Seguir aprendiendo…

Gladys Navarro de Gerbaud |

7 marzo, 2016

Cada día se nos presentan infinidad de oportunidades para dejar nuestra huella en los demás y para que el mundo deje una huella en nosotros. Así de simple. Si en cada amanecer recordáramos esto y, aparte de agradecer al Señor por permitirnos vivir, nos concentráramos en realmente aprovechar estas bendiciones, nuestra existencia sería más plena y estaría repleta de valiosas enseñanzas.

Recientemente, mi hija mayor regresó del servicio social, una experiencia que la llevó a las montañas de Cañazas a convivir por tres semanas con quienes valoran y agradecen hasta los gestos más sencillos que uno pudiese imaginar. Aparte de madurar y entender de primera mano una realidad tan lejana como certera, noté que en ella floreció una semilla de inconformidad, en el buen sentido de la palabra. Después de todo, ¿cómo es posible que suceda que mientras acá las preocupaciones mundanas se mezclan con el bullicio del tráfico, allá el sonido de los pájaros y el viento veraniego enmarquen una realidad en la que todos los miembros de una misma familia comparten un pequeño aposento de quincha mientras luchan para subsistir? “Hay que hacer algo, tienen que educarse para superarse…”, le decía una voz interior, una que espero la acompañe durante toda su vida y le recuerde, tanto a ella como al resto de los jóvenes panameños que año tras año se salen de su zona de confort para colaborar con quienes no han tenido sus mismas oportunidades, que todavía queda mucho por hacer en nuestro país.

Educarse para superarse, esa es la clave. Esa simple receta, que a mi hija le llegó con rostro de niña y la responsabilidad de ayudarla a pasar el año escolar, en Banco General ha llegado de diversas maneras… pero hay una muy especial que vale la pena mencionar. Se trata de las Becas Sus Buenos Vecinos a la Excelencia, un programa que empezó hace seis años y mediante el cual en el 2016 se graduarán 46 jóvenes cuya educación secundaria en escuelas privadas ha sido costeada por la Fundación Sus Buenos Vecinos. Cada una de esas vidas y las de los otros 138 muchachos que forman parte de este programa a nivel nacional, que les permite educarse mejor para superarse, está siendo transformada para bien. Y es que los valores y enseñanzas que guían la institución y que son promovidos a través de los diversos temas de esta publicación no son negociables.

Es nuestro deber seguir aprendiendo, nutriéndonos de conocimiento y entendiendo lo que sucede a nuestro alrededor para convertirnos en entes de cambio positivo en la sociedad. Por un lado, es nuestra responsabilidad devolver con creces lo que se nos ha dado o, en otras palabras, dejar huellas palpables en quienes nos rodean. Por otro, debemos tener una actitud abierta para absorber lo que se nos presenta, asimilarlo y permitir que la semilla plantada en nosotros germine en terreno fértil. Tanto cuando damos como cuando recibimos, el denominador común es el aprendizaje, uno que debe ser constante y que se debe acompañar de una actitud abierta frente a las nuevas experiencias. Siempre y cuando estemos dispuestos a abrir nuestro corazón y nuestra mente, seguir aprendiendo será parte del trayecto que día a día recorremos. Y la decisión de aprovechar estas oportunidades, o no, está en cada uno de nosotros.

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