Una casona con historia y tradición

Vickie de Dahlgren |

25 septiembre, 2011

Una maravillosa residencia nos transporta en el tiempo y nos hace recordar melancólicamente lo que fue el esplendor del barrio de Bella Vista.

La fachada de esta magna residencia de varios niveles se caracteriza por sus llamativos arcos, el contraste de la piedra con sus blancas paredes y la agradable sensación que resulta de la exuberante vegetación que la rodea.

Al abrirse el portón de esta elegante residencia sentimos de inmediato una sensación de estar retrocediendo en la historia y de ser trasladados al Panamá de fines de los años 30, del siglo pasado.

La casona está rodeada de un exuberante jardín, que abriga a esta maravillosa obra propia del barrio de Bella Vista, la cual vamos descubriendo de entre el follaje, que parece querer jugar a las escondidas, pues no nos permite ver todo de golpe sino poco a poco y nos dispone a apreciar cada detalle de su arquitectura y el tratamiento de los materiales utilizados en la construcción.

Bella Vista, igual que La Exposición, se desarrolla a partir de 1915, durante la presidencia del Dr. Belisario Porras quien, para celebrar la inauguración del Canal de Panamá, organiza una exposición internacional convocando a países amigos.

Según el arquitecto y doctor en Historia de la Arquitectura, Eduardo Tejeira Davis, La Exposición fue obra del gobierno nacional mientras que el sector privado desarrollaba el barrio de Bella Vista.

Esta hermosa residencia es un exponente de esa arquitectura de la época, que algunos llaman neocolonial, ya que tiene influencia hispana con toques de la arquitectura californiana, puesto que se utiliza la madera, el hierro forjado y la piedra al igual que detalles de cerámicas pintadas.

El terreno quebrado de la propiedad donde fue enclavada la vivienda permitió que se crearan diferentes niveles. Esto, a su vez, le ofreció movimiento debido a que se logró establecer diferentes espacios con techos de largos aleros como protección del intenso sol y de las fuertes lluvias tropicales.

La entrada principal, ubicada en la parte inferior del inmueble, está rodeada por un arco trabajado con piedras y paredes pintadas de blanco que sirven de fondo a una antigua imagen de la Virgen y el niño colocada en un nicho decorado con cerámicas tipo Talavera, con sus tradicionales colores amarillos, azules y naranjas. Una escalinata de dos tramos, resguardada por un portón de hierro, antiguos pisos revestidos en quarry tile y una pared de piedra, todos originales pero muy bien mantenidos, nos guían hacia el primer piso, permitiéndonos observar la construcción desde diferentes ángulos, pudiéndose notar cómo esta estructura ha sido actualizada para cubrir las necesidades de nuestra vida moderna, pero siempre respetando el espíritu original de la casa.

Al llegar a la parte central, nos recibe una galería con atractivos arcos repitiendo, de forma armoniosa, el uso de la piedra y del hierro, tanto en su enrejado como en las lámparas que ofrecen una cálida iluminación. Esta área se convierte en el eje de la residencia, ya que además de ser una zona de esparcimiento desde donde se domina casi por completo el frondoso jardín, su propósito primordial es servir de punto de distribución de la vivienda. Y es que el bien definido diseño en forma de C ubica las habitaciones a un lado y, totalmente opuesta, están situadas las áreas sociales.

“La casona está muy arraigada a nuestra familia”, nos comenta la dueña. “Para mi bisabuelo, este proyecto significó muchísimo, estuvo involucrado desde la compra del terreno. Para desarrollar los diseños y planos comisionó a un arquitecto europeo, los trabajos de construcción fueron adjudicados a la conocida firma Arango y Lyons, pero él siempre estuvo coordinando la selección de materiales, acabados y de todos los detalles relacionados con los trabajos. Lamentablemente, murió recién terminados los trabajos, lo que no le permitió disfrutar de esta espléndida obra. Aquí vivieron mi abuelo y mis tíos, mi padre y luego, mi hermana y yo, pasamos nuestra niñez disfrutando de este fascinante entorno. Ahora una nueva generación crece disfrutando en este oasis ubicado en el corazón de Bella Vista”.

Un agradable patio interior une las áreas sociales con las habitaciones. Esta es una zona de esparcimiento que integra el jardín con el interior de la residencia y nos remonta a otra época, en la cual era más común contar con estas estancias.

El área social

Dos grandes puertas de madera de balaustre nos invitan a pasar al área social. Accedemos a lo que originalmente era una gran logia perimetral que bordea el comedor principal y la sala en su parte interior, pero sus gruesos muros exteriores parecen brotar de la naturaleza que lo rodea, mientras enormes arcos colocados de forma ordenada permiten que se pueda apreciar el fantástico espectáculo que ofrece el extraordinario jardín, cuya luminosidad se cuela entre su denso follaje.

En estos ambientes interiores se mantienen los materiales que hemos encontrado en el resto de la residencia, logrando un orden e integración en los acabados. Serán los muebles, accesorios decorativos y piezas de arte los que imprimirán un aspecto diferente pero muy elegante. Los altos techos son decorados con vigas de madera que los adornan y los pisos de quarry tile son decorados con grandes alfombras orientales, brindándole calidez al ámbito.

Las paredes están decoradas con una variedad importante de obras de arte, algunas muy antiguas, de arte religioso de la escuela cuzqueña, y otras modernas, de conocidos artistas locales y extranjeros.

Arriba: El elemento central del área social es la sala, espacio de gran amplitud en el que se conjugan diversos estilos y cuyo donaire principal recae en el color rojo de sus sofás y poltronas.
Abajo: La antigüedad se viste de gala con la combinación lograda en uno de los tantos rincones de la casa.

El amoblado ha sido hábilmente fusionado. Encontramos piezas de mobiliario antiguo tapizado con modernos tapices, muebles de estilo renovados y piezas contemporáneas, lográndose que todas generen un conjunto muy agradable y actual.

Creando un efecto espejo, los arcos de la logia se repiten en los accesos a la sala principal. Aquí, nuevamente se aprecia el estilo ecléctico en la decoración que hemos encontrado en los interiores.

Son varios los elementos antiguos que decoran el espacio. En un rincón observamos una figura de alabastro formando un conjunto espectacular junto con dos sillas de estilo acabadas en dorado, siendo el toque de modernidad el material muy actual color turquesa en que están tapizadas. En otro rincón, frente a uno de los tantos arcos que bordean y dan claridad al aposento, dos sillas con abundantes detalles y tapizadas con tonalidades verdes acompañan una antigua mesa redonda donde reposan piezas de gran valor para los propietarios.

 

Dos importantes ambientes se crean en la parte central del salón: a través de piezas de estilo, renovadas en sus acabados y sus tapices de ricas telas y vibrantes colores, que a su vez coordinan de manera exquisita con los muebles de tipo más contemporáneo que completan esta agradable sala de estar.

En el comedor, un impresionante “chandelier”, el rojo de las paredes y el negro de los muebles crean un ambiente único y diferente del resto de los ambientes encontrados en el interior de la residencia.

 

Una variedad de mesas de diferentes tamaños y estilos, colocadas en cada ambiente, ofrecen un gran número de objetos decorativos que enriquecen el estar. Pero el toque que enciende la chispa es el color rojo, en variados tonos utilizados en los géneros en el que han sido revestidos los sofás y poltronas, el eje central para lograr de este aposento un área hermosa, interesante, con historia y mil detalles encantadores.

Para volver a la cordura, se colocaron de forma simétrica dos espejos venecianos, que cuelgan sobre dos mesas también de espejo y, como tono de color, dos regias ánforas en tono turquesa cierran de manera espectacular este gran recinto de estar.

Pasamos al comedor, también con altos techos trabajados en escayola creando una cúpula desde donde pende un impresionante “chandelier” de cristal cortado. Las paredes han sido pintadas en un rojo chino contrastando con el negro de las bufeteras, siendo el soberbio juego de comedor Art déco una pieza única. Como centro de mesa, un adorno de flores tropicales, del jardín, ha sido colocado en una ponchera de plata sobre un espejo ovalado, para adornar la mesa. En una esquina se aprecia un lindo espejo antiguo, Art déco, que da la sensación de estar curioseando lo que ocurre en este ambiente encantado, ya que está colocado de forma estratégica, reflejando cada detalle de esta estancia. Un cuadro de Miky Fábrega, con fondo blanco y variados colores, imprime el toque moderno al salón comedor.

La residencia es un oasis de verdor en el centro del área de Bella Vista. Sus propietarios aprecian el valor de las antiguas construcciones que un día fueron el alma de este barrio capitalino.

Regresamos a la logia perimetral y nos llama la atención una escalera con un atractivo barandal de hierro forjado que nos conduce al punto más alto de la propiedad. Allí encontramos un muy bien equipado gimnasio con una vista espectacular, creo sin equivocarme que debe ser una de las mejores del barrio de Bella Vista. Desde este punto se aprecia todo lo que rodea la propiedad, antiguas casas, algunos edificios de arquitectura bellavistina y más lejos podemos apreciar los nuevos rascacielos de nuestra ciudad.

Las generaciones jóvenes que hoy habitan en esta fantástica residencia son muy conscientes de que el barrio debe ser mantenido y protegido. Como nos comentaron: “Los amantes de Bella Vista somos personas que apreciamos la bella arquitectura y la historia de estas antiguas construcciones, por lo que consideramos deben ser protegidas para mantener este legado cultural”.

Fotos:
Silvia Grünhut, Spac

 

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