LA SOÑADORA DE ZIMBABUE
Una mujer que nació y creció en condiciones de miseria extrema llegó a realizar estudios de doctorado y nos comparte su visión de cómo combatir la pobreza. ¿Cómo lo logró y qué lecciones tiene para enseñarnos?
En mayo de 2011, en un programa especial, la famosa conductora de televisión Oprah Winfrey anunció quién había sido su invitada favorita durante los 25 años en los que su programa había estado al aire: la doctora Tererai Trent. Ningún presidente, famoso actor de Hollywood o premio Nobel se comparaba con haber conocido a esta mujer extraordinaria. Quizás porque representa lo más bueno que tiene el ser humano; o porque su historia es de fortaleza, esperanza y determinación, y es el sueño que todos tenemos para los más necesitados.
Tererai Trent visitó recientemente nuestro país como invitada especial al evento de celebración del segundo aniversario de United Way Panamá. Reflexionó, primeramente, sobre algo que venía pensando mientras se dirigía al evento: ¿quién habría imaginado que una niña pobre, de un pueblo rural de África, estaría algún día en Panamá para dirigir unas palabras a un salón lleno de altos ejecutivos? Pero ahí estaba, con un mensaje claro y preciso: la única forma de romper el ciclo de la pobreza es a través de la educación. Ella, quien recientemente recibió su doctorado de la Universidad de Western Michigan, es una prueba viva de ello.
Su historia de vida es extraordinaria. Nació y creció en lo que hoy es la República de Zimbabue -antes, Rhodesia- en el pueblo remoto de Matau, sin agua potable, electricidad o sanidad, en una cultura machista y un país en guerra. Se le prohibió ir a la escuela por ser niña y se autoenseñó a leer mientras le hacía las tareas a su hermano. «Recuerdo vívidamente ver el libro de mi hermano y ver las figuras y las palabras y no poder conectarlas. Quería tanto poder conectarlas. Solo de acordarme me dan ganas de llorar», recordó. Su padre accedió a dejarla ir al colegio por dos cursos escolares, pero a los once años la casaron con un hombre mayor que abusaba físicamente de ella por querer una educación. Al cumplir 18, ya tenía tres hijos.
Actualmente, la doctora Tererai Trent viaja alrededor del mundo para impactar vidas a través de sus charlas y de los programas de la Fundación Tinogona, que significa «es alcanzable», y que creó para hacer una diferencia en los más necesitados. Su historia ha sido reconocida y admirada públicamente en innumerables ocasiones, entre otros, por la famosa presentadora Oprah Winfrey.
Sin embargo, esas ganas de estudiar y aprender que tenía desde niña, siempre estuvieron con ella. «Yo sabía que mi sueño de educarme sería la única forma de salir de la pobreza», nos cuenta Tererai en una entrevista exclusiva.
Un día, años después, una mujer de la fundación Heife Internacional visitó su pueblo y le preguntó: «¿Cuál es tu sueño?». Tererai contestó: «Quiero ir a Estados Unidos, hacer una licenciatura, una maestría y un doctorado». Su madre, al escucharla, le hizo escribir sus sueños y enterrarlos bajo una roca. «Cuando enterré el papel con mis sueños debajo de esa roca mi madre me dijo: ‘Si tú crees en este sueño de obtener una educación y lo alcanzas, no solo vas a cambiar tu futuro, sino el de todas las vidas que han salido de tu vientre y de todas las generaciones venideras. Lo que quieres lograr, es lo que cambiará tu entorno». Y es que Tererai describe la pobreza de una manera particular. «Cuando uno nace en pobreza es como una carrera de relevo. Mi bisabuela corrió toda su vida hasta que le pasó la antorcha a mi abuela, mi abuela hizo lo mismo con mi madre. Pero mi madre no me la quiso pasar a mí. Me dijo que yo podía romper ese ciclo».
Después de escribir sus sueños, Tererai comenzó a trabajar como organizadora de comunidades para Heifer Internacional y otras organizaciones cristianas. Ahorró todo lo que pudo y comenzó a tomar cursos escolares a distancia. Con la ayuda de esta fundación y personas que creyeron en ella, en 1998 fue aceptada en la Universidad de Oklahoma State y al decidir mudarse insistió en llevarse a sus hijos, por miedo a que su esposo los casara (él también la acompañó). Con la ayuda de vecinos y de Heifer Internacional, Tererai logró recaudar $4 mil para viajar a Estados Unidos con su esposo y sus cinco hijos.
A través de la Fundación Tinogona, la Dra. Trent está construyendo nueve escuelas en las áreas rurales de Zimbabue y se enfoca en ayudar a niñas y a mujeres que, como ella, carecen de oportunidades para salir de la pobreza.
Ya en ese nuevo país, y mientras estudiaba, en ocasiones tuvo que tener tres trabajos a la vez para mantener a su familia. Pero logró, en tres años, obtener su licenciatura en educación agrícola. En el 2003, obtuvo su maestría y ese mismo año su esposo fue deportado por abuso. Ella siguió estudiando y, con la ayuda de diversas personas y fundaciones, se encaminó a cumplir sus otros sueños.
El camino no fue fácil. Sin embargo, a pesar de las dificultades, veintiún años después de enterrar ese pedazo de papel, la ahora doctora Tererai Trent regresó a su pueblo natal, lo desenterró y pudo poner un ganchito al lado de cada sueño cumplido. ¿Cómo logró esto? «No tenía otra opción que mantenerme fuerte y alcanzar mis sueños», dice. «Muchas veces me quise dar por vencida, pero los recuerdos de abuso, el matrimonio en mi niñez, mis años de analfabetismo y las reglas y normas de una cultura patriarcal, siempre estuvieron presentes y vívidos en mi memoria. A pesar de mis circunstancias, lo que más quería en el mundo era cumplir mis sueños».
Tererai contrajo nupcias con Mark Trent, un patólogo de plantas a quien ella conoció en la Universidad de Oklahoma mientras estudiaba. Luego siguió estudiando, enfocándose en su tesis doctoral sobre programas de prevención de VIH/Sida para mujeres y niñas en el África subsahariana.
Hoy en día, trabaja con Heifer Internacional, organización que la ayudó económicamente para obtener su doctorado. Tiene un compromiso de dos años con ellos.
En un evento organizado por United Way Panamá en nuestro país, Tererai Trent compartió sus vivencias y su visión sobre el poder de la educación.
SU ÚLTIMO SUEÑO
El día que Tererai Trent recibió su diploma como doctora, se puso a trabajar en un nuevo sueño que ella ve como el más importante de su vida. «A pesar de haber cumplido mis sueños, es mi último sueño el que me ha dado más alegría: de volver a mi comunidad, especialmente para aliviar la situación de mujeres y niñas. Aprendí desde temprano que mis sueños personales tendrán mayor significado cuando están conectados al mejoramiento de mi comunidad. ‘Esto’, dijo mi madre ‘es crear una vida con sentido’».
Para esto, la doctora Trent creó la Fundación Tinogona, que significa «es alcanzable». En uno de sus últimos programas, Oprah Winfrey volvió a invitar a la doctora Trent y la sorprendió con una noticia que le ayudaría a cumplir su último sueño: una donación de $1.5 millones para construir escuelas en las áreas rurales de Zimbabue. Hoy, la Fundación Tinogona ejecuta un programa educativo cuyo objetivo es mejorar el acceso y la calidad de educación en comunidades rurales. En asociación con la Fundación Oprah Winfrey y Save the Children, está reconstruyendo nueve escuelas y capacitando a docentes, beneficiando a casi 4,000 niños y 125 maestros.
Pero, además de esto, hoy la doctora Trent da charlas motivacionales alrededor del mundo, con un mensaje poderoso. Todavía hay millones de Tererai Trents en el mundo. Hay millones de niñas y niños que no asisten a la escuela, que no tienen acceso a servicios básicos y que necesitan un mundo que trabaje en conjunto para darles la oportunidad. «No soy una persona extraordinaria. Soy una persona ordinaria que tuve la fortuna de encontrarme con oportunidades y personas que me ayudaron», dice.
«Creo que nuestra sociedad está ciega acerca de la verdadera importancia de la educación. La educación les da a los individuos las herramientas necesarias para trascender la pobreza, participar en la toma de decisiones y proveer una mejor calidad de vida para ellos, sus hijos y futuras generaciones. Educar es liberar y liberar es permitirle a las personas ¡alcanzar sus sueños!», nos dice. Y para ello, añade, los educadores son clave. «Los educadores son mis héroes más grandes. Tuve una maestra que me apoyó para que mi padre me dejara ir a la escuela. Gracias al apoyo de un maestro dedicado que creyó en mí, hoy tengo un doctorado. Los educadores son la piedra medular de nuestra sociedad», concluye.
La vida de Tererai Trent es un ejemplo de cómo debemos atacar la pobreza: educar para empoderar. Su mensaje es universal y la historia de Tererai tan impactante que ha sido documentada en el libro Half the Sky (La mitad del cielo) y reseñada en el New York Times. Pero ella, más que nada, quiere que el mundo trabaje unido, de forma interdependiente, para erradicar la pobreza y que su historia de vida tenga sentido. «El mundo no se puede olvidar de los más necesitados», nos dice Tererai. Estamos de acuerdo.
Fotos:
Cortesía de United Way
© Lynsey Addario / VII / Corbis