¿Qué determina el valor de una obra de arte?
Cualquiera persona que ha comprado arte seguro se ha preguntado en algún momento cómo puede ser que un cuadro valga cien dólares y otro millones. Una obra de arte vale lo que el comprador está dispuesto a pagar. Cada obra original es una pieza única y entre más gente la quiere más sube su precio. Pero no es tan sencillo como suena. Para avaluar el arte correctamente hay que tomar en cuenta mucha información, tanto académica como del mercado del arte actual y del artista, así como de la obra.
El precio del arte puede variar según quién y cómo lo está vendiendo. El valor justo de una obra es lo que llaman “fair market value”. Este valor es lo que debe costar una obra cuando se va a comprar o vender por dos partes que están dispuestas a hacerlo sin ninguna obligación, conociendo bien la información disponible en relación al valor de esa obra. Para determinar este valor, se investigan los mercados actuales, lo cual incluye subastas, galerías, “dealers” y mercados privados. Se toman en consideración varios elementos como: artista, autenticidad, tema, medio, condición, tamaño, calidad, estilo, fecha, historia, rareza y novedad. Veamos cada uno de estos factores más a fondo.
El Artista: Es lo principal al determinar el valor de una obra. Primero se revisa su trayectoria de ventas y casi siempre hay obras similares que se usan como precios de referencia. Hay que entender que hay diferentes categorías de artistas y los precios varían según esto. Hay artistas emergentes, establecidos, y famosos. Los emergentes no son conocidos todavía, y tienen un precio no muy alto que lo establece la galería que lo exhibe, en conjunto con el artista. Los artistas establecidos ya son conocidos y venden en galerías y a través de “dealers” y subastas. Estos artistas tienen precios más altos y tienen mercado secundario, o sea que los precios pueden variar, según quien lo vende o revende. En una subasta, por ejemplo, las obras pueden venderse por mucho más o por mucho menos que en una galería. Los artistas famosos son los más costosos ya que muchos han muerto y hay pocas obras disponibles; los precios varían mucho ya que la mayoría son de mercado secundario y difieren según la obra.
El currículum del artista es sumamente importante al determinar el precio de sus obras. Es importante dónde y con quién estudió, y si ha ganado algún premio o beca. Los que han exhibido en museos conocidos y en galerías importantes tienen precios más altos que los que no han estado tan expuestos al público. Las exhibiciones individuales son más importantes que las colectivas y las retrospectivas en museos son las más importantes para un artista. También es importante quién lo representa. Hay diferentes categorías de galerías. Las que representan a artistas conocidos, y les hacen publicidad, ponen precios más altos desde un principio. Las críticas recibidas en publicaciones también son positivas, sean buenas o malas, ya que de alguna manera son publicidad.
Miremos ahora que hay que tomar en cuenta al avaluar la obra.
Autenticidad: Una obra puede ser espectacular y casi exacta a otra muy famosa, pero si es una copia, no vale casi nada. Cuando está vivo el artista es muy fácil comprobar la autenticidad, pero cuando ya falleció, hay que depender de su familia para que lo haga. Para evitar comprar estas obras es aconsejable comprar arte sólo a gente confiable.
Tema de la obra: Muchos artistas son conocidos por un tema y las obras de ese tema son las más cotizadas y más caras. Muchos coleccionistas quieren obras icónicas en las que se reconozca de lejos quién es el artista, como las obras de sandías de Rufino Tamayo o los “psychological morphies” de Matta. También hay temas que son difíciles de vender y, por lo tanto, tienen un precio inferior. Una obra de un tema religioso de Fernando Botero no se vende tan bien como uno de la serie de la corrida de toros.
Medio: Generalmente una obra al óleo es más cara que una obra en papel del mismo artista. Los óleos toman más tiempo en pintarse y duran más; las obras en papel son delicadas y requieren de más cuidados. Las piezas únicas son más costosas que los grabados ya que de éstos existen múltiples ediciones.
Condición: Una obra dañada siempre vale menos que una parecida en perfectas condiciones. Las obras en papel son las que más fácil se dañan; en ambientes húmedos adquieren manchas de moho y hongos que son difíciles de remover. La luz del sol directo también destiñe y daña el arte. Si una obra ha sido restaurada es importante que se haya hecho de forma apropiada para que no se haya alterado su apariencia original.
Tamaño: Las obras grandes valen más que las obras chicas. Si la obra es muy grande, tanto que no cabe en una casa normal, puede ser difícil venderla.
Estilo: Un buen artista tiene un estilo propio que lo distingue entre todos los otros artistas. Los que copian el estilo de alguien no llegan a valer mucho. También si un artista es famoso por un estilo, como Picasso con el cubismo, el paisaje realista que hizo de joven no tiene el mismo valor que sus obras cubistas.
Fecha: Cada artista tiene una época en su vida donde hizo sus mejores obras. Las obras de esas fechas llevan un precio más alto ya que son las más cotizadas.
“Provenance”: Es la historia de una obra: quién la está vendiendo, dónde ha sido exhibida, en qué publicaciones ha salido, etc. Frecuentemente detrás de los cuadros se encuentran etiquetas de estos lugares y, generalmente, el vendedor debe tener esta información. Esto ayuda a determinar la autenticidad de la obra y también afecta mucho el precio si la obra le ha pertenecido a alguien famoso. Una obra de arte, igual que cualquier objeto que le haya pertenecido a alguien famoso, generalmente se vende por mucho más que el valor real. ¡Hace unos años hubo una subasta de las pertenencias de Jacqueline Kennedy en donde se vendió un collar de perlas falsas por $211,000!
Rareza: Hay obras poco comunes y eso agrega un valor adicional. Entre menos obras existan de algún artista que sea cotizado, más caras son y hay compradores que ofrecen mucho más de lo que realmente valen.
Calidad: Es algo que se entiende después de ver mucho arte. Todos los artistas tienen obras buenas y malas, y los precios varían según esto. Es una opinión hasta cierto punto, pero que los que conocen de arte generalmente comparten. Hay obras que son tan excepcionales que el precio es inestimable; en una subasta, a veces, no se les pone estimado y simplemente se reciben ofertas. Estas obras son las que se deben vender en subasta para que muchos tengan la oportunidad de comprarlas y, a la vez, que el vendedor consiga el mejor precio.
Los gustos, las modas y la situación económica del momento también afectan los precios del arte temporalmente. Sin embargo, hay que saber cuál es el valor justo de una obra de arte y tomarlo en cuenta cuando se está pagando un precio diferente ya que, eventualmente, el mercado se corrige. Afortunadamente, hoy en día hay mucha información disponible que antes no existía. Es por esto que ahora los compradores están más educados, hay menos especulación y el mercado del arte es más transparente y estable.
*Diana Moreinis es asesora de arte. Tiene Post Grado en Historia de Arte y Antigüedades de Sotheby´s Educational Studies en Londres, BA de la Universidad de Georgetown en Historia del Arte y certificado de avaluadora de arte de New York University. Trabajó en Sotheby´s, en Londres, y en Christie´s, en New York. Fue asesora en el Museo de Arte Nacional de Colombia y actualmente asesora al Museo de Arte Contemporáneo en Panamá. Además, asesora a coleccionistas e inversionistas con sus colecciones de arte en Panamá y en otros países. Se le puede contactar en su e-mail: diana@moreinis.com.
Créditos y agradecimientos fotográficos:
Sotheby´s New York («Antes de Paseo», de Fernando Botero, 1984; «Sandías», de Rufino Tamayo, 1953)
Christie´s New York («Endless Nudes», de Matta, 1941; «Contemplando al Contemplador», de Tomás Sánchez)
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