Cuando nuestras palabras transforman vidas

Gladys Navarro de Gerbaud |

1 julio, 2014

Una de las mayores satisfacciones que he tenido en estos veinte años me vino por sorpresa, un día cualquiera, con una llamada telefónica inesperada. Al otro lado de la línea escuché una voz femenina que, sin mayores pretensiones, me felicitaba por la revista. Sentí satisfacción y me alegré pues, como en otras ocasiones, este tipo de halagos se reciben casi con el orgullo de una madre.

Pero lo que vino después fue un regalo que nadie jamás me podrá comprar. Con una voz suave y pausada, una amable señora me explicó que mis palabras le habían cambiado la vida. En los minutos siguientes me confesó que, tras muchos años de sufrimiento y desilusión por no poder quedar embarazada, a sus manos había llegado el artículo: “¿Quién le da la oportunidad a quién?”, publicado en la revista En Exclusiva de junio de 2001. Luego de leerlo, ella y su esposo decidieron empezar el proceso de adopción de su hijo, que en el momento de la llamada ya rondaba los ocho años.

Me quedé de una pieza. Sabía que a través de las páginas de una publicación el autor lograba crear una conexión íntima con el lector y recibía una oportunidad única de influir en los demás. Sabía, también, que un escritor enlaza las necesidades de unos con otros y transmite historias que se repiten una y otra vez a lo largo de la vida de millones de personas alrededor del mundo. Sin embargo, jamás imaginé lo real que esto podía llegar a ser, tan real como escuchar a una madre hablando de su hijo –al que adoraba– y remontándose a la información que la había hecho dar un paso tan importante para tenerlo. Unos meses más tarde, me topé en internet con el comentario de una persona a quien un artículo que escribí para la edición de diciembre de 2003, “Mamás especiales”, había marcado e impactado. Se trataba de una madre cuya bebita tenía parálisis cerebral y quien se identificaba plenamente con una de las mamás que entrevisté. El año pasado, alguien me dijo que había realizado un viaje maravilloso al suroeste de Francia porque se había entusiasmado con un artículo que publicamos en junio del 2012.

Hoy, al celebrar el vigésimo aniversario de la revista En Exclusiva, me pregunto en cuántas vidas hemos influido con los cientos de historias y miles de páginas publicadas a lo largo de estos veinte años. En lo personal, me siento muy afortunada y agradecida con cada una de las personas que con una sinceridad y transparencia muy loables nos han permitido sentarnos frente a ellas y ahondar en sus sentimientos, experiencias, desgastes, sueños, sinsabores, logros y metas, con el fin de enseñar a los demás un pedazo de esa realidad que todos vivimos, ese camino recorrido, esa esperanza de mejores días y ese sentimiento de paz por haber hecho las cosas como se deben hacer.

Podría mencionar el asombro que sentí cuando Scott Ford me contó sobre su adicción y cómo haber caído hasta el fondo le había permitido recuperarse y salir adelante con el apoyo incondicional de sus padres; o la admiración que me embargó cuando una sonriente Ana Lucía Vlieg sostenía a su tierna e inquieta hija Luciana, criatura que disfruta y cría a plenitud haciendo caso omiso a su invidencia; podría también pensar en el aplomo de Daniela Chapman, quien con solamente siete años me contó –en su lenguaje de niña– lo que le pasaba, y tanto yo como el resto de los lectores comprendimos lo difícil que tuvo que ser para ella enfrentarse a la realidad de enseñarles a los demás que la psoriasis, lejos de hacerla menos, fortalecía su espíritu y su carácter para enfrentar los retos que luego llegarían. Definitivamente, Dios ha puesto gente maravillosa frente a mí y frente al equipo de la revista.

A lo largo de estos veinte años, En Exclusiva ha sido un vehículo de comunicación positiva que busca dejar una huella en la comunidad panameña. Y es que esta revista nació con la filosofía de promover los mismos valores y principios éticos con los que Banco General comulga. Desde el día uno se ha buscado que esta publicación presente temas auténticos, que enseñen y enriquezcan, que nos hagan mejores seres humanos. Todas las historias de éxito y superación, de retos y perseverancia, así como las innumerables puertas que hemos abierto para conocer iniciativas, lugares y temas interesantes, a la vez que novedosos, tienen un porqué.

Durante estos últimos veinte años me casé, tuve tres hijas, despedí a dos abuelos, así como a seres muy especiales; también gané nuevos lazos familiares, valiosos amigos, así como maestros que han ido moldeando mis pasos. He tenido enriquecedoras experiencias, he conocido lugares, culturas y seres humanos que no esperaba encontrar. Y es que de eso se trata la vida; la mía y la de cada uno de ustedes, queridos lectores. Se trata de descubrir algo nuevo cada día; de sentir que estamos en este mundo por una razón; de hacer el bien sin pensar a quién; de trabajar para hacer nuestros sueños realidad; de estar pendientes de nuestros seres queridos; de superarnos y trabajar honestamente, en nuestro pequeño círculo y por nuestro país.

Quizás nuestras historias no salgan publicadas en la revista, pero son igual de importantes y válidas. Como cualquier gran escritor, somos testigos y con nuestra actitud impactamos las historias que a diario pasan frente a nuestros ojos, de aquellos que nos acompañan en nuestro recorrido por este mundo. Valdría la pena preguntarnos cómo estamos moldeando nuestro destino, mirar hacia atrás para analizar qué lecciones nos ha dejado la vida –como verán en un artículo que presentamos en esta edición–; valorar nuestro presente y planear cómo queremos que sea nuestro porvenir.

Muchas cosas han cambiado en estos veinte años desde que –en junio de 1994– el primer ejemplar de la revista En Exclusiva fue publicado. Ya no trabajamos con dummies de papel y montones de disquetes, ni hay que usar fax para confirmar que el material llegó a la imprenta. Pero seguimos manteniendo algo que jamás cambiará, y que ha permeado desde el primer día gracias al liderazgo de Federico Humbert y Raúl Alemán, y al trabajo del Comité Editorial y del equipo de producción: nos esforzamos, con la misma ilusión de la primera publicación, por poner en sus manos un contenido de calidad, donde lo bueno es un privilegio que hay que seguir promocionando, porque siempre lo positivo es mejor para el espíritu y para todos como sociedad. ¡Gracias por acompañarnos en este camino que hoy llega a dos décadas!

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