No olvidar sus raíces los hará triunfar…
Con motivo de la inauguración de la exhibición de Isabel de Obaldía, titulada «Fragmentos de Guerreros», presentada en el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá, contamos en meses pasados con la visita de la prestigiosa galerista Mary Anne Martin, propietaria y directora de la Galería «Mary Anne Martin Fine Art» de la ciudad de Nueva York.
Mary Anne Martin es una de las galeristas de arte latinoamericano más reconocida a nivel mundial y su galería, ubicada en Madison Avenue, es líder en la lista de las mejores de arte latinoamericano en los Estados Unidos. Aparte de ser una experta en la materia, Mary Anne representa artistas mundialmente reconocidos como Alfredo Castañeda, Elena Climent y Gunther Gerzso. Maneja, también, obras de grandes maestros como Rufino Tamayo, Diego Rivera, Francisco Toledo y Frida Khalo.
¿Cómo y cuándo comenzaste a trabajar con arte latinoamericano?
«Mi entrenamiento académico fue en Historia del Arte. Luego trabajé en Sotheby´s, la casa de subastas, por muchos años. Llegué a fines de los años 60, estuve allí por trece años, y durante mi quinto año en el empleo hice un viaje a México. Eso fue en 1974 y quedé totalmente asombrada con su arte, su comunidad artística y con los mismos artistas. Para mí, ir a México fue un despertar, porque podía ir a una galería y comprar algo si lo quería; para mí esa accesibilidad de precios era algo nuevo. Me fui interesando más y más en el arte mexicano y tuve la idea de llevar una subasta de pintura mexicana a Sotheby´s. Esta tuvo lugar en 1977. El resto es historia. Desde 1979, Sotheby´s celebra subastas latinoamericanas dos veces al año».
¿Cuándo decidiste independizarte e iniciar tu galería?
«Eventualmente creamos un Departamento Latinoamericano y éste se convirtió en mi verdadera pasión. En algún momento, en 1982, o quizás un poco antes, me di cuenta que realmente no habían galerías ni en Nueva York, ni en el país, dedicadas exclusivamente al arte latinoamericano y que allí podría haber un espacio para mí si dejaba Sotheby´s. Sentí que podía abrir una galería para mostrar arte latinoamericano, tanto clásico como de artistas vivos. De esta manera, el público podría ver obra 12 meses al año, en vez de dos veces al año».
¿Cómo ha cambiado ese mercado latinoamericano los últimos 20 años?
«Primero que todo ha crecido, porque el arte es de primera. Hay talentos genuinos en Latinoamérica y también artistas latinos que trabajan en otros países pero mantienen vivos sus vínculos con América Latina. Hoy día son muchos más aceptados por museos y por la gente que organiza ferias de arte. Lo otro que ha cambiado enormemente, al menos para mí, es que a nivel de público se ha pasado a una nueva generación. Yo realicé que teníamos que despertar y comenzarle a mostrar este arte a una nueva generación, y eso es lo que hago desde entonces».
¿Quiénes son algunos de los nuevos artistas con que trabajas y qué criterios utilizas para escoger un artista?
«Yo soy una persona conservadora. Yo no creo que el arte contemporáneo debe echar a un lado la tradición que lo precede. Tiendo a interesarme en artistas que también vienen de una tradición y que le hacen honor a ella y que, a la vez, son artistas en una forma nueva y original. Isabel de Obaldía es un buen ejemplo de este tipo de artista. No hay nada destructivo en lo que ella hace y está muy consciente de lo que hacen sus colegas y de la historia del arte. Ella está creando algo nuevo en vidrio, una técnica que es muy difícil de dominar. Es inspirador ver trabajar y comprender la dificultad de crear cosas nuevas. (En mi opinión, ella está transformando una técnica que para mucha gente del «mundo del arte» es dudosa). He escuchado a muchos críticos de arte y galeristas decir: «no queremos tener nada que ver con vidrio». En la mente de esta gente es más una artesanía que un arte, y mucha de la gente que sobresale en esta técnica están creando object d´ art y no hay duda de que es una observación válida.
Pero lo que Isabel está haciendo, ella es tanto pintora como escultora, es que ha escogido el vidrio como su medio de expresión, por la claridad y luminosidad de esta técnica y porque puede hacer cosas con ella que no podría hacer en bronce, hierro, arcilla o algún otro material. Lo que hace es muy complejo y se ha ganado el respeto, tanto de la comunidad del vidrio como del mundo del arte en general. Ella es una escultora de primera categoría y está siendo percibida y aceptada como tal. Este es el tipo de artista que yo acepto. Me gusta trabajar con artistas con los que siento que puedo tener una larga relación, porque es un trabajo muy difícil, especialmente en Nueva York. Representar a un artista es un gran compromiso».
Y una gran inversión…
«Bueno, es casi lo mismo. No es cuestión de recibir unos cuadros y colgarlos en la pared. Eso no es ser un galerista, al menos para mí. Necesito conocer y respetar al artista con quien voy a trabajar y estar preparada, en la mayoría de los casos, a pasarme diez años promoviendo a un artista nuevo antes de que el público comprenda la obra que se está mostrando. A menudo hay que mostrar al artista múltiples veces antes de que el público comience a entender de qué se trata. Muchos ven la obra 3 ó 4 veces antes de estar listos para comprar o incluir un artista en su colección.
Aparte de estos gastos, ser galerista en Nueva York es muy caro. Los barrios de galerías tienen alquileres muy altos. Además, hay los gastos generales de operación, que incluyen la producción de catálogos, propaganda, promociones de todo tipo, inauguraciones, personal, seguros y fotografía. En el caso de los artistas jóvenes, no es aconsejable presentar a un nuevo talento a precios incosteables. Hay que mantener los precios a nivel razonable, lo que significa que, aun vendiéndolo todo, y por lo general esto no pasa, vas a perder dinero porque cuesta más mantener la galería abierta mensualmente, de lo que se pudiese ganar presentando a un nuevo artista. Para mí esa parte de mi galería, dedicada a artistas más jóvenes y obra nueva, es verdaderamente la parte que es una labor de amor. Y, en muchas formas, que creo que es muy justo, el artista mayor está manteniendo al más joven. Vendes un gran cuadro de un artista muy famoso o fallecido y la ganancia de esta venta a menudo ayuda a la galería a producir nuevas exposiciones, y así se balancean las cosas».
Alfredo Castañeda es uno de esos artistas importantes con el que has tenido una larga relación. Háblanos de él.
«Alfredo Castañeda es muy popular. A la gente, o le gusta mucho su trabajo, o lo odia. Pero si te atrae, en realidad lo amas. En Panamá hay muchos coleccionistas de su obra. El es en alguna forma místico. Algunas personas piensan que sus obras son surrealistas, y que son existencialistas. Comenzamos a trabajar con él en 1983 y hemos presentado exposiciones como cada tres años desde entonces. Tuvimos una exposición en Nueva York hace un par de años para conmemorar su 30 aniversario como pintor. Hemos trabajado con él y con su galería en México, la famosa «Galería de Arte Mexicano», por muchos años. El es un artista que realmente respeto».
¿Qué artistas jóvenes latinoamericanos te interesan actualmente? ¿Tienes alguna recomendación que darnos?
«Estuve pensando en este tema anoche. Yo realmente no quiero jugar a los nombres. Primero, porque uno puede equivocarse y, segundo, porque hay tantos artistas talentosos trabajando actualmente y siempre alguien se queda sin mencionar. Lo que encuentro asombroso del arte panameño y latinoamericano es la variedad y amplitud que presenta. Yo probablemente no soy la galería a la que acudiría alguien que busca videos, instalaciones o arte conceptual y, sin embargo, respeto mucho lo que está sucediendo en estos medios. Yo formo parte del Comité de Selección de la feria «Art Basel Miami Beach» y vemos cientos y cientos de aplicaciones y algunas obras son verdaderamente magníficas. Creo que el artista tiene que encontrar al galerista correcto para él, porque hay un interés mutuo que tiene que existir… no es exactamente una proposición comercial, como he dicho. Realmente no tengo nombres específicos que darte, pero yo si creo que lo que he visto, y que me ha dado una tremenda satisfacción a través de estos veinte años en el negocio, es la aceptación y elevación de muchos artistas latinoamericanos talentosos a lo que llamamos el «mainstream» del arte. Creo que a veces el peligro que existe para estos artistas es el de sentirse que tienen que ser tan contemporáneos que se diluyen. Creo que la individualidad de un artista viene, entre otras cosas, de comprender sus orígenes y llevarlos a un nuevo público. Yo cuestiono la idea de un estilo internacional de arte contemporáneo, creo que es un grave error. Creo que mi pronóstico de que los artistas que serán recordados son los que no han olvidado sus raíces será confirmado en el futuro».
* Directora de la Galería Arteconsult.
Créditos fotográficos:
Foto de Isabel De Obaldía trabajando: Memo Guevara
Fotos de Mary Anne e Isabel en Museo: Ariel Atencio
Foto de Mary Anne y Gerzso: Cutty McGil