Adriana Hoyos, al natural

Ana Matilde Icaza H. |

23 diciembre, 2007

Ecuatoriana y a la vez colombiana, moderna pero clásica, reservada y espontánea, neutral pero con acentos, ni recargada ni minimalista, Adriana Hoyos logra un balance armonioso tanto en sus muebles como en su día a día.

De decoradora de interiores a diseñadora de su propia colección de muebles, las fronteras y los nuevos retos nunca la han limitado. No es de extrañar que haya roto paradigmas y sembrado tendencias en muchos países del mundo. Y es que la marca “Adriana Hoyos” está presente en cuatro oficinas de asesoría profesional en diseño de interiores establecidas en Quito, Guayaquil, México y Miami; siete tiendas de muebles distribuidas entre Ecuador, México y Miami; cuatro fábricas y una planta de acabados en Ecuador, donde trabajan más de 400 personas; y distintos “espacios” en tiendas que venden sus muebles en más de ocho países del mundo.

Un viaje ajetreado pero fascinante

“Mi herencia como diseñadora la obtuve de mi abuela, quien decía: yo no tengo joyas porque todo es para mi casa”, recuerda Adriana, quien nació con el gusto por la decoración muy arraigado en sus venas. “Yo le decía a mi mamá que quería ser arquitecta, sin poder ni siquiera pronunciar esa palabra”, nos cuenta. Y es que, incluso en su día a día, su pasión por “arreglar los ambientes” se notaba, desde aquellos años cuando, siendo una pequeña niña, lo que más disfrutaba era poder decorarle la casita de muñecas a su hermana.

Para alcanzar su sueño, años más tarde estudió diseño de interiores en Estados Unidos. De vuelta en Quito, orgullosamente recuerda sus inicios y su primera oportunidad de trabajo: “Mi primer proyecto fue un stand para una feria”, recuerda y sonríe. Poco a poco, fue aprovechando las oportunidades que se le presentaban y dando a conocer su nombre. Así iniciaron los constantes viajes al extranjero, en los que acompañaba a sus clientes a comprar muebles para decorarles sus casas.

Sin embargo, lo glamouroso de los viajes se volvió agotador, hasta el punto que su esposo le dijo: “Adriana, tienes que parar de viajar”. -Con dos hijos, ahora jóvenes de 18 -él- y de 16 -ella-, decidió establecer su primera tienda de muebles en Quito para así poder dedicarle más tiempo a su familia. “Ellos han crecido con una mamá a bordo de un avión”, dice Adriana consciente del apoyo que siempre le han brindado. Pero el sacrificio ha valido la pena, aun cuando el trabajo y los viajes, lejos de disminuir, aumentaran a partir de esa decisión que, inconscientemente, le abriría otros caminos.

Y así, en una de esas interminables horas de encierro voluntario, entre Carolina del Norte y Quito, surgió algo que daría un giro completo a su carrera. “Hace diez años yo regresaba de una feria y no sé de dónde salió la inspiración, pero dibujé mi primera línea de muebles en una servilleta abordo de un avión”, nos cuenta emocionada. Esta artista, quien encontró su virtud como diseñadora de muebles sin siquiera buscarlo, despegó alto a partir de ese momento. En ese entonces, la que ahora es una exitosa empresa no tenía uno, sino siete almacenes de muebles a su haber, en los que el gusto de Adriana al seleccionar las piezas atraía a cientos de clientes que encontraban diversas marcas en un mismo lugar. Aquí presentó su primera colección, Coco, y la aceptación del público fue tal que “me sentí como cuando a un cantante le pega una canción”. A partir de entonces, ha creado tres nuevas colecciones: Tagua, Café y Chocolate.

Esta incansable trabajadora, quien ha traspasado fronteras como decoradora de interiores y diseñadora de muebles, recorre el mundo para nutrirse de conocimientos e inspirarse en diferentes culturas. Todo esto sin contar los viajes a ferias y a diversas regiones que visita por razones profesionales.

Buscando siempre ese difícil balance en su vida, Adriana procura viajar con su esposo, Eduardo Pérez, quien dirige la empresa como su Presidente Ejecutivo. Luego de un par de días de trabajo, aprovechan para relajarse, conocer y disfrutar del lugar donde estén. “Me encanta jugar golf y me fascina ir a los spas”, cuenta Adriana, quien señala a los de Asia como “los mejores del mundo”.

De cerca y en persona

Conversando con Adriana, pudimos conseguir tips sobre la moda actual, consejos para nuestros hogares y conocer intimidades y sentimientos de esta mujer tan emprendedora, célebre en el mundo de la decoración.

En Exclusiva: ¿Qué está de moda en decoración?

Adriana Hoyos: La moda está loquísima, yo acabo de llegar de París y se están reinventando los años 50 y 60. Está de moda el alto contraste entre lo moderno y lo clásico, utilizando texturas con estampados. También encontré mucho cristal en colores que antes no se podían fabricar.

E.E.: ¿Y en cuanto a colores?

A.H.: Los mismos estampados, muchos de flores y de detalles de la naturaleza, ahora son de colores contrastantes. Observé mucho acqua y azul combinado con metales, brillos, swarozkis y glitter en las telas. última colección Chocolate tiene una importante exposición que se define como “el espacio Adriana Hoyos”, y esto me llena de satisfacción. Aparte, Panamá es un país maravilloso que me encantaría seguir visitando más a menudo.

E.E.: ¿Te guías mucho por la moda?

A.H.: Yo prefiero mantener mi ritmo, no ciega a la moda porque con la moda podemos jugar con textiles y algunos detalles, pero prefiero las cosas atemporales.

E.E.: ¿Cómo defines tu estilo?

A.H.: Versátil. Con mis muebles puedo decorar desde un apartamento en Park Avenue, Nueva York, hasta una casa en Contadora, sólo depende de los accesorios con que se conjuguen. Soy creyente en la neutralidad y acentos para complementar. Utilizo muebles con una tela base y les doy un giro con almohadones y adornos. Así, al momento de querer cambiar la decoración, no tienes que botar tus muebles.

E.E.: ¿Usas café en todas tus decoraciones?

A.H.: En todo. Yo soy una persona café con beige. Yo me visto de negro, café o beige. En la decoración sí soy un poco más arriesgada.

E.E.: ¿Qué es lo más importante que uno debe lograr en un ambiente?

A.H.: Funcionalidad, armonía y presupuesto. Lo más importante es que cumpla con su función y se adapte al estilo de la familia. A una persona no se le puede imponer un estilo al que no pertenece, la gente no se debe guiar sólo por la moda, sino por lo que les hace sentir cómodos. Se debe también tomar en cuenta que haya armonía entre los diferentes espacios de la casa o apartamento. Y, por último, que se ajuste al presupuesto de las personas.

E.E.: ¿Hay algún lugar en el mundo que influya en tu inspiración al diseñar?

A.H.: Mi vida cambió cuando conocí Asia. Voy todos los años desde hace siete años y compro, por ejemplo, tejidos, accesorios y detalles. Mi línea de muebles tiene un toque asiático y es porque me impresionan sus diseños, los colores… hasta la cultura.

E.E.:¿Y una persona que te inspire o te empuje a seguir adelante?

A.H.: Las 400 personas que veo cuando entro a nuestra fábrica de muebles. Los veo dándole y trabajando la madera; y pienso en las familias de estas personas. Con mi trabajo estoy ayudando a cientos de personas que viven dentro de una economía deprimida, pero les estamos dando una oportunidad de triunfar y salir adelante. Yo no soy una buena empresaria en el sentido económico pues, para mí, el motor no es el dinero sino el logro que obtenemos: generar riqueza para compartir.

E.E.:Como mujer, ¿cuál es tu mayor reto?

A.H.: Me encanta cuando las mujeres tienen empuje. No soy feminista, pero me llaman la atención mujeres como Gloria Estefan, por ejemplo, quien ha tenido un balance profesional y personal increíble. Ella nos demuestra que sí es posible triunfar en tu carrera y, además, tener una vida familiar normal.

E.E.:¿Desde cuándo existe tu vínculo con Panamá?

A.H.: Desde el año 2003, BBK Furniture representa, en forma exclusiva para Panamá, la marca “Adriana Hoyos”. Al inicio se exhibían un par de conceptos de colecciones anteriores, como la Coco y la Tagua. Hoy por hoy, mi última colección Chocolate tiene una importante exposición que se define como “el espacio Adriana Hoyos”, y esto me llena de satisfacción. Aparte, Panamá es un país maravilloso que me encantaría seguir visitando más a menudo.

Fotos:
Silvia Grunhunt / Space 67

 

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