Las manos mágicas de George Scribner

Vanesa Restrepo de Rinkel |

1 noviembre, 2014

¿Qué niña no sueña con ser Cenicienta, Blancanieves, Elsa o Sofía? Apostaría que todas… ¿Qué niño no fantasea con montar a Rayo McQueen, de Cars, o en conocer a Mickey, junto a sus amigos Pluto y Donald?  Seguro que muchos…

Desde pequeños, crecimos leyendo sus historias y viviendo las emocionantes aventuras de estos personajes de Disney, creados por una imaginación sin límite y unas incansables y talentosas manos, que no solo les dan movimiento, sino vida. Uno de los animadores que día a día respira esta magia, mientras plasma en innumerables dibujos esas maravillosas creaciones que luego serán motivo de alegría para miles de pequeños alrededor del mundo, es George Scribner, quien lleva 35 años trabajando para Walt Disney Studios.

Casado con norteamericana y padre de Lesly, de 34 años, y Laurel, de 30, George nació en la Clínica San Fernando y estudió en Balboa Elementary. “Mi papá es americano y mi mamá de Trinidad. Cuento largo…, pero mi papá se mudó aquí después de la guerra distribuyendo películas para Warner Brothers y lo transfirieron después de un año o dos a la isla de Trinidad, conoció a mi mamá, se casaron y regresaron a Panamá en el año 1949”, comenta con fuerte acento americano, pero con un dejo indiscutiblemente panameño…

Disney

Tras 35 años de trabajar para Walt Disney Studios, George Scribner (a la derecha) sigue sintiendo la misma energía e inspiración que cuando dirigió Mickey’s PhilharMagic, uno de los shows más gustados en Orlando. Aquí lo vemos junto a Mickey, Donald y el director de animación que lo apoyó en este proyecto.

Puntual, agradable y sencillo, George estudió cine en Emerson College, en Boston. Sin embargo, desde pequeño le encantaba dibujar y pintar, así que mientras trabajaba realizando comerciales en Panamá decidió aplicar sin éxito para la posición de “animador” en Disney Studios. “Quería hacer más cosas artísticas y leí un artículo en la revista Film Comment, aquí en Panamá, que decía que Disney estaba buscando animadores, y decidí aplicar. Les mandé varios dibujos y me mandaron una cartita diciendo que no. Ellos te entrenan. La idea era que si había potencial, te llevaban y te enseñaban cómo ser animador”, recuerda George. Pero la negativa no lo desanimó y viajó a Los Ángeles a estudiar animación. “Seguí mandando mi portafolio a Disney y, después de cuatro intentos, me dieron trabajo”.

Roy Disney

George con Roy Disney, sobrino de Walt, quien entonces era presidente del departamento de animación y vicepresidente de la compañía. George lo dirigió en un proyecto para el parque de París y entablaron una buena relación. Dotado de un gran sentido del humor, Roy fue el responsable de hacer a George director de animación en Disney.

Su primera posición fue en 1983 como animador de personajes en la cinta The Black Cauldron, un trabajo que él define como “actuar en papel”. “Había hecho teatro en Theatre Hill, en Ancón, así que tenía experiencia dirigiendo actores y eso, junto con la habilidad de dibujar, fue una combinación que me ayudó a encontrar trabajo en la compañía. Además, me fascinaba la idea de poder ser ´actor en papel´ y la animación, en su mejor forma, son actores con lápiz. Bueno, ahora con computadoras, pero antes con lápiz”, explica.

¡Luces, cámara, acción!

El arte de crear dibujos animados no es tarea fácil. Según Scribner, todo depende de lo complicado de la escena y comenta un dato sorprendente: en una película de 60 a 70 minutos de animación, un animador cada semana dibuja solamente uno o dos segundos de la película. “Ahora, con la computadora es un poquito más fácil, porque te facilita el trabajo, pero en papel toma bastante tiempo”.

Cinco años después de The Black Cauldron, dirigió Oliver & Company, una oportunidad que él consideró como “una en un millón”.  Muchos recordamos esta entretenida cinta sobre la historia de un grupo de perros y un gato en Nueva York. Producirla tomó casi cuatro años y medio. Luego, dirigió el cortometraje The Prince and the Pauper (El Príncipe y el Mendigo), con dos Mickey, el cual se presenta en los parques temáticos.

Su carrera siguió en ascenso trabajando en todo tipo de producciones. “Después de 15 años de trabajar en la división de Walt Disney Feature Animation (Animación de Largometrajes) me transferí a Imagineering, otra división de Disney que hace los parques temáticos, los diseña y construye. Ahí comencé a dirigir películas animadas más cortas para los parques temáticos que iban a estar adentro”.

Entre las varias producciones a su haber se encuentran Dinosaur y El Rey León, donde trabajó junto a celebridades de Hollywood de la talla de Bette Midler, Billy Joel, Cheech Marin, Alfre Woodard y Steve Martin. A este último lo dirigió en una película para celebrar el 50 aniversario de Disneyland. Crear una riña de Steve Martin con Donald Duck sobre quién iba a ser el anfitrión de la historia de Disneyland fue muy interesante.

Uno de los recuerdos más gratos que George tiene es la producción de Mickey’s PhilharMagic, show que todavía es disfrutado por cientos de miles de visitantes en el parque Magic Kingdom, en Walt Disney World de Orlando. “Fue un proyecto que nos tomó tres años para completar. Para probar todo el material antes de enviarlo, tuvimos que construir una maqueta completa del teatro en un hangar de un aeropuerto en Los Ángeles. Fue un espectáculo complicado de armar, pero finalmente resultó una película de diez minutos en 3-D y me siento orgulloso de haber sido su director principal”.

El Panamá que lo vio crecer

George adora Panamá y viene regularmente con su esposa. Y fue precisamente en una de sus visitas al istmo que se topó con la ampliación del Canal. Quedó tan fascinado con la obra que le propuso a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) inmortalizar su construcción en óleo. Una oferta que la ACP no dudó en aceptar. 

Tools

En su taller, hace uso de todas las herramientas disponibles para recordar y plasmar lo que presenció de la manera más natural posible. Jamás deja a un lado su tableta y sus pinceles y lienzos.

“Vengo más o menos dos veces al año por unos diez días cada vez. Me reúno con la ACP y decidimos qué vamos a pintar ese año. Hago estudios y pinto pequeño, y luego regreso a Los Ángeles para pintar los finales. Casi cuando estoy acabando: tomo una foto y se la muestro a la ACP para ver si tienen notas o quieren algún cambio. Es un orgullo ser parte del trabajo de la ampliación del Canal. Estoy en el sexto año ahora. Ya he entregado 20 o 25 pinturas”, afirma Scribner.

De este proyecto artístico nació otro. “La gente de Disney vio la pintura que estaba haciendo para la expansión y pidieron lo mismo para Shanghai”, refiriéndose al nuevo Walt Disney World que están construyendo en la ciudad china.

George confiesa que le encanta pintar construcciones más que cualquier otra cosa. “De niño dibujaba y dibujaba. Pienso que esto es pura práctica. Doy clases de pintura y siempre les digo a mis alumnos: ‘¡Esto es como tocar el piano! ¿Quién se pone a tocar un piano de la nada?’. Esto es práctica y también talento, pero el talento está sobrevalorado”, expresa. “Hay que trabajar”.

En una de sus tantas visitas a Panamá, logró sacar tiempo de su apretada agenda para dar clases de pintura a niños locales. En ellas les enseñó cómo dibujar a Mickey Mouse, entre otras cosas, revelando un dato curioso sobre la figura del ratón más famoso del mundo. “Este diseño tiene  círculos y la sicología de eso es que es acogedor, porque no son ángulos fijos. Hay algo de eso que les atrae a los niños y les calma”, explica.

Un día de George Scribner

Hoy día, George no solamente trabaja como director de animación de los cortometrajes que van a estar por todo el parque de Shanghai, sino también en comisiones para particulares, las pinturas para la ACP y el Disney de Shanghai.

Así que no es de sorprender que pase todo el día dibujando. “En la mañana hago el trabajo para Disney, toda la animación y la dirección que tengo que hacer. Lo que hago para ellos es en esta tablet”, dice mostrando su herramienta más preciada. “Me mandan QuickTime, me mandan películas, hago notas y como esto tiene cámara, actúo frente a ella… y, paralelamente, pinto escenas de la construcción del parque temático de Shanghai. Quieren documentar el esfuerzo que están haciendo en pintura y foto. Somos el fotógrafo y yo”, explica de sus múltiples compromisos.

George Scribner reúne todas las características para desempeñar impecablemente esta compleja profesión. Por esto, al preguntarle qué considera lo más difícil de ser animador, responde sin vacilar: “Encontrar a gente que pueda actuar, que sepa tomar un lápiz y que pueda darle vida a un personaje”. Según él, el entrenamiento de esta técnica invisible nunca para. “Si paras de entrenar, tu carrera se acaba”, concluye este panameño con una manos mágicas para crear.

Fotos:

Cortesía de George Scribner

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