Mis desayunos de los miércoles
A través de un escrito muy sincero, el Presidente de Banco General comparte detalles de su relación con los colaboradores de la institución, mientras nos confía experiencias y pormenores que nos llevan a conocer su clara visión en varios temas.
Los desayunos del señor Humbert con el personal de Banco General transcurren en un ambiente de gran camaradería y confianza. Allí todas las opiniones cuentan.
Me gustaría compartir con ustedes un rato, como lo hago todos los miércoles del año en los desayunos con nuestro personal, a la espera de que ciertas reflexiones, pensamientos y experiencias que a través de los años he ganado les sean de alguna utilidad.
En esta columna que hoy inicia les contaré sobre algo no muy conocido fuera de la institución, pero que en lo personal me llena de gran satisfacción. Hace ya unos seis o siete años, en vista del explosivo crecimiento del personal de Banco General, me di cuenta de que ya no se trataba de una gran familia sino de una megaempresa que hoy cuenta con un poco más de 3000 colaboradores.
Como comprenderán, es imposible conocer un porcentaje significativo de ellos como años atrás. Sin embargo, como sigo pensando que somos una gran familia y hago el esfuerzo para que sea así, decidí buscar la forma de mantener una relación directa con todo nuestro personal.
Se me ocurrió, pues, iniciar una serie de visitas, por invitación, a mi oficina, para conocer a la mayor cantidad posible de colaboradores y encontré una alternativa que me resultó interesante: invitarlos a un desayuno semanal. Senté las bases de manera sencilla: sería un grupo de entre 10 y 13 colaboradores el que asistiría a cada evento -que iniciaría a las 7:45 de la mañana, estimando concluir alrededor de las 9:45-, durante el que podríamos compartir experiencias y conocernos mejor. No habría agenda, simplemente la participación mía al inicio del desayuno y luego, de manera voluntaria, los invitados tendrían la palabra para hacer recomendaciones, presentar quejas o cualquier tema que pudiera ser beneficioso para el personal, el Banco o la comunidad.
Así nacieron los desayunos Colaboradores – Presidencia, que se llevan a cabo los miércoles. A esta fecha, hemos realizado 180 desayunos y, descontando aquellos días que por alguna razón no se pudieron realizar, estimo que hemos podido llevar a cabo un promedio de 46 desayunos cada año, con una participación usual de 11 colaboradores. Por simple matemática, estamos hablando de 1980 colaboradores que han compartido conmigo estos desayunos. Inicio el desayuno explicando la razón de esta reunión. Les digo: «Yo no los conozco a ustedes, pero es de mi mayor interés conocerles aunque fuese por estas dos horas y, a la vez, ofrecerles la oportunidad de conocer un poco más la política empresarial de la organización en la que trabajan». Antes de iniciar nos damos cuenta de que ellos, los once, de cualquier miércoles, no se conocen entre sí. Así que, empezando con el colaborador sentado a mi izquierda, les pido que se presenten: nombre, cuál es su responsabilidad, a dónde trabajan (tenemos muchas oficinas entre sucursales y pisos de administración), años de servicio en el Banco y de esas presentaciones salen muchos temas sobre los cuales elaboramos, porque además resultan de conocimiento para ellos y para mí. Así se da la vuelta a la mesa. no hay pena, todas y todos se expresan con tranquilidad. Terminamos las presentaciones con dos ejecutivas que nos acompañan siempre, una de Recursos Humanos y otra del área de Mercadeo, quienes siempre están dispuestas a contestar alguna pregunta, porque hay algunas para las que yo no sé la respuesta.
Me corresponde entonces a mí hablarles unos minutos sobre el Banco y sus operaciones y resultados de algún periodo, les doy explicaciones sobre los aspectos corporativos: Empresa General de Inversiones, ¿la conocen? La mayoría, no. les explico qué es EGI. Les explico que pertenece a unos 1500 accionistas. Esta empresa fue la dueña del 100% de las acciones de Banco General hasta el 1 de abril del 2007 cuando se integra Grupo Financiero BG. Esta nueva empresa resultó dueña 100% de Banco General y de Banco Continental, hoy día fusionados en el primero. De esta nueva sociedad, EGI mantiene el 61% de las acciones y Grupo Financiero Continental el 39% del capital accionario.
En la presentación de los invitados salen a relucir colaboradores que originalmente proceden de otros bancos que, de una forma u otra, han sido integrados a Banco General.
Les hago un breve recuento de estas adquisiciones y fusiones: la primera fue cuando adquirimos el Banco Inmobiliario que quedaba en la Vía Argentina y que hoy alberga nuestra sucursal allí mismo. Luego adquirimos las oficinas, el personal y los conocimientos de la Sucursal de Bank of America en Panamá. Posteriormente, integramos al Banco Comercial de Panamá (Bancomer).
La Sucursal de Bank Boston Panamá fue la próxima y se culmina con Banco Continental, que ya había adquirido Banco Internacional de Panamá (Bipan), Banco Atlántico, Banco Alemán Platina y Wall Street Securities. Como verán, se trata de diferentes culturas y criterios de hacer negocios, adquiriendo mucho talento y programas que reforzaron los nuestros. Para muchos, estos recuerdos vividos por mí eran totalmente desconocidos.
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Los colaboradores forman parte importante de los pilares sobre los cuales está cimentado Banco General.
Entre los temas que se abordan, se conversa sobre los orígenes de Banco General y cómo la institución ha crecido y se ha fortalecido a través de los años. |
En estos temas surgen muchas inquietudes, preguntas, recomendaciones que nos traen al tema de la responsabilidad social de Banco General.
Les hago un breve recuento de nuestra Fundación Sus Buenos Vecinos, con más de 10 años de incorporada. Les explico que la Fundación tiene un presupuesto de 3 millones de dólares anuales que aporta Banco General. Participa en el desarrollo de unas 200 organizaciones sin fines de lucro, haciendo los aportes más importantes a favor de la desnutrición de niños, ancianos abandonados y, en los últimos años, en educación.
Por iniciativa del Banco y basándonos en el interés del personal de participar en obras sociales se estableció el grupo Vecinos en Acción, el cual cuenta con más de 2400 colaboradores que voluntariamente dedican su tiempo a actividades de la Fundación u otras que nacen del interés de ayudar al prójimo. Actualmente, trabajan activamente en Olimpiadas Especiales, Fundación Amigos del Niño con Leucemia y Cáncer, Hospital del Niño, Pide un Deseo, Casa Esperanza, Nutre Hogar y Un Techo para mi País, así como otras actividades comunes.
Esta parte de los desayunos levanta un gran interés en los asistentes y, en mi opinión, motiva mucho el compromiso con los más necesitados de Panamá.
Se abordan muchos otros temas, pero en este momento les entrego la mesa a mis invitados para escuchar sus inquietudes, sugerencias y una que otra queja. En general, se expresan con confianza, se les escucha con atención y algunas de las cosas que sugieren se convierten luego en política general del Banco.
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En uno de los últimos desayunos, uno de los invitados tomó la palabra para sugerir realizar charlas de Responsabilidad Social Empresarial al personal, lo que me pareció una excelente idea. Pero lo que más me impresionó fue que se ofreció para participar como uno de los oradores del programa. Esta idea la vamos a hacer y Cuco -así es el apodo del colaborador- va a ser una parte importante del programa.
Muchas buenas ideas han salido de nuestros desayunos: ejemplos como el otorgamiento de vales de alimentación a todos los colaboradores con salario inferior a $1,200 mensuales que reciben este beneficio, el cual después de unos 3 años se ha incrementado a $75 mensuales.
Los desayunos han motivado cambios positivos en los programas de salario y en los planes de salud en beneficio de todos nuestros colaboradores. Además, estoy seguro que los desayunos han creado nuevas amistades entre nuestros colaboradores que antes no se conocían y ahora han establecido una comunicación entre ellos.
Podría extenderme en muchos otros ejemplos, pero sería muy largo. Discúlpenme por mencionar un tema adicional que casi ha sido central en los desayunos y es el reconocimiento de que todos somos seres humanos. El colaborador no es un número. es una persona con sentimientos, creencias, fortalezas, debilidades y grandes deseos de superación.
Les hago referencia de la bendición de Dios que tuve de haber trabajado en la industria de la pesca de camarón, en donde el personal de planta eran hombres y mujeres muy humildes pero muy buenos, y con ellos pude palpar la verdadera necesidad del ser humano. Esa experiencia me caló en lo más profundo de mis creencias y eso lo he guardado durante toda la vida. Mis invitados a desayunar aprecian estas historias y desarrollan esa lealtad y cariño con quienes son sus superiores en la escala laboral, porque a nivel humano no hay superiores, todos hemos nacido hijos de Dios.
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Hacer un inventario de los temas más relevantes de los desayunos sería muy largo de detallar, pero para mí el gran logro entre todos es tener la oportunidad de compartir con nuestro personal las convicciones de la empresa en valores y principios.
La honestidad con la cual se llevan los negocios del Banco. Decir siempre la verdad. Ser justos en nuestra forma de tratar al personal, al ser Banco General uno de los más grandes empleadores del país. Atender a nuestros clientes sin engaños publicitarios. No hacer negocios con actividades que, aunque rentables, pueden tener un efecto negativo en la comunidad. Para mí, compartir con mis invitados estos temas llenan el cometido de conocerlos y compartir con ellos esta cultura Banco General.
Continuaré los desayunos, primero Dios, hasta sentirme que he tenido la oportunidad de compartir con todo el personal de la institución, que hoy son 3100, pero que, con el crecimiento del país y el nuestro, serán muchos más en un futuro.
Fotos:,
[1,2,3]: Silvia Grunhut/Space 67,