Orgullo y ejemplo del béisbol panameño

Ana Cecilia de Saldaña |

25 junio, 2011

A pesar de su éxito en las Grandes Ligas, Carlos «Calicho» Ruiz sigue siendo un hombre sencillo y humilde, que no olvida a quienes lo ayudaron a alcanzar sus sueños.

Carlos «Calicho» Ruiz recibe las felicitaciones de los demás miembros de su equipo, los Filadelfia Phillies, después de meter un cuadrangular de tres carreras contra los Dodgers de Los ángeles.

El 26 de junio de 2007 se robó el home en un juego de los Filadelfia Phillies, su equipo, y se convirtió en el primer Phillie en hacerlo en 10 años; el 25 de octubre de 2008, en el Juego 3 de la Serie Mundial, bateó un hit con las bases llenas en la novena entrada, dejando al equipo contrario -los Tampa Bay Rays- en el terreno, hazaña que solo han logrado cuatro jugadores de la Liga Nacional en la historia de la Serie Mundial; en el 2010 se convirtió en el primer jugador panameño en «receptar» un juego perfecto en las Grandes Ligas y tuvo uno de los promedios de bateo más altos para un receptor ese año.

Estas son solo algunas de las razones que han hecho grande al beisbolista panameño Carlos «Calicho» Ruiz, un héroe en Filadelfia y en Panamá. Pero quizás lo que más llama la atención de Calicho es que, a pesar de sus grandes logros deportivos y la adoración de miles de fanáticos, sigue siendo el mismo muchacho chiricano de siempre, humilde y esforzado, que aún valora a su gente. «A mí me gusta mucho el campo y reunirme con personas que han estado siempre en mi vida», nos cuenta Calicho en su casa en Boquerón, Chiriquí, donde nos recibió con el cariño usual de los interioranos.

Lo conocimos junto a su madre, a quien él atribuye buena parte de su éxito, según nos confirma: «Nací con esa bendición de jugar béisbol y era mi ilusión llegar a ser un jugador profesional. el apoyo que me dio mi mamá y Dios me ayudaron a llegar a ese éxito. También muchas personas que me rodeaban, cuando murió mi padre, me apoyaron en esto». Durante la entrevista, pudimos ver el lazo especial que Calicho tiene con su madre, a quien llenaba de abrazos constantemente. Nos contó que cuando está fuera del país extraña mucho sus desayunos criollos y que, cada vez que puede, la manda a buscar para que lo vea jugar en Estados Unidos.

Luego de tres pruebas, su equipo lo contrató para catcher o receptor, una posición nada fácil, porque además de mandar la señal de cada lanzamiento, se tiende a recibir golpes.

En la terraza de su casa en Boquerón, ella ha llenado las paredes con cuadros y fotos de los logros de Calicho, de quien se siente sumamente orgullosa. Calicho destaca que su familia es luchadora y le dio una crianza que le ha permitido ser el mismo de siempre a pesar de los logros alcanzados. Hombre de familia, Calicho es también padre orgulloso de un niño de 9 años y, en marzo de 2011, su compañera sentimental dio a luz a otro varón.

Pero para Calicho nada ha llegado fácil y quizás por eso no subestima su éxito. Comenzó jugando en ligas infantiles en su natal Boquerón, pero no firmó un contrato profesional hasta los 19 años. Tuvo que pasar siete años en las ligas menores -un periodo inusualmente largo- en Estados Unidos y dos veces fue rechazado por los Phillies como segunda base y lanzador, por su baja estatura.

No obstante, su oportunidad llegó en el año 2006, a sus 27 años de edad, cuando Calicho demostró que estaba listo para el reto. «Fueron tres pruebas las que me hicieron al principio, antes de ingresar, y fue para una posición que no jugaba, que era catcher o receptor. Hoy en día todavía no me explico cómo sucedió eso… fue algo que pasó bien rápido y no lo aprendí de una vez, pero sí lo asimilaba todo y cada año iba progresando. Yo creo que la disciplina es lo más importante, es lo que me ha llevado allá», nos comenta.

Y es que la posición de receptor no es nada fácil, porque además de mandar la señal de cada lanzamiento, se tiende a recibir golpes. «Esa es una de las partes más difíciles de ser un receptor, todos los bolazos que uno recibe. Pero al día de hoy ya me siento seguro de esa posición, sé cuando me tengo que quitar… o sea, que es más fácil cuidarse», cuenta.

Para Calicho todo el esfuerzo ha valido la pena, especialmente después de haber tenido la oportunidad de jugar y ganar una Serie Mundial en el 2008. «Fue algo muy especial. Un momento de siempre recordar, todavía miro la foto y me siento muy feliz y orgulloso de formar parte de esa organización», recuerda. Durante esa Serie Mundial, en Filadelfia, Calicho se convirtió en ese improbable héroe, del que no se esperaba tanto, pero que al darle una oportunidad, brilló con su propia luz.

Calicho es, actualmente, un jugador muy cotizado por sus grandes hazañas. Su apego por Panamá es lo que más valora.

Y sus compañeros, al igual que sus fanáticos, lo quieren mucho. Roy Halladay, el famoso lanzador de los Phillies, lo definió muy bien en una entrevista concedida en el 2010: «He sido afortunado de jugar con buenos receptores, pero él es el que más orgullo siente al mandar la señal para cada lanzamiento».

En el equipo se ha ganado varios sobrenombres, incluyendo «Señor Octubre», por su gran desempeño en la postemporada. Pero el que más ha pegado con sus compañeros, entrenadores y la fanaticada de Filadelfia es Chooch. Según Calicho, el nombre viene del ruido que hacen los trenes, el famoso «chu chu», ya que lo comparaban con una locomotora pequeña que jala mucho. Aunque hay otras versiones del surgimiento de este sobrenombre, lo cierto es que el estadio entero de Filadelfia se oye gritando Chooooch, cuando Calicho está en la cancha.

Y es que sus fanáticos son muy apasionados. «La última vez que estuve en una sesión de autógrafos, una fan se me acercó y me dijo: Te amo, ¡cásate conmigo!», comenta, entre risas, Calicho. De forma más seria, añade: «Cuando salgo, a veces que me gritan: Tú eres mi jugador favorito y cosas así, esas son las cosas que me motivan a seguir siendo un buen jugador. Y en Panamá, qué puedo decir, el trato que me dan es algo bien especial para mí».

Y es esa cercanía con nuestra patria, con sus raíces, lo que Calicho más valora. Sus vacaciones en Boquerón son fijas, así como su constante ayuda a la comunidad, a través de aportes al centro de salud, a la Iglesia y a las pequeñas ligas. Una de sus metas, precisamente, es «hacer un estadio con todas las condiciones para las pequeñas ligas, porque ahí yo empecé», según afirma.

Lejos de desligarse de la situación de su distrito natal, ha alzado su voz para pedir que se realicen adelantos en los centros deportivos y en el béisbol en general. «Pienso que ha mejorado un poco, pero todavía hace falta bastante organización. Creo que el béisbol aquí se puede llevar a un nivel mucho mejor pero necesitamos bastante apoyo. No debemos dejar que se pierda porque aquí hay talento y se ve el entusiasmo cuando hay campeonatos».

No hay duda de que Calicho seguirá dando lo mejor de sí en las Grandes Ligas y dejando el nombre de Panamá muy en alto. Para cuando su carrera finalice, desea regresar a Panamá para pasar su vejez en su finca. «Me gusta la ganadería y pasar el tiempo en el campo, invitar a mis amistades para compartir y disfrutar junto a mi familia». Pero todavía falta mucho para este orgullo chiricano. Esta temporada 2011 ha comenzado exitosamente para Calicho, quien promete seguir dando lo mejor de sí en el juego.

Así es Calicho Ruiz, un gran jugador de béisbol, un hombre de familia y del campo, que luchó por sus sueños hasta alcanzarlos: un ejemplo para todos los que tienen grandes metas y un orgullo para nuestro país.

 

Calicho en datos
El año pasado, Calicho Ruiz recibió el Premio Orgullo de Filadelfia (Pride of Philadelphia Award) de parte del Salón de la Fama Deportiva de Filadelfia.
Ruiz fue el receptor en el juego perfecto que tiró el lanzador Roy Halladay el 29 de mayo de 2010 contra los Marlins de Florida.
Carlos Ruiz es el segundo chiricano en participar en una Serie Mundial. El primero fue Omar Moreno.

 


Fotos:

© Matt A. Brown / Icon SMI / Corbis
© Brian Garfinkel / Icon SMI / Corbis
Marcos Bonett

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