El ABC de la recuperación económica

Ángel Alvarado |

18 junio, 2021

¿Qué implica la recuperación económica? ¿Qué se necesita? ¿Qué acciones conllevan para cada uno de nosotros?

El estado de la economía dicta el tipo de decisiones que, como participantes, dentro de la misma tomamos. En estos momentos, cuando la economía del país busca reactivarse, los titulares, noticieros, debates civiles y asuntos políticos pueden llegar a abrumarnos considerando que aún estamos tratando de continuar con nuestras actividades diarias en medio de una pandemia.

Para entender lo que implica la recuperación económica, mejorar nuestra lectura sobre posibles propuestas de reactivación y brindarles información útil que puedan incorporar a la toma de decisiones de vida y de sus negocios, entrevistamos a Luis Navarro, ingeniero y socio de la firma panameña de consultoría financiera INDESA.

P. ¿Cuál es tu diagnóstico sobre el estado actual de nuestra economía?

R. Crítico, con perspectiva de recuperación gradual. La realidad es que hemos vivido un shock global histórico. La buena noticia es que se han desarrollado e implementado vacunas en tiempo récord y, en el campo económico, se han dado estímulos fuertísimos para que la economía mundial se reactivara lo antes posible.

Haciendo un repaso del 2020, usando el PIB como métrica, nos toca recobrarnos de la mayor contracción que ha tenido el país, en efecto más severa que la Gran Crisis Financiera de 2008 y la crisis de finales de los 80.

Igual que en el pasado, cada una de las épocas de grandes cambios ha abierto nuevas oportunidades para innovar. El 2021 es el inicio de una recuperación de mediano plazo.

La pandemia ocasionó la contracción económica más severa que el país haya experimentado.

P. ¿Por qué la caída de Panamá fue tan estrepitosa versus el resto de los países de Latinoamérica? ¿En qué sectores se espera una recuperación más rápida y en cuáles consideras será más lenta?

R. La ausencia de una infraestructura robusta de salud pública, debilidad institucional y una economía altamente presencial fue agravada por rondas de cuarentenas extremas. Panamá tuvo un proceso de cuarentenas entre las más rigurosas del mundo y en buena parte causa de la gran contracción del 2020. Recordemos que durante algunos períodos estaba prohibido salir a la calle, ir al parque o comprar cerveza en el supermercado.

Los sectores que requieren más tiempo en recuperar su volumen de actividad son los cíclicos y aquellos que dependen de un servicio presencial como hospitalidad, construcción, automóviles, algunas líneas de consumo durables y la banca, entre otros. Sectores de servicios y productos básicos como energía, comunicaciones, combustible, comida y servicios médicos –entre otros– mantienen niveles de actividad.  Se puede decir que son los que se recuperan más rápidamente –inclusive algunos han crecido.

Industrias de servicios y productos básicos, como la del combustible, son las primeras en recuperarse.

P. ¿Qué lecciones hemos vivido en Panamá que nos ayuden?

R. La primera lección que me viene a la mente es a nivel familiar: durante los tiempos de vacas gordas hay que ahorrar para los tiempos de vacas flacas. Dejar un margen de los ingresos familiares para necesidades imprevistas en el futuro. Hay que prepararse no solamente en términos financieros, sino también en mantener un estilo de vida lo más saludable posible. Una vez más, la fábula de la cigarra prueba su sabiduría.

Mucho de esto aplica a nivel de Estado. Panamá, pre-Covid-19, por años ha venido gastando más de lo que produce –a nivel público y privado. La importancia de contar con políticas e instituciones eficientes es imperante. De lo contrario, las condiciones de la población se mantienen por debajo del alto potencial que tiene Panamá.

Una lección valiosísima que tenemos los panameños es la reactivación exitosa que tuvo el país después de la invasión norteamericana en 1989, que inicia como una crisis política y desemboca en una crisis económica. La recuperación se dio sin grandes recursos, megaproyectos o megasubsidios. Lo que nos movió hacia adelante fue la confianza de que podíamos reconstruir Panamá. Esta confianza fue alimentada en buena medida por la combinación de políticas proinversión y las personas que las ejecutaban. Como resultado vivimos un ambiente de relativa certidumbre de hacia dónde iba el país.

A nivel de negocios, vemos una creciente infraestructura local para brindar más servicios y productos online.

El fortalecimiento del negocio en línea ha sido uno de los resultados de esta pandemia.

P. En orden de prioridad: ¿Qué cosas deben ponerse en marcha para la recuperación económica?

R. De orden inmediato toca superar la tercera ola de contagios, que probablemente sea menor a la anterior. Después de casi 15 meses de pandemia, tengo expectativas favorables respecto a un manejo más eficiente desde el punto de vista de salud pública y cuarentenas más reducidas y efectivas.

La recuperación económica ha iniciado, aunque por debajo del potencial. Sería de ayuda anunciar el plan de levantamiento del estado de emergencia decretado en marzo del 2020 y formalizar el plan de levantamiento de las cuarentenas y moratorias formales e informales. Fortalecer un ambiente de confianza es clave para acelerar este proceso. En tiempos inciertos se requiere la mayor certidumbre sobre el plan y políticas de estado. Esto es fundamental para incentivar la inversión, reconociendo que la recuperación depende primariamente del sector productivo, del sector privado.

Una industria muy afectada por la pandemia, pero que ofrece una gran oportunidad para Panamá, es el turismo, que aporta muchos empleos. En el mundo pos-Covid-19 se requiere un reenfoque de mercado, pero me siento optimista por todo lo que Panamá puede ofrecer con sus activos naturales y el rol histórico del istmo.

El turismo, uno de los sectores más afectados, también es uno de los más prometedores a futuro.

P. ¿Qué planes se han puesto en marcha o se están discutiendo a nivel público o privado para atender la lista de prioridades que mencionas? ¿Cuál es tu opinión sobre los existentes? ¿Atienden lo prioritario?

R. Por la estructura del país, Panamá –desde temprano– tomó la iniciativa de establecer cuarentenas, buscar recursos para financiar la caída de ingresos que se anticipaba, legislación para atraer inversión e inclusive legislación de reorganización conciliada, simplificando procesos existentes. Igualmente, como medidas de amortiguamiento se establecieron moras fiscales, bancarias y servicios básicos, entre otros. Estas eran medidas prudentes a las que hace falta añadir un fuerte mensaje de eficiencia en el uso de los recursos públicos.

Me parece que después de un inicio rápido, nos quedan pendientes como país una serie de tareas, entre ellas: un plan público de salida del estado de emergencia, activar un programa que gradualmente acerque el nivel de gastos del sector público al nivel de ingresos y un plan de fortalecimiento institucional.  Definitivamente, existen ‘mangos bajos’ que permiten hacer estos ajustes, aún en un escenario de recuperación.  Y no solo se trata de reducir gastos y aumentar ingresos, se trata de hacer crecer el pastel con medidas que atraigan IDE e IDP, ¡inversión directa extranjera e inversión directa panameña!

P. ¿Cómo podría utilizarse el sistema bancario para reactivar la economía?

R. El sistema bancario ha probado ser resistente y flexible a través de múltiples ciclos, enfatizando que –en el caso de Panamá– el crecimiento económico no depende del crecimiento de la banca, el crecimiento de la banca depende del crecimiento económico. Esta buena dinámica funciona gracias al modelo de mercado de un centro bancario internacional, que atrae depósitos locales e internacionales que exceden la demanda calificada de crédito local.

El sistema cuenta con liquidez y capital para apoyar la recuperación. Mantener esta ventaja competitiva requiere, además, de un buen ambiente regulatorio técnico y fortalecer el modelo de mercado en el que las condiciones de depósitos y préstamos se mueven en función de competencia, que sigue siendo amplia.

En Panamá contamos con un sistema bancario que ha demostrado resistencia y flexibilidad.

P. Los efectos de los planes o medidas de recuperación que se implementen toman tiempo en manifestarse, son efectos que se sentirán a mediano y largo plazo. ¿Qué pueden hacer tanto el sector público como el privado para mantener la actividad económica a corto plazo?

R. El sector público debe evitar declarar cuarentenas generales o excesivas. La realidad es que me impresiona la forma en que la mayoría de la población hemos sido disciplinados usando mascarillas, distanciamientos y ahora vacunas. Creo que esa mayoría merece que se le trate acorde; la minoría que incumple debe rendir cuentas.

Reconociendo las limitaciones de las finanzas públicas, sería oportuno adelantar –con transparencia– la lista de proyectos de asociaciones público-privadas y dirigir mayores recursos a obras que requieran de amplio capital humano, a fin de generar la mayor cantidad posible de empleos a corto y mediano plazo. Esto último se paga con algo de racionalización del gasto público.

A nivel privado ayudaría definir la situación de personal suspendido y, en los casos que el modelo de negocios no da para reincorporarlos, llegar a acuerdos. Frente a la situación que vivimos, todos podemos ser más razonables. Más allá, en aquellos que tienen alguna holgura, es buen momento para adelantar iniciativas de R&D (investigación y desarrollo), proyectos, servicios y mantenimientos que generan empleos. Esto aplica tanto a grandes empresas como hasta en los hogares. Existen grandes oportunidades para ser solidarios con grandes y pequeñas acciones.

P. ¿Cuál sería tu pronóstico de crecimiento del PIB para Panamá en el 2021?

R. ¡Advierto que el negocio de proyecciones es de alto riesgo en este período! Si bien algunos sentimos que la pandemia está pasando por la creciente cantidad de vacunados, la realidad es que en Panamá la mayoría está por vacunarse. Esto es aún más crítico en nuestra región.

El resultado del año dependerá de la velocidad de las vacunaciones, del levantamiento de todos los tipos de cuarentenas y la capacidad de mantener paz social. En un escenario exitoso, con buen rebote, el crecimiento del PIB debe exceder 8%.

Bajo condiciones favorables, el crecimiento del PIB para este año debe superar el 8%.

P. ¿Qué recomendación les darías a los pequeños emprendedores que surgieron entre el 2020 y el 2021 a raíz de la crisis económica y/o la suspensión de su fuente de ingreso principal?

R. Aceptando que los emprendedores de este ciclo nos pueden dar muchas lecciones de sabiduría, comparto dos ideas: primero, la incertidumbre de ser emprendedor la debe compensar la satisfacción de crear valor innovando para nuestros clientes y amigos; segundo, lo ideal es usar un enfoque de portafolio: debemos perseguir alguna idea de emprendimiento aplicable a corto plazo lo que nos permite perseguir emprendimientos aplicables a más largo plazo. Recordemos, el resiliente se hace.

P. ¿Cómo podemos medir los efectos y el avance de la recuperación económica?

R. La recuperación económica debe reflejarse directamente en los niveles de ingresos familiares, como parte de un proceso de varios años. Adicionalmente, la competencia internacional por atraer inversiones y capital humano va a aumentar en los próximos años en la medida en que muchos países trabajan simultáneamente por su recuperación.

Si somos competitivos en las políticas de estado, tenemos una oportunidad de atraer recursos y avanzar más rápido. Reducir el tiempo de recuperación tiene un valor exponencial. Iniciamos la recuperación basados en la economía del pasado, alcanzar nuestro potencial requiere adecuar el país para la economía del futuro, con mayor énfasis en conocimiento, emprendimiento y tecnología.

 

Fotos: Getty Images

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