Construyendo el capital ético de la empresa
“El déficit más grande que hay actualmente en nuestro continente de América Latina no es el déficit fiscal, de balanza de pagos o el déficit comercial. Es el déficit de la ética” opina el Cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga S.D.B.- una de las principales figuras del episcopado latinoamericano y considerado por muchos como uno de los candidatos más idóneos para suceder al Papa Juan Pablo II.
Detrás de su increíble espontaneidad y carisma salesiano, existe una vocación insaciable por la lucha a favor de los pobres y de los derechos humanos. Estas sencillas características no sólo le han colocado en diversos Consejos Pontificios, también han dejado huellas en sus oyentes cada vez que, con fe y convicción, ubica la realidad Latinoamericana en perspectiva, en sus disertaciones. Así fue el impacto que dejó en Panamá cuando recientemente disertó sobre El Estado, La Empresa Privada y el Bien Común, en una actividad a beneficio de la Fundación Amigos de Don Bosco.
Etica y economía: una mutua relación
Consciente del impacto de la ética sobre los negocios, el Cardenal Rodríguez Maradiaga reflexiona acerca de la relación de la ética y la economía como necesaria “ya que la actividad económica es esencial a la actividad humana. La ética se refiere al fin global y fundamental de la actuación humana, que consiste en la realización de la persona. Esto implica, también, una visión correcta de la sociedad como una comunidad de personas que buscan, con el bien particular, también el bien común.” La economía por su parte, explica el Cardenal, “no se propone como finalidad la realización del ser humano o la adecuada convivencia humana; obviamente no lo excluye, pero formalmente no lo propone.”
El Cardenal, quien ha servido como vocero del Vaticano ante el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en relación al tema de la deuda externa del tercer mundo, opina que “cuando se quiere construir una economía sin ética, se nos olvida entonces que hay ciertos aspectos negativos del ser humano como la codicia o la corrupción administrativa, que es lo que ha llevado al desastre a empresas tan grandes como ENRON en los Estados Unidos. Cuando se quiere marginar la ética de la economía, entonces empezamos a sufrir este tipo de consecuencias.” Y es que la crisis de ética corporativa que se ha venido dando en diferentes países en los últimos años, a través de escándalos de corrupción, fraudes, estafas y fracasos financieros sin precedentes, han colocado en primera plana el tema de la ética como el remedio indiscutible para administrar una empresa saludable y como ventaja competitiva para el desempeño de primera calidad.
Fortaleciendo la empresa a través de los valores
Los atroces incidentes financieros de los últimos años han sido consecuencia de lo que el Papa Pablo VI le llamaba “el divorcio entre la fe y la vida”. En sus palabras, el Cardenal opina que esto causa una esquizofrenia ética– “cuando en la empresa o en cualquier otro escenario de la vida se quiere llevar la fe por un lado y la vida por otro, termina la vida un poco desquiciada”. Para lograr construir el capital ético, entonces, es importante que el empresario actual logre conciliar su fe con las prácticas empresariales que establezca como principios.
Para concertar los valores es necesario, de acuerdo al Cardenal, entender que “no es que la fe católica, o los principios éticos que brotan de la doctrina social de la Iglesia, sean un obstáculo para desarrollar la empresa, al contrario. Estos principios se vuelven una fuerza, o sea, la manera con la cual se previenen aquellos males que ha señalado Alan Greenspan: la codicia, la avidez, el buscar dinero por el dinero, no respetar la verdad y la justicia, todo lo que ha causado los crímenes y delitos financieros de los últimos años”. Sus palabras nos hacen cuestionar cuál es la finalidad de la empresa “porque si se vuelve acumular y acumular a costa de la ética, se termina vacío completamente, aunque se tengan cuentas bancarias de muchos ceros.”
La Responsabilidad Corporativa
¿ Cómo transmitir al escéptico la verdadera finalidad de la empresa? De acuerdo al Cardenal, el magisterio del Papa Juan Pablo II promulga que “la empresa es una escuela para compartir”. En lo particular, él considera que “cuando un empresario decide invertir, es lógico que decida buscar ganancias, pero al invertir se vuelve un promotor de trabajo y de desarrollo, porque su capital se vuelve algo creativo”. Esta visión de empresa es lo que define el movimiento de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), donde existe un compromiso de la empresa para el desarrollo de la sociedad en su conjunto: comunitario, ambiental y hacia los colaboradores.
No es raro, entonces, encontrar que un Prelado tan reputado como el Cardenal, tenga opiniones tan sólidas con respecto al rol de la ética y las prácticas responsables de las empresas, considerando que el tema ha logrado ocupar las primeras planas de los medios internacionales. Desde la creación de fondos de inversión de empresas responsables en la Bolsa de Valores, hasta la inserción del tema en la curricula de las mejores instituciones académicas del mundo, la RSE se ha establecido como la tendencia empresarial más célebre desde la reingeniería.
En este respecto, el Cardenal Rodríguez Maradiaga ve la RSE como un signo de esperanza que va entrando lentamente, ya que como todo movimiento de educación “se trata de cambiar la mentalidad del ser humano. Cuando de por sí los seres humanos somos muy egoístas, también estamos negando una dimensión muy rica de la persona que es, precisamente, la comunidad. Por eso, en la doctrina social de la Iglesia se insiste en el bien común, que es el objetivo final de la RSE”.
La búsqueda del bien común es justamente la finalidad de la RSE, como lo pone en evidencia la cultura corporativa de empresas como Fannie Mae, Procter & Gamble, INTEL, Hewlett Packard y Starbucks, entre muchas otras que hoy abarcan de manera estratégica y con visión de sostenibilidad financiera el concepto de RSE. Considerando que en años recientes la Revista Fortune incluso ha añadido a su ranking de las “empresas 500”, clasificaciones como “las empresas más admiradas” y “las mejores empresas para trabajar”, es evidente que la RSE se ha convertido hoy día no sólo en la manera buena de hacer negocios pero, a la vez, en una estrategia de competitividad sin precedentes.
La diferencia del pensamiento y la práctica de la empresa socialmente responsable está en “pensar que al promover una empresa se promueve toda una comunidad, y al promover esa comunidad se alcanzan niveles de desarrollo humano sostenible.” Y no es simplemente el desarrollo sostenible, porque “puede haber un desarrollo puramente económico que sea a costa de la dimensión humana y entonces empobrece en lugar de enriquecer.” Este llamado lo hizo el Papa Juan Pablo II en 1989 en la encíclica Centesimus Annus, a la caída del muro de Berlín, donde advierte acerca del peligro de una globalización puramente económica y deshumanizante. Siguiendo el mismo pensamiento de su Santidad el Papa, el Cardenal por esta razón promueve el hecho de que el ser humano pueda ser solidario. De este modo, opina que la RSE va haciéndose camino y va dando mucha ilusión en la medida de que va corrigiendo algunos de los problemas de la globalización puramente económica.
Los elementos fundamentales
El Cardenal resumió la importancia de construir el capital ético de la empresa con dos elementos fundamentales: la verdad y la credibilidad. La verdad en primera instancia ya que “cuando te falta la verdad se pierde la credibilidad y cuando se pierde la credibilidad, ya no tenemos ninguno de los valores, ya se entra en la cultura de la sospecha, de la desconfianza, de que nadie cree en nadie ni en nada, y entonces vamos a una crisis moral que lleva, tarde o temprano, al fracaso de la misma empresa.”
No cabe duda de que Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, primer Cardenal en la historia de Honduras, esté cosechando con frutos la difícil labor de concienciar al empresariado en nuestros países a través de la palabra y el ejemplo. Quien de niño soñaba tocar el saxofón en una banda o convertirse en piloto, hoy día bajo la solemnidad del Purpurado, nos recuerda “la necesidad de dar pasos hacia un modelo económico sostenible, humanizando la globalización y convirtiéndola en una promesa y un proyecto auténticamente universal.”
Créditos fotográficos:
Foto de Cardenal con el Papa: cortesía del Cardenal Rodríguez M.
Fotos de Cardenal con niños: cortesía de Martín González y Nutre-Hogar.
Fotos de entrevista: Ariel Atencio.