Haciendo patria…

Gladys Navarro de Gerbaud |

15 noviembre, 2016

Una de las mayores satisfacciones que he tenido a lo largo de los últimos 23 años surge de conocer de primera mano las pequeñas y grandes cosas que suceden o simplemente existen a nuestro alrededor para luego transmitirlas a través de estas páginas con el fin de enriquecer sus vidas también.

Se le podría llamar trabajo, aprendizaje continuo o un gran privilegio. Lo cierto es que este ejercicio continuo me ha permitido tener acceso a un sinnúmero de personas que cada día se empeñan en hacer las cosas bien, en dejar un legado, en producir una diferencia en las vidas de los demás. Y, sin quizás saberlo ni planearlo, esos héroes anónimos que deciden ser honestos, que trabajan de sol a sol para lograr que sus hijos algún día los superen y que se ofrecen de voluntarios para ayudar a personas con rostros desconocidos, sin más alardes ni anuncios ni arrogancia, van haciendo patria al andar.

Así lo percibí al conocer a Luis, Joshue, Katherine y Eric, cuatro jóvenes músicos colonenses orgullosos de sus raíces, con un positivismo y una energía contagiantes que mueven montañas. Me impresionó su sencillez, su pasión por lo que hacen y, sobre todo, su determinación por transmitirles a otros niños y jóvenes que con esfuerzo y disciplina todo se puede lograr. Mientras los escuchaba, comprendía que esa es la mejor medicina para acabar con la mediocridad, la corrupción y el juega vivo; esa actitud triunfadora y sana innata en quienes no por ser sencillos dejan de ser grandes.

Pero la cereza del pastel la obtuve cuando, gracias a otra historia que les presentamos en forma exclusiva, entré en la Catedral. Allí, ínfima en una estructura añeja y repleta de historia, experimenté la satisfacción que se siente cuando te dan una buena nueva. Porque aunque ahora mismo todo está en un desorden con orden, el caos de un trabajo de restauración no solo vaticina que más pronto que tarde podremos disfrutar de una Catedral renovada, sino que refleja el valor de la perseverancia y el aplomo que se contagia a la hora de querer salvar lo nuestro.

Nuevamente, es a través de esas pequeñas y grandes cosas que suceden que hacemos patria. En este mes que festejamos nuestra independencia como nación los invito a meditar acerca de cómo cada uno de nosotros podemos, día a día, hacer patria y retribuir parte de lo que nos ha regalado este gran país que nos vio nacer. Los insto a no solamente soñar con un mejor país, sino a convertir ese sueño en parte de nuestra rutina diaria, con acciones grandes y pequeñas que resulten en cambios tangibles para beneficio nuestro y de las generaciones por venir. ¡Manos a la obra, porque patria somos todos!

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