Museos que sorprenden

Vanesa Restrepo de Rinkel |

22 septiembre, 2022

Museos hay muchos, pero a diferencia de los que estamos acostumbrados a ver, estos sorprenden con un concepto y contenido que rompen barreras.

Seguramente, lo primero que les viene a la cabeza cuando escuchan hablar de un museo es la imagen preconcebida de un espacio grande, colmado de numerosas salas de exhibición debidamente iluminadas, que exaltan la maestría y el incalculable valor de sus diversas expresiones de arte.

Sin embargo, he conocido otros que, al salirse de los paradigmas tradicionales, no solo distan de lo que habitualmente solemos definir como museos, sino que llevan al visitante a vivir una experiencia artística fascinante e inolvidable, una que jamás imaginaron antes de entrar por sus puertas.

El Museo Corpus está ubicado en Oegstgeest, Países Bajos. La mitad del edificio es una figura humana de más de 30 metros de altura.

Museo Corpus: un increíble viaje por el cuerpo humano

¿Se imaginan si pudiéramos conocer el interior del cuerpo humano?; ¿Ver su corazón y sentir cómo palpita por dentro?; ¿Meternos en su boca y tocar sus dientes?; ¿Observar cómo funcionan sus pulmones y crece el cabello o sucede un estornudo? ¡En Corpus podemos hacer esto y más!

Ubicado al norte de La Haya, en Oegstgeest, Holanda, este museo nos lleva por una aventura interactiva y sensorial a través de una réplica humana de 35 metros de altura, dotada de efectos audiovisuales que nos permite sumergirnos en el interior de cada órgano al ir ascendiendo el cuerpo por sus arterias, desde el talón del pie hasta la cabeza.

Además, ofrece una película en 3D sobre la fecundación, así como audioguías, juegos y actividades sobre el funcionamiento del organismo.

Primero y único en el mundo, Corpus es un viaje increíble para chicos y grandes donde se aprende todo sobre la biología humana de la manera más divertida y emocionante que se puedan imaginar.

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Proyecto Edén: donde el arte y el medioambiente se fusionan

El Proyecto Edén (Eden Project) es un amplio complejo polifacético definido principalmente como un laboratorio viviente, una atracción turística y un parque temático medioambiental, construido con el mínimo de desperdicio, en una antigua mina de caolín del condado de Cornualles, Inglaterra.

Pero para mí, recorrerlo fue entrar en un gigantesco museo de coloridos jardines, exhibiciones de horticultura y programas artísticos y culturales, que no solo nos demuestra nuestra dependencia de la naturaleza, sino también cómo un lugar infértil, como lo fue esa cantera de arcilla, puede ser transformado en un hermoso edén.

Además, solo el diseño arquitectónico de sus gigantescos domos o burbujas geodésicas contiguas y su moderno edificio Core, basado en la estructura de un girasol, son en sí, ¡una impresionante obra de arte!

Y, ¡ni hablar de lo que se ha creado en el interior de cada una de ellas! Hogar de 3,000 especies de plantas, estas colosales burbujas nos sumergen en dos biomas naturales: uno de selva tropical (húmedo) con ecosistemas de Sudamérica, Asia y África y otro de clima mediterráneo (caliente y seco), con hábitats de California y el oeste australiano, donde pude palpar la exuberante vegetación selvática y sentir la humedad, el calor y aroma de la flora de países como Panamá, en uno frío como Inglaterra. ¡Fue una increíble experiencia inmersiva!

Por su parte, el edificio Core mantiene la exhibición permanente Mundos Invisibles (Invisible Worlds), que explora la interconexión de la vida y el medioambiente en cada escala.

En Proyecto Edén, el arte y la biodiversidad se entretejen armoniosamente para hacer un llamado al cuidado de nuestro medioambiente, una mancuerna digna de conocer y disfrutar.

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Soldados de terracota: los guerreros del más allá

¡Ver los Soldados de terracota es una imagen inconmensurable! Pese a estar ubicados en una enorme fosa, siete metros bajo tierra, pude apreciar claramente la magnitud de las largas hileras perfectamente formadas por unas seis mil réplicas de soldados de arcilla de tamaño natural, cuidadosamente esculpidas en posición de batalla y conservadas en sus colores originales como el rojo y el verde.

Pero más impresionante aún es ver sus rasgos faciales y elaborados uniformes según su rango militar. ¡Y pensar que se hicieron en 206 a. C. con el propósito de custodiar la tumba del primer emperador de China, Qin Shi Huang, en el más allá!

Catalogado como uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de este siglo, este imponente ejército terracota fue descubierto en 1974 cuando unos campesinos que cavaban un pozo encontraron de manera accidental una de las figuras que llevaba enterrada más de 2,200 años.

El complejo, conformado por cuatro fosas, el Mausoleo del Emperador, los jardines Lishan y un museo, se encuentran cerca de la ciudad de Xian en el centro de China, donde además de 8,000 soldados de terracota, reúne una caballería con más de 100 animales, 130 carruajes, más de 500 caballos y 40,000 puntas de flecha, espadas, lanzas y otras armas de bronce.

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Museo Vasa: desafiando el tiempo

Hace unos 15 años visité el Museo Vasa (Vasa Museet), donde descansa el galeón sueco de dicho nombre, que compartió el mismo destino que el Titanic al naufragar en su viaje inaugural, pero que contrario al majestuoso crucero británico, ni siquiera alcanzó a salir de las aguas de Estocolmo.

Encargado por orden del rey Gustavo II Adolfo, el Vasa fue construido con el objetivo de formar parte de la armada sueca, cuando en agosto de 1628 zarpó airoso del puerto disparando salvas de sus 64 cañones antes de ser golpeado por fuertes vientos que provocaron su hundimiento.

Solo después de 333 años pudo volver a ver la luz y hoy día es la embarcación del siglo XVII mejor preservada del mundo con 98% de piezas originales y cientos de esculturas talladas para la que se creó especialmente este museo, que busca conservar este gran tesoro arquitectónico y artístico, único en el mundo, cuya singularidad es haberse mantenido intacto después de haber permanecido varios siglos en las profundidades del mar.

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Naoshima: el paraíso del arte

Si bien es cierto que llegar hasta Naoshima desde Panamá es un viaje hasta los confines del mundo, definitivamente es uno que vale mucho la pena para los amantes del arte, la cultura y la naturaleza.

Y es que sus obras se pueden vislumbrar desde antes de atracar en su puerto de Miyanoura, como la enorme calabaza roja de lunares negros, escultura de la reconocida artista nipona, Yayoi Kusama, que no solo me dio la bienvenida, sino que sirvió como antesala de la gran riqueza artística que me esperaba. Porque Naoshima, más que una diminuta isla en el mar interior de Seto es un museo.

La apodada “isla del arte” cuenta con unas 20 exhibiciones que pueden disfrutarse en bici, a pie o en pequeños buses gratuitos. Mi recorrido comenzó a pie con el Proyecto Casa de Arte (Art House Project) en el barrio de Honmura, que reúne una colección de casas abandonadas y talleres, convertidas en galerías, instalaciones y salas de exposición realizadas por artistas nipones y extranjeros, que mezclan la tradición japonesa con el arte moderno.

Y a pocas cuadras, la llamativa instalación artística Casa de baños “I love Yuu”, de estilo kitsch, compuesta por materiales reciclados que, de hecho, se puede utilizar.

Pero aún me faltaban por conocer el museo Lee Ufan, con obras exclusivas del coreano de dicho nombre y el maravilloso complejo artístico Casa Benesse, al que llegué en bus y donde pude apreciar frente al mar la calabaza amarilla de lunares negros de Kusama.

Y la cereza del pastel, el Museo de Arte Chichu, diseñado por el arquitecto nipón Tadao Ando que, con su titánica estructura contemporánea de hormigón, enterrada casi en su totalidad e iluminada por luz natural, superó todas mis expectativas.

Entrar en él fue una especie de ritual, ya que primero debí descalzarme para poder caminar sobre su impoluto piso de mármol blanco y ser escoltada en silencio hacia sus igualmente impolutas salas blancas, refugio de cinco obras de la serie Los Nenúfares, de Claude Monet, y exhibiciones permanentes de James Turrell y Walter de María, que invitan a la tranquilidad y la reflexión.

No me alcanzan las palabras para describir la experiencia tan sublime que viví en Naoshima. Por esto, para comprenderla, es recomendable visitarla.

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Museo del Oro de Bogotá: con brillo propio

¿Se imaginan entrar a un lugar donde todo lo que brilla es oro? Así es el Museo del Oro de Bogotá, custodio de la incomparable colección prehispánica de 33,000 piezas de orfebrería y alfarería de oro.

Narigueras, pectorales, orejeras, diademas, coronas y demás accesorios de oro emanan un brillo sin igual que ilumina cada salón y, además, nos llevan al pasado de diversas comunidades indígenas como la muisca, tairona y quimbaya, así como a un recorrido por sus costumbres, rutina diaria y rituales antes de la llegada de los conquistadores españoles.

Entre las piezas más sorprendentes que expone este museo, se destacan el poporo quimbaya (recipiente ceremonial para el mambeo de la hoja de coca) y la balsa muisca, emblema nacional de Colombia y representación de la balsa de la leyenda de “El Dorado”.

Según cuenta la leyenda, existía un lugar en el nuevo mundo que estaba hecho en oro, así como un rico cacique, llamado Guatavita, quien celebraba una ceremonia cubierto en polvo de oro (color simbólico del sol para los nativos) sobre una balsa en el centro de una laguna.

Deslumbrados con la historia, conquistadores, exploradores y aventureros europeos de inicios del siglo XVI llegaron en busca del mítico cacique y sus riquezas, sin encontrarlo jamás.

Único en el mundo, el Museo de Oro de Bogotá no solo nos invita a valorar una parte trascendental de lo que somos como latinoamericanos, sino también a no olvidar nuestras raíces.

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Museumsquartier MQ: museo de museos

Común es encontrar una barriada conformada por residencias. Sorprendente es encontrar una de museos, ¿cierto? Esto es lo que caracteriza al Museumsquartier, (MQ) en Viena, Austria: un barrio urbano ubicado en lo que antiguamente fueron las caballerizas imperiales del Palacio Real, repleto de museos.

Este amplio espacio cultural de 90,000 metros cuadrados es el octavo más grande del mundo y comprende edificaciones del siglo XVIII y XIX de estilo barroco y moderno, con patios interiores, restaurantes, cafés, estudios de producción y de artistas residentes, zonas de ocio y descanso al aire libre. También contiene variados museos y centros como el Museo de Arte Moderno de la Fundación Ludwig de Viena, el Museo Leopold, el Centro de Danza (Tanzquartier) y el Centro Principal de Arte Contemporáneo (Kunsthalle Wien), aparte de ser sede de eventos como el festival cultural de Viena (Festwochen).

El Museumsquartier, (MQ) es el lugar ideal para hacer una pausa del apresurado ritmo de la capital austriaca y entrar en contacto con la vasta oferta cultural y artística que ofrece. ¡Un verdadero museo de museos que vale la pena conocer!

Nuevas perspectivas

Los ejemplos presentados son prueba de que los museos pueden ser más que lugares de contemplación, llenos de espectadores pasivos en total silencio y tranquilidad.

Cada vez son más los museos que vienen explorando nuevos enfoques e ingeniosas alternativas que nos permitan mirar con otros lentes sus diversas expresiones artísticas e interactuar respetuosa y armoniosamente con ellas, con el fin de despertar nuestro interés hacia ellos y el mundo del arte en general.

Tres museos más para nuestro top ten de museos fuera de lo común:

L’Atelier des Lumiéres, París, Francia: Es el primer museo de arte digital en París y el más grande del mundo, el cual lleva al espectador a vivir una experiencia inmersiva con enormes piezas de arte proyectadas a 360 grados sobre sus paredes, suelos y techos, junto a un sistema de sonido de vanguardia.

Museo del Desierto de Arizona-Sonora, Tucson, Estados Unidos: En 40 acres de extensión al aire libre, el Museo del Desierto de Arizona-Sonora está conformado por una galería de arte, un zoológico, jardín botánico, museo de historia natural y un acuario, creado para la investigación, educación y conservación de la región del desierto de Sonora.

Museo Subacuático de Arte, Riviera Maya, México: Con casi 500 esculturas figurativas de material ecológico ubicadas bajo las aguas entre Cancún, isla Mujeres y Punta Nizuc, el Museo Subacuático de Arte es un espacio artístico ecoamigable, donde el visitante debe sumergirse seis metros o hacer snorkel para verlas.

 

Fotos:

Museos y portada: Getty
Museo del Oro: Gladys Navarro de Gerbaud

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