilo de vida y exigencias del ocupante. Cuantos más extras se deseen en servicios complementarios (peluquería, odontología, rehabilitación o fisioterapia) mayor es el precio. Como regla principal, para establecer el precio final se toman en consideración los cuidados en materia de salud que se requerirán. Por ejemplo, si se necesita una atención especializada al tener o contraer una enfermedad de cuidado, el costo lo absorbe el residente. Se brinda, eso sí, una atención médica básica.

Ambiente
No sólo el lujo o la calidad de los servicios diferencian a una residencia de otra. Cada una tiene, además, su personalidad. Si quiere que el futuro usuario se sienta cómodo de verdad, búsquele un lugar a su medida, es decir, un ambiente familiar y entrañable si se trata de una persona sencilla y comunicativa; un entorno formal, si el interesado ama y respeta las formalidades; un buen equipamiento deportivo, si es de los que no saben vivir sin las actividades físicas.

Además, si se quiere mayor flexibilidad, los hogares-residencias ofrecen una disciplina suave: nadie madruga si no quiere; no hay que comer o cenar a unas horas determinadas, no hay horarios de visita (los familiares y visitantes pueden permanecer en la residencia el tiempo que deseen e incluso comer o cenar junto a los residentes). El trato humano es esencial de parte del personal de planta.

Los hogares gozan de un especial cuidado en materia de limpieza y área de recreación y bienestar espiritual. Las habitaciones pueden ser compartidas o bien se puede adquirir una privada y con aire acondicionado. Es visible la paz y tranquilidad que observamos en las instalaciones visitadas. Casi todas tienen áreas verdes para pasear, disfrutar del sol y de actividades al aire libre a fin de evitar la pasividad, tan común en los mayores. Hay residencias ubicadas lejos del mundanal ruido, mientras que otras se encuentran situadas a pocos metros del centro urbano, con fácil acceso a cualquier tipo de transporte.

Regulaciones
Cada residencia tiene sus cláusulas, condiciones de pago y otras reglas claramente definidas y, en ningún caso, admitirá a residentes que no acepten sus requisitos de admisión. En caso de falta de pago o conductas que afecten gravemente la buena convivencia con los otros residentes o la normal actividad del establecimiento, la residencia podrá resolver el contrato previa comunicación con la contraparte. La existencia de un reglamento de régimen interior también acredita la seriedad y legalidad de un centro.

Actividades
Los hogares-residencias o asilos de ancianos son prácticos siempre y cuando brinden protección física, emocional, mental y espiritual. A fin de tener una mejor noción de lo que es vivir en un asilo de ancianos, entrevistamos a varias personas que han adoptado este estilo de vida. La mayoría de ellas indicaron que la actitud mental es importante y determina, en gran manera, la actitud de los familiares y de los amigos para con ellas. Es natural que se experimente una sensación de pérdida al inicio de la convivencia en estos lugares, situación que no es eterna. Algunos, quizás debido a su edad y experiencias vividas, sean más volubles, ansiosos y retraídos, pero normalmente estos sentimientos ceden con el respaldo de otros residentes del lugar, sin pasar por alto la importancia del apoyo familiar y de los amigos.

Este es el caso de Rosaura, de 68 años, quien nos comentó: “Aquí no nos encontramos solos, todos los que vivimos en este lugar hablamos el mismo idioma. Nadie nos manda, como solía pasarme con mis hijos. Somos como una familia y nos queremos mucho. Aquí formamos nuestra rumba al celebrar los cumpleaños o alguna buena noticia. Cantamos, reímos, lloramos, jugamos. Esto me encanta. Al principio me costó aceptar que mis hijos me dejaran aquí, me costó lágrimas y aún me duele no estar con ellos, pero no me arrepiento porque creo que fue una buena decisión. Mis hijos me visitan y yo a ellos. Debido a mi enfermedad, me era difícil convivir con mis hijos, en cambio he aprendido a convivir con extraños”. Mario, de 72 años, también nos quiso dar su opinión: “Hace cinco años vivo en este lugar. A mis inicios, me invadió un sentimiento de frustración, al morir mi esposa y tomar la decisión de separarme de mis hijos, pero me consoló saber que comprendieron la razón de mi decisión. Esto era justo lo que me faltaba”.

Cuando decimos que el abuelo o la abuela, o los propios padres, son un problema debido a los achaques o enfermedades típicos a estas edades, y no pueden, por sí solos, enfrentarse a las dificultades que esto conlleva, entonces la posibilidad de usar como un buen recurso los hogares-residencias para ancianos es una alternativa viable y muy conveniente. Siendo un asunto que posiblemente nos tocará la puerta a todos en un momento dado, es importante empezar a analizarlo y aceptarlo como una realidad de la sociedad en la que vivimos, una sociedad responsable de hacer que quienes se encuentran en el ocaso de sus vidas puedan sentirse satisfechos de haber encontrado un segundo hogar “a su medida”.

Asilos privados en Panamá
Nombre Ubicación Teléfono
Armand Home Care Hato Pintado, Pueblo Nuevo 261-6251
Casa de Anciano Carmen Córdoba Parque Lefevre 224-3314
Casa Hogar Villa Casilda Clayton 317-1137
Fundación Nueva Vida* Antigua base de Howard 316-0106
Fundación Santa Marta Parque Lefevre 224-2704
Golden Age Hato Pintado, Pueblo Nuevo 261-4857
Hogar de Anciano Nueva Vida San Antonio 239-4743
Hogar para Ancianos Belén Parque Lefevre 221-8270
Hogar Bolívar* Río Abajo 224-1138
Hogar Bonaire Los Angeles 260-5648
Hogar Génesis Urb. Campo Limbergh 217-2389
Hogar – Residencia San Carlos VíaBoyd Roosevelt 231-5941
Hogar St. Mathews Las Cumbres 268-2044
Hogar Sol y Vida Calle principal Tocumen 292-0362
Home & Care Altos del Golf 226-2412
Paraíso Primaveral Betania, Camino Real 204-1058
Residencial Corazón de Jesús Barrio Norte, Colón 441-1543
Residencial Geriátrico San Fernando Urb. La Loma 229-4894
Residencial Las Palmeras Linda Vista 230-1283
Residencial Mi Nueva Vida Las Cumbres 268-2045
Residencial Santa Marta Nvo. Reparto El Carmen 265-5611
Residencial Tender Loving Care Ciudad Radial, Juan Díaz 266-0332
Residencial Valle de Liz Urb. Chanis 222-1463
Summertimes Home Care San Francisco 270-2636

*También ofrecen servicios gratuitos.

Nota: El listado anterior resultó de las investigaciones realizadas y puede no incluir la totalidad de los establecimientos existentes.

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