¡Ellas corren!

Marti Ostrander de Carney |

16 noviembre, 2017

Ser maratonista no es cosa fácil, pero quienes se apasionan por esta disciplina lo disfrutan enormemente y se sienten muy bien. Cuatro panameñas nos cuentan sus historias.

Para muchas personas, correr 42 kilómetros en tres horas y media es inimaginable. Es como correr desde San Francisco hasta Chorrera, o desde Divisa hasta el final de Santiago. Y, si eres mujer y mayor de 33, 45 y 55 años, se complica más.

Pero este no es el caso de Melanie Boyd, Marisa Díaz, Marlene Bravo de Méndez y María Ortiz. Todas han corrido varias maratones internacionales; algunas acaban de correr el maratón de Nueva York, el 5 de noviembre, y en abril del 2018 van a correr el maratón de Boston, el más importante de todos. Allí no hay “lotería” para clasificar, es un puesto que se gana. Y las cuatro han ganado su ranking dentro del mundo de las maratonistas panameñas, a punta de sudor.

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Un maratón consiste en correr una distancia de 42.195 metros (42 km y 195 m) sin parar. El maratón es un deporte olímpico que existe desde finales del siglo XIX. Sin embargo, era solo para los hombres. Las mujeres incursionaron en los maratones olímpicos por primera vez en 1984. Y es que, para una mujer, correr es más difícil por la fisionomía. El tamaño del corazón, las hormonas y la grasa corporal hacen que sea más difícil (los hombres pueden correr más duro por más tiempo).

A estas cuatro deportistas, madres, y profesionales, lo que más les cuesta es madrugar. Despertarse a las 4 a. m. para ir a correr, a veces solas, y luego regresar a trabajar o a atender la casa no es fácil para nadie. Comer saludable también es un reto: pocas grasas, cero azúcar, muchos vegetales y un balance de proteínas y carbohidratos, a diario, con las tentaciones de hoy día, demanda mucha fuerza de voluntad.

Melanie Boyd

“Cada mañana, en África, despierta una gacela. Sabe que debe correr más rápido que el león más rápido o morirá. Cada mañana se despierta un león. Sabe que debe correr más rápido que la gacela más lenta o se morirá de hambre. No importa si eres león o gacela. Cuando sale el sol, mejor es que estés corriendo”.

Para Melanie Boyd, lo que comenzó siendo una prueba para sí misma se ha convertido en un estilo de vida. Tanto, que ha logrado clasificar para el maratón de Boston –lo equivalente al Mundial para los corredores.

Ella agarró sus zapatillas por primera vez en el año 2007, un mes después de dar a luz a su segundo hijo. “Mi hermano y mi papá corrían, y yo siempre fui deportista, así es que sentí que yo también podía… subestimé el deporte por completo, pensando que yo podía correr una carrera de 5 kilómetros solo porque sí. Pero bueno, diez años más tarde aquí estoy”, cuenta.

Melanie en el maratón Mountains 2 Beach, en California.

De 33 años, ella corre al menos cuatro veces por semana –unas 16 horas–, entre 50 y 60 kilómetros. Esto cuando no está entrenando para alguna carrera grande. Cuando se prepara para un maratón, desde 5 meses antes corre hasta 35 kilómetros al día y, como mínimo, 10 kilómetros. “Es bastante más complejo que simplemente salir a correr. Aparte de que hago pesas. Corro con mi equipo Extreme Team, cuyo entrenador es Emmanuel Lemma, y aparte tengo un grupo de muy buenas amigas que son parte del equipo y corremos juntas por todos lados, que lo hace aún más divertido. Hemos conocido Panamá a punta de zapatilla”. Las ampollas nuevas, las lesiones y el calor panameño no hacen más fácil la corrida.

Es madre de tres hijos y para ella es crucial que la familia esté en el mismo estilo de vida, sobre todo la pareja. “No tanto que le guste correr, pero que comparta contigo la pasión por lo que haces. A Roberto, mi esposo, le encantan los deportes y siempre me ha apoyado. De vez en cuando me acompaña a correr. Y es mi mayor fan. Cree en mí más que yo. Para mis hijos es normal que yo corra. No conocen otra cosa”, asegura.

Melanie corre en la categoría más difícil, que es la femenina de 18 a 34 años. Ha corrido tres veces el maratón de Chicago, la primera vez en el 2008. Se preparó para el de Nueva York, pero por el huracán Sandy no logró correrlo. Este año hizo Mountans2Beach, en California, y con ese hizo su mejor tiempo y logró clasificar al de Boston, que es en abril del 2018. Pero sus planes no se quedan allí, ella espera correr los seis maratones más importantes del mundo: Chicago, Nueva York, Boston, Berlín, Londres y Tokio. ¡Lleva uno y va para el segundo!

Su recomendación para quienes quieren comenzar en el deporte es que consigan un buen entrenador que los pueda guiar poco a poco. “Nadie empieza de cero a cien. Y si lo haces, prepárate para regresar a cero, porque el cuerpo pasa la factura. Hay que hacerlo poco a poco y con cautela. Quizás si no haces nada, empezar caminando-corriendo. Y partir desde allí. Y hacer pesas. Que es muy aburrido, pero es la receta para estar fuerte”, cuenta. “Al final se trata de eso, de hacer algo que te haga feliz, pero poner tus prioridades en orden”.

Marisa Díaz

“Insistir, persistir y nunca, nunca desistir.”

Marisa Díaz representó a Panamá en el Ironman de Florianópolis, Brasil, ha corrido el maratón de Chicago y fue campeona nacional de triatlón.

A sus 46 años, Marisa Díaz es la pionera de las mujeres maratonistas. Ha corrido tres maratones en Panamá, el maratón de Chicago, el Ironman de Brasil, en Florianópolis, (3,200 metros nadando, 180 kilómetros en bicicleta, y luego los 42 kilómetros corriendo), y acaba de terminar el maratón de Nueva York este 5 de noviembre.

“Es un sentimiento de satisfacción muy grande de cumplir con el objetivo de entrenamiento previo y disciplina de meses anteriores… Me llena de vida”.

Ella trabaja tiempo completo como gerente de mercadeo en una empresa de artículos deportivos, y es madre de un niño.

Toda su vida ha estado involucrada en algún deporte: en tenis, corriendo, nadando, bicicleta. “Regresando de la universidad, en 1994, me dije ‘hasta aquí llegó mi gordura’, y me metí al gimnasio a hacer ejercicio diariamente en serio”. En el 2001, descubrió el triatlón: correr, montar bicicleta y nadar. Pidió una bicicleta prestada, “y me encantó. Hice todos los triatlones que se dieron en Panamá del 2001 al 2008. En esos tiempos fui campeona nacional de triatlón”, cuenta.

Pero montar bicicleta se estaba poniendo peligroso y no tenía tanto tiempo para nadar, así que desde el 2010 se dedica a correr y hacer maratones, alternando con crossfit.

“Cuando corro me siento feliz, me siento libre, que puedo correr una ciudad completa, conocer una ciudad corriendo. Lo hago por salud, por mantenerme, por comer más por aquí y por allá, pero porque se siente superbién. Correr es parte de mi día a día, igual que bañarme y lavarme los dientes; tengo que hacer ejercicio todos los días”, dice.

Y su familia la apoya 100%. Su esposo, Carlos, también corre, y su hijo Ricardo corre en carrera de niños. Ellos dos le hicieron barra a Marisa en el recién pasado maratón de Nueva York. Su hijo la acompaña con su bicicleta los sábados cuando la corrida no es muy larga (10 kilómetros).

Para el maratón de Nueva York, entrenó siguiendo el plano que le mandaron de NY Runners. Le tocó entrenar sola, porque ella “mete la corrida en el tiempo que pueda; dependiendo del trabajo me organizo para también estar con mi familia, así que me toca correr o tempranito en la mañana, al mediodía o en la tarde”.  Los domingos sí busca compañía para entrenar, ya que son corridas de al menos 21 kilómetros. Ella entrena en total unas 14 horas a la semana.

“En resumidas cuentas, corro por salud, porque me encanta, porque me siento feliz, porque me desestresa, porque me mantiene con energía y me hace feliz. Mi prioridad es la salud”.

Marlene Bravo de Méndez

“Un hombre se convierte en lo que piensa de sí mismo. Si yo sigo diciéndome que no puedo hacer algo, es posible que termine siendo incapaz de ello. Por el contrario, si tengo la creencia de que sí puedo hacerlo, seguramente, adquiriré la capacidad para hacerlo, aunque no la haya tenido al principio”. M. Gandhi.

Marlene Bravo de Méndez en la meta de la maratón de New York.

A sus 55 años, Marlene Bravo de Méndez acaba de correr su primer maratón internacional: el de Nueva York. “Siempre he sido deportista, el deporte es un estilo de vida para mí. Me distrae, me relaja, hago nuevas amistades.  Me gusta montar bicicleta e ir al gimnasio cuando me queda tiempo”, cuenta.

Así, en el 2006 se animó al medio maratón de Miami, y como le gustó tanto siguió entrenando. Participó por dos años en el medio maratón de Hacienda San Isidro, donde obtuvo el primer lugar en su categoría. Eso la motivó a trazarse una meta más ambiciosa: el maratón de Nueva York, que tuvo lugar el 5 de noviembre.

Ella inició corriendo con un grupo de colegas del trabajo; se reunían en la cinta costera con su entrenador. Allí practica seis veces a la semana un promedio de 10 kilómetros diarios con su Extreme Team, siguiendo un plan de entrenamiento diseñado por su entrenador, Emmanuel Lemma. Corre en la Cinta Costera, Clayton, el Causeway y en Costa del Este.

Y la familia la apoya 100%. “Mi esposo Raúl dice que él es mi “trainer”; mi hijo, mi gran inspiración; mis padres con su positivismo me han apoyado y me motivaron a seguir con el proyecto que me había forjado de lograr el gran maratón de New York”, cuenta. Como a las demás, le cuesta levantarse al alba, y las ampollas son los sacrificios diarios.

Ella les recomienda a las personas comenzar poco a poco. “Con persistencia logras dar pasos que se van convirtiendo cada vez en más y más pasos hasta lograr correr distancias que nunca imaginaste. Todo va evolucionando y saliendo de manera natural. Si te enfocas en trabajar duro, con disciplina y perseverancia, puedes lograr las metas que te propongas”.

María Ortiz

Mente fuerte, piernas rápidas”. “El límite es mental”.

María Ortiz ha corrido tres maratones internacionales, y su meta es participar en los seis más importantes del mundo.

María Ortiz tiene 45 años y comenzó a correr casi que sin darse cuenta. “Empecé corriendo poco; lentamente fui aumentando los kilómetros, participando en carreras y un día me emocioné, me senté en la computadora y terminé aplicando al maratón de New York. Claro que me ayudó mucho pertenecer a un equipo; cuando corres acompañada es fácil encontrar a alguien que te inspire, te apoye y te ayude a mejorar. ¡Fui muy afortunada! ¡Entré a la lotería y en mi primer intento salí! Fui parte del 18% entre los 80,000 aspirantes que aplicaron ese año”, cuenta.

Ella añade que el “running” la encontró a ella, y fue presión de grupo. “Un día, en mi trabajo, dos de mis socias dijeron (no preguntaron) que teníamos que correr 5 kilómetros las cuatro juntas. A mí ni siquiera me gustaba correr, yo solamente obedecí y empecé a correr. Esos 5 kilómetros los hice más caminando (casi que en puntitas) que trotando, pero los terminé feliz, me sentía la ganadora de la ‘carrera’”, cuenta.

Desde el 2014, María está en el Extreme Team, y corre 5 o 6 días a la semana. De lunes a viernes entrena en la cinta costera corriendo entre 10 y 12 kilómetros y los fines de semana corre más largo en diferentes lugares, como Clayton, Gamboa o hasta trillos en el interior del país.

Para María, las “madrugaderas” (se levanta a las 4 a. m., para llegar a su trabajo a tiempo) y la comida es lo más difícil. Dice que se sabe la teoría de memoria, que es comer saludable. Eso implica muchos vegetales, proteínas, y no grasas ni azúcares. “La práctica… es lo más difícil para mí, me encanta comer (burundangas incluidas) y me cuesta resistirme a las tentaciones”, comenta.

El apoyo que les da su familia es importante para que estas corredoras hagan lo que aman.

Y la familia también ha tenido su precio. Ha tenido que pedir ayuda para recoger a su hija en sus clases y sacrificar un poco de su tiempo, porque no solo es correr, también es entrenar, asistir a fisioterapeutas. Pero ella tiene la ventaja de que su esposo, Eric, también corre.  “Con mi esposo aplica lo de pareja que corre unida permanece unida… De hecho, él empezó antes que yo. Los dos nos entendemos y acompañamos. Nuestra rutina ha cambiado bastante, nos acostamos temprano y, si salimos, regresamos temprano”, cuenta.

María corre en la categoría de 40 a 45 años, y ya corrió el Maratón de Nueva York, el de Chicago y el de Mountasn2Beach, en California. En este último hizo su mejor tiempo, y quedó de segunda en su categoría. Con este tiempo clasificó a Boston. Y después también quiere correr los de Tokio, Londres y Berlín para terminar los seis maratones más importantes del mundo.

Su recomendación a quienes quieren iniciar en el deporte es que busquen compañía. “Un grupo de amigos, un equipo, que se pongan las zapatillas y se inscriban en una carrera; es más divertido y es más fácil mantenerse disciplinado cuando tienes una meta”.

Fotos:

Frank Málaga (Boulevard Costa del Este)

Cortesía de las entrevistadas

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