Jugar o no jugar: ¿Tiene ese dilema?

Elías Cedeño |

23 marzo, 2008

La cancha de Pebble Beach, en California, considerada como una de las diez mejores del mundo, indiscutiblemente resulta impresionante y majestuosa.

El golf libera tensiones, fortalece la concentración, tonifica los músculos y los negocios, y sigue ganando terreno.

La oferta no cesa de crecer. En Panamá se puede jugar golf en la playa, en la montaña, a unos metros de nuestros famosos bosques, cerca de las esclusas de Miraflores, en las afueras de la ciudad, en el celular, en la consola de juegos, en la sala de la casa y hay quien practica un par de golpecitos en la oficina. Los campeonatos nacionales se multiplican con el patrocinio de bancos, empresas de comunicaciones y grupos de ejecutivos. Algunas canchas son públicas, otras son parte de clubes y solo pueden ser utilizadas por los socios. En la inconmensurable oferta inmobiliaria de la capital y el interior, los campos de golf han ingresado como un llamativo valor agregado que atrae a nacionales y extranjeros. Llegan expertos a dictar clínicas de golf y Panamá comienza a perfilarse como sede de campeonatos internacionales. Juegan las niñas, los jóvenes, los mayores, los no tan mayores, y todo indica que aumentarán las filas de aficionados. ¿A qué se debe el auge?

Algunos dicen que muy rápidamente los jugadores desarrollan el gusto por mejorar su desempeño. Y les puede tomar años darse cuenta de que quizás tienen mejores condiciones para otras actividades. “El golf es un juego fascinante. Me ha llevado cerca de 40 años descubrir que no puedo jugar”, ironiza Ted Ray, uno de los grandes, en su libro Golf, My Slice of Life.

Es posible que esa perseverancia o terquedad en mejorar el swing esté vinculada al placer que encuentran algunas personas en concentrarse en lograr recompensas bastante visibles. En el campo, en cualquier momento, un buen golpe… ¡realmente se nota! Otros señalan que el golf es como un gimnasio para las neuronas y las emociones de quienes ocupan o quieren ocupar posiciones directivas. Un estudio de la Universidad Camilo José Cela, realizado en el 2007, concluye que cada sesión implica poner a prueba la fuerza de voluntad y la disciplina, mantener el control de las emociones y ejercitar el autoaprendizaje y la confianza en sí mismo. Para cualquiera es evidente que justamente esas habilidades son necesarias cuando la bola sale despedida en la dirección contraria a la que se espera, lo cual hace que el o los compañeros de juego levanten las cejas y sonrían con compasión o placer, depende de cuán lejos haya llegado la amistad o la bola en el campo.

El golf es distracción, es deporte pero, sobre todo, es pasión, una afición que deleita a infinidad de fanáticos alrededor del mundo.

Llegados a este punto, se recomienda echar mano de dos consejos de profesionales en la materia. El primero: “Olvida a tus adversarios. Juega siempre contra el par”. Es decir, con frecuencia resulta más productivo pasar de los demás jugadores y concentrarse en el número de golpes que –“normalmente”– se requiere para recorrer un campo o llegar a cada hoyo. El segundo consejo es de Bobby Jones y llama la atención sobre el carácter personal y el proceso mental que involucra cada golpe: “El golf es un deporte que se juega en un campo de 5 pulgadas. La distancia que hay entre tus orejas”.

Negocios en el campo

En algunos círculos el golf funciona como una plataforma para hacer relaciones públicas, un espacio para ampliar y fortalecer los contactos para hacer negocios o un saludable preámbulo para agradables conversaciones en torno a una buena mesa. Hay quien considera que en el campo de golf resulta más fácil conocer el carácter de un posible socio que en una sala de reuniones.

El hecho de que jugar golf implica alejarse de los sitios cerrados y evitar molestas interrupciones –léase alejarse de la oficina– y estar en contacto con la naturaleza puede contribuir a generar un clima propicio para conversar. Pero no impide la entrada en escena de personajes que entorpecen el momento. Es posible que usted los haya padecido o alguien le haya contado el vía crucis que significa que se “pegue” a su recorrido un “experto” que no para de hablar, dar consejos y dictaminar sobre todo lo divino y humano. Es algo que no padecen jamás quienes practican la natación. Aunque –hay que reconocerlo– hacer negocios en la piscina no es muy frecuente.

Ambiente y tecnología

Se estima que hoy el golf se practica en cerca de 32,000 campos de diversas formas y relieves alrededor del planeta. Algunos de los más famosos son el Old Course, de Saint Andrews y Muirfield, ambos en Escocia; Augusta National, en Georgia, sede del afamado torneo Masters; Cypress Point y Pebble Beach, ambos en California; Ballybunion, en Irlanda; y Royal Melbourne, en Australia.

Tiger Woods, de Estados Unidos, sigue dejando una marca difícil de igualar. No sólo es la máxima figura masculina en el golf, sino que ha sabido obtener ganancias increíbles con el uso de su imagen.

Gracias a la creciente demanda de los aficionados, la construcción de nuevas canchas repunta enmarcada en una nueva realidad: los modernos perímetros de juego buscan una relación saludable con el ambiente: se utilizan especies de césped más resistentes al sol (requieren menos agua para riego), se siembran especies nativas, en las áreas “rough” se mantiene la flora local y se procura no construir campos ligados a proyectos de urbanizaciones.

La tecnología también se ha fijado en el creciente mercado de aficionados al golf. Investigación, innovación y diseño marcan la producción de materiales para la fabricación de los “clubs” o palos de golf y las pelotas, cuyos hoyos superficiales incrementan la estabilidad de la trayectoria generada por el golpe. Incluso hay nuevos productos como el Radargolf, muy útil para principiantes o para los malos días de los jugadores consagrados, compuesto por una bola y un detector que la localiza rápidamente luego de que usted ha dado alguno de esos desafortunados golpes.

No pasará de moda

Aunque ya no es el juego de ocio de la nobleza, el golf mantiene la ética, la caballerosidad y la pasión que ha despertado desde sus inicios, los que se remontan a la
Roma antigua, a China –con juegos de palos curvados y pelotas hechas de plumas– y a Holanda, ya que su nombre se deriva del vocablo “kolf”, que significa palo o bate. Es,
en definitiva, un deporte que tanto panameños como millones de practicantes alrededor del mundo seguirán disfrutando cada día más.

 

Fama y Fortuna

El golf, al igual que otros deportes, produce celebridades. El famoso del momento es el estadounidense de 32 años de edad, Eldrick “Tiger” Woods, quien se estima que recibe ingresos anuales por encima de los 100 millones de dólares, derivados de premios y patrocinios. Se dice que comenzó a jugar a los dos años. A los 15 años ganó el Campeonato Amateur Junior de Estados Unidos, lo que lo colocó como el jugador más joven en la historia en lograrlo. Mantuvo el título durante tres años seguidos; ganó seis Campeonatos Mundiales Junior; obtuvo el Campeonato Amateur de Estados Unidos, en 1994. Ha sido número uno del mundo durante 215 semanas consecutivas.

Entre las mujeres se destacan Annika Sorenstam, Mickey Wright, Babe Zaharias, Kathy Whitworth y Nancy López. La mexicana Lorena Ochoa es la número uno del ranking mundial femenino. Aparte de imponer marcas históricas, fue elegida por varias agencias noticiosas como “la deportista del año 2007” en el mundo.

Algunas leyendas del golf en la categoría masculina son: Jack William Nicklaus, apodado el Oso Dorado y considerado el mejor de la historia por sus triunfos en 18 torneos “majors” profesionales; Ben Hogan, Sam Snead, Bobby Jones, Gary Player y Byron Nelson, entre otros.

Los mejores del mundo

  • Tiger Woods > Estados Unidos
  • Phil Mickelson > Estados Unidos
  • K.J. Choi > Korea del Sur
  • Jim Furyk > Estados Unidos
  • Vijay Singh > Fiji
  • Zach Johnson > Estados Unidos
  • Padraig Harrington > Irlanda
  • Rory Sabbatini > Sudáfrica
  • Adam Scott > Australia
  • Steve Stricker > Estados Unidos

 

 

Juguemos golf

En esencia, este afamado deporte se practica pegándole fuertemente a la pelota desde el área de inicio o “tee box”. Luego, cuando ésta aterriza, se le golpea sucesivamente hasta aproximarse al primero de los 18 hoyos en el green. Allí se le sigue pegando hasta que la pelota caiga en el hueco y así sucesivamente. La idea es lograr meterla en cada hoyo, con el menor número de golpes, situación que se dificulta por las trampas de arena y agua que comúnmente presenta el terreno. Los puntajes en golf se obtienen sumando el número de golpes con el que se logró meter la bola en cada agujero. Como consecuencia, el puntaje final será la adición de las 18 misiones a cada hoyo. El “par” es la clasificación que se le da a cada hoyo y consiste en la cantidad de golpes para completar cada uno de ellos. Así, los llamados par-3 deben ser completados en tres golpes, los llamados par-4 en cuatro golpes y los llamados par-5 en cinco.

Principales torneos…

  • Masters
  • US Open
  • British Open
  • PGA Championship

 

Fotos:
Foto página 52: © Tony Roberts / Corbis
Foto página 54: © Jim Craigmyle / Corbis
Foto página 56: © Tannen Maury / epa / Corbis
Foto página 58: © Christian Liewig / Liewig Media Sports / Corbis

Lorena Ochoa, de México, es actualmente la número uno del mundo en el golf femenino. Su desempeño es realmente sorprendente y admirable.

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