Algo diferente para disfrutar
La ciudad de Panamá crece a pasos agigantados y así mismo se expande la oferta de actividades y eventos culturales para el deleite de chicos y grandes.
Los Pecha Kucha Nights se han realizado en diferentes locaciones de la ciudad, desde teatros hasta espacios al aire libre. Aquí podemos apreciar el primer Pecha Kucha Night, que se realizó en el edificio del antiguo Club Unión, en el Casco Viejo.
Hace tiempo el arte, la música y la cultura salieron de los museos, los teatros y las galerías. Es común encontrarse con arte callejero y expresiones culturales en cada esquina de las grandes ciudades. Aunque fue hasta hace poco que la ciudad de Panamá empezó a llenarse de esta cultura “alternativa”, quizás como una consecuencia del crecimiento económico, de la globalización, el boom de las redes sociales, la llegada de extranjeros o una combinación de todo esto.
Lo cierto es que, en Panamá, se están realizando eventos y actividades cada vez con más frecuencia, brindándole un color y un sabor diferente a nuestra ciudad. Son iniciativas organizadas por personas que se han unido para brindar una experiencia diferente a todos aquellos que buscan salirse de lo tradicional. Desde sesiones acústicas bajo la luna hasta un club culinario, aquí presentamos algunas de las tantas actividades que ahora se pueden disfrutar en nuestra pequeña pero pujante ciudad.
Arriba: Juan Cruz Soares–Gache y Ricardo Fernández han organizado siete eventos de Pecha Kucha en Panamá.
Abajo: El formato de los Pecha Kucha Nights es de 20 x 20: 20 diapositivas de Power Point con 20 segundos para cada una, haciendo la presentación de 6 minutos con 40 segundos sobre cualquier tema de interés.
Pecha Kucha: de Japón a Panamá
Pecha Kucha fue creado en 2003 por una pareja de arquitectos ingleses radicados en Japón, Astrid Klein y Mark Dytham, quienes querían abrir un espacio para que gente creativa, común y corriente, pudiera mostrar sus ideas. Pero para hacerlo de forma eficiente y divertida crearon un formato conocido como 20 x 20, en el que cada presentador podría presentar 20 diapositivas de Power Point y demorarse 20 segundos en cada una, haciendo la presentación de 6 minutos con 40 segundos. Todo tipo de gente, desde artistas hasta ingenieros, presentaban sus ideas informalmente en cada Pecha Kucha sin cansar al público y el formato resultó ser tan exitoso que, hoy en día, esta actividad se realiza en más de 400 ciudades alrededor del mundo.
A Panamá llegó en el 2010 gracias a Juan Cruz Soares–Gache, argentino radicado en Panamá, de la empresa Social Snack –dedicada a la comunicación online– y Ricardo Fernández, panameño, de la publicitaria TBWA, quienes produjeron el primer Pecha Kucha Night en enero de ese mismo año. El evento, que tiene un costo de entrada simbólico, fue un éxito, luego se corrió la voz a través de las redes sociales, y los Pecha Kucha Nights empezaron a crecer. En el último – realizado en junio 2011– asistieron casi 600 personas.
En los Pecha Kucha panameños se ha hablado acerca de todo: desde una abogada y poetisa, quien expuso sobre la propiedad intelectual, una administradora de edificios que contó las intimidades de su trabajo, hasta un joven que se atrevió a hablar sobre la invasión norteamericana a Panamá. Algunas de las presentaciones son conmovedoras, otras cómicas, otras entretenidas y, algunas, hasta aburridas. Pero como solo duran 6 minutos y 40 segundos, el espectador tiene la oportunidad de escuchar, en una noche, a diez panameños exponer todo tipo de ideas no comerciales. Incluso en otros países algunas de estas ideas han sido ejecutadas gracias al interés que han despertado en inversionistas.
“Al principio pensamos que no iba a haber gente. Pero ha sido un éxito. A veces uno de los presentadores me envía un párrafo, veo las imágenes, pero no tengo idea de qué es la presentación, y, cuando veo, la persona deslumbra en el escenario”, cuenta Ricardo. Para estos jóvenes el evento ha sido un éxito porque es una oportunidad para conocer gente e ideas que uno no ve usualmente, en un ambiente informal, divertido y, sobre todo, corto. “En algunas ciudades le quitan el micrófono al presentador. Pero aquí no lo hacemos”, comenta Juan Cruz. Sin embargo, la presentación de Power Point se acaba y la persona debe terminar.
Luna Llena de Tambores: tocando bajo la luna
Alfredo Hidrovo es un percusionista y baterista panameño que, luego de vivir 15 años en Nueva York, volvió a su patria y notó que no tenía mucho que hacer. Así que un día se fue con un amigo a tocar tambor a la Calzada de Amador, bajo la luna, sin saber que, meses después, muchas más personas disfrutarían junto a él.
Así nació Luna Llena de Tambores, evento organizado por Hidrovo todos los meses, desde septiembre de 2010, en el primer día de luna llena. Comenzó con un grupo de amigos músicos que iban a tocar tambor al aire libre con él para desestresarse. Se fue corriendo la voz y empezaron a llegar 50, 100 y hasta 200 personas, algunos solo a mirar, pero a disfrutar el ritmo de la percusión sin costo alguno.
La idea del evento es que las personas que nunca han tocado un tambor lo hagan, con Hidrovo como facilitador. Algunos llevan cubos de plástico; otros, tambores tradicionales, e Hidrovo también proporciona alguno de sus instrumentos. El evento comienza a las 6:00 p.m., usualmente con niños, y más tarde en la noche van llegando adultos y otros músicos. “Es algo didáctico, desestresante, educativo”, nos cuenta este percusionista. “Es una oportunidad de hacer música para cualquiera que quiera hacerlo, sin sentirte inhibido”. Durante la noche hay otros músicos invitados, han tenido acordeonistas, violinistas y hasta un DJ que han acompañado la música. “Tocamos canciones congo, canciones típicas panameñas, de todo”, comenta.
La voz se corrió, nuevamente por redes sociales, y hace varios meses la Ciudad del Saber organizó un evento más grande bajo un árbol en el área de Clayton, donde se calcula que pasaron 1,000 personas durante la noche. “Una de las cosas que me encanta es que la gente me dice: ‘Wao, no revisé mi blackberry en cuatro horas’, para mí eso es un logro increíble. La gente queda sudando y la pasa muy bien. Hay comida, hay bebida, es un evento familiar”, nos cuenta entusiasmado.
Arriba: La Luna Llena de Tambores es una actividad que usualmente se realiza en la Calzada de Amador, a un lado del establecimiento comercial Bikes & More, aunque también se ha llevado a cabo en Clayton y, en un futuro próximo, se hará en Boquete. Su creador es Alfredo Hidrovo.
Abajo: Los asistentes se contagian de inmediato y quedan tocando tambor a un ritmo colectivo.Las veladas son muy amenas y concurridas.
El evento ha atraído a todo tipo de gente, desde niños hasta adultos mayores e incluso algunos que no pensaron estar ahí. “Me acuerdo de estas señoras todas bien vestidas, con tacones, que me dijeron: ‘Nosotras vinimos a ver, nosotras no tocamos’. Al final estaban sucias, llenas de tierra, sudando y no se querían ir. Cualquiera que va, si se da la oportunidad de participar, sale feliz porque realmente tocar tambor es algo especial”, concluye.
Proyecto Umami: cocinando de forma diferente
Luego de asistir a un evento en el Casco Viejo donde probaron comida cocinada por unos chefs de Nueva York, cuatro panameños aficionados de la cocina se sentaron a conversar y pensaron: nosotros podemos cocinar igual que ellos. Y así nació Umami, una actividad culinaria informal creada por Roberto Varela, Marta Ferrer, Carlos Ucar y Miky Fábrega.
Se puede decir que Umami es un tipo de club culinario (en Estados Unidos hay algo similar que se llama underground supper clubs), donde estos cuatro cocineros aficionados hacen cenas privadas para entre 15 y 25 comensales, en las cuales se invita a gente de diversos ámbitos. La invitación se hace de boca a boca o por redes sociales y las personas se apuntan hasta que llenan los cupos, pagando un precio razonable por la cena. Sin embargo, el club no es con ánimo de lucro, sus creadores lo hacen puramente por diversión.
“Lo que buscábamos con el concepto es que la gente pudiera hacer algo diferente, que no fuera ir a un restaurante, que no fuera una experiencia como la que tienes en cualquier lado”, nos comenta Marta Ferrer. Es comida casera, hecha con los mejores ingredientes, cocinada con cariño, pero lo más importante, gastronomía diferente, a la que no estamos tan acostumbrados. “Yo creo que nosotros hemos atraído a la gente más freak de la comida y es increíble porque ese círculo de gente está súperinteresada. Tenemos como 180 amigos en Facebook”, cuenta Marta.
Pero la experiencia va más allá de lo culinario. “Lo que queríamos hacer era sacar un poquito a la gente de su zona de confort y abrirles la mente, enseñarles cosas nuevas no solo en términos culinarios sino en términos sociales. Mezclar gente, aquí la gente es muy cerrada, muy de su grupo, y obligarlos, de repente, a hablar con gente que no hablas normalmente” comenta Marta. “Tratamos de que sea una sola mesa, generalmente no te vas a sentar con la gente que viniste”, añade Roberto.
Izquierda: En las cenas Umami, los comensales usualmente se sientan a una misma mesa donde comparten experiencias y su amor por la comida.
Derecha: Los creadores de Umami, de izquierad a derecha, son: Miky Fábrega, Marta Ferrer, Roberto Varela y Carlos Ucar(en la foto).
Para conocer más… | |
Pecha Kucha Facebook: pechakuchapanama Twitter: @pechakucha_pty Sitio web: www.pechakuchapanama.org Luna Llena de Tambores Umami |
Los platos que han cocinado –en los nueve eventos que llevan hasta ahora– incluyen gazpachos, sashimi, pollo vietnamita, chuletas de cordero, cupcakes de limón y hasta tortillas panameñas rellenas de queso brie. “La gente ha sido súperabierta, nunca nos han rechazado un plato”, cuenta Marta. Nunca sirven algo enlatado y lo que no se pueda hacer en casa, no lo sirven.
El evento incluye un coctel de entrada, plato principal, vino, postre y, por supuesto, buena música y decoración, lo que también es importante para ellos. “Inclusive para nuestra sorpresa hay varios chefs profesionales que nosotros respetamos que nos han escrito, pero no han ido todavía, nos da estrés”, comenta Roberto entre risas. Y es que ninguno de los creadores es chef profesional, son personas aficionadas a la cocina que crecieron cocinando y que se divierten haciéndolo para otros.
Es sorprendente cómo, cuando la gente se une con un mismo fin, pueden lograr que excelentes iniciativas se hagan realidad. Sin importar la falta de tiempo o recursos, la inquietud de hacer cultura parece estar tomando fuerza. Hay muchísimos más eventos que se están presentando, solo hay que estar pendiente en las redes sociales, los medios de comunicación masiva y entre amigos, para no perdérselas.
Fotos:
Páginas 33 y 34: Cortesí de Pecha Kucha
Páginas 36 y 38 (izquierda): Tito Herrera
Página 38 (derecha): Cortesía del Proyecto Umami
Página 40: Eduardo Grimaldo