Un “bucket list” de prioridades…

Gladys Navarro de Gerbaud |

11 julio, 2016

Mucho se ha escrito sobre el famoso “bucket list”, aquel conjunto de cosas que cualquiera quisiera hacer antes de morir. Los deseos son tan variados como personales, desde recorrer el mundo hasta escribir un libro, escalar una montaña o, incluso, tirarse en un paracaídas. No está mal tener dicho listado, pero pienso que pudiéramos ir más allá. En realidad, deberíamos ir más allá…

No tengo nada en contra de las redes sociales, pero a veces siento que no puede resultar sano que todo el día nos pasemos viendo lo que otros hacen, cómo lo hacen y dónde lo hacen. Si nos guiamos por lo que allí vemos, muchas decisiones podrían tomarse siguiendo a la manada, una manada cuyos integrantes tienen perfiles virtuales maquillados que parecen una absoluta maravilla −nada más lejos de la realidad−. En esta conexión constante, podríamos perder la perspectiva de qué es lo realmente valioso en nuestra vida y caer en el error de elaborar un “bucket list” plagado de sueños inalcanzables o que simplemente no valen la pena. No porque todo el mundo hace algo, ese algo está bien.

Al escribir estas líneas, no dejo de pensar lo positivo que sería que cada uno de nosotros pudiera abandonar ese comportamiento grupal para, a conciencia, elaborar un “bucket list” de prioridades, una lista especial y única de aquellas cosas que son esenciales que logremos en nuestras vidas más allá de viajes y aventuras, eso que queremos hacer para trascender, para dejar un legado, para forjar un mejor futuro o, simplemente, para que por ello nuestros hijos nos recuerden.

¿Tu prioridad es ser una persona íntegra, honesta, que inspire respeto? ¿Es criar hijos con carácter que sepan decir “no” ante las tentaciones? ¿Es cambiarle la vida a alguien? ¿Es dormir con la conciencia tranquila? ¿Es lograr terminar una carrera o seguir superándote como profesional? Reflexionar sobre lo realmente importante para cada uno nos brinda la oportunidad de actuar acorde a lo que queremos ser y no lo que otros quieren que seamos. El hecho de que nadie es eterno hace aún más esencial que pensemos si lo que estamos haciendo hoy es lo correcto, porque no sabemos en qué momento se nos acabará el permiso para transitar el mundo terrenal.

Estos temas me vinieron a la mente porque, mientras preparaba esta edición, hubo ciertos artículos y protagonistas muy inspiradores. En primer lugar, el análisis que hace el Vicepresidente Ejecutivo y Gerente General de Banco General, Raúl Alemán, sobre la integridad y lo esencial que es tomar en cuenta cada pequeña cosa que hacemos, me pareció fabuloso. Reflexiones como: “El éxito es más dependiente de ´el cómo´ logramos nuestras metas y objetivos, que de ´el cuánto´ y ´el qué´”, y “La integridad no se pierde de un solo golpe sino poco a poco, con comportamientos en temas de bajo impacto que uno tiende a justificar, lo que hace que cuando tiene la prueba de fuego no la pase” son enseñanzas de vida para cualquiera que quiera dejar una huella en este mundo.

Por otra parte, conocer a una joven de la calidad de Dianisbeth Acquire, cuya tenacidad, inteligencia y deseos de superación la llevaron a vencer cualquier dificultad que se le presentara, me llenó de satisfacción. A ella le dieron las alas y aprendió a volar.

Hay muchos temas interesantes y enriquecedores en esta edición. Y, lo más importante, es que detrás de cada uno hay algo que aprender y, ojalá, también haya algo que pudiésemos meter en nuestro “bucket list” de prioridades.

 

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